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¿Los políticos? ¡Los responsables!

Como bien lo sentenció Alfonso Martínez Domínguez: “Los buenos políticos no son los que resuelven los problemas, sino los que saben crearlos…”

Si todos los políticos coinciden en que la catástrofe educativa es el origen de la inmensa mayoría de nuestros males, ¿entonces por qué integramos un país de reprobados? ¿Crearon artificialmente el conflicto y más tarde ya no supieron ni como resolverlo? ¿Son tontos o se hacen…?

Como bien lo sentenció Alfonso Martínez Domínguez: “Los buenos políticos no son los que resuelven los problemas, sino los que saben crearlos…”

Si todos los políticos coinciden en que la catástrofe educativa es el origen de la inmensa mayoría de nuestros males, ¿entonces por qué integramos un país de reprobados? ¿Crearon artificialmente el conflicto y más tarde ya no supieron ni como resolverlo? ¿Son tontos o se hacen…?

Los ciudadanos no redactamos las leyes fiscales y, sin embargo, existen 60 por ciento de mexicanos en la informalidad, parásitos que no pagan impuestos, de la misma manera en que los ciudadanos no participamos en la configuración del presupuesto federal de egresos y nos encontramos con un gobierno obeso congestionado por burócratas, unos más inútiles que otros y que dilapidan el gasto público sin rendir cuentas a nadie ni aceptar las reglas más elementales de la transparencia. O sea, ¿no saben o no se atreven o no les conviene la esbeltez oficial? En ese caso, como dice Alex Martí, mi hermano, que renuncien…

Usted, respetado lector que pasa la vista por estos breves párrafos, ¿acaso es culpable de que el ahorro público se desperdicie pagándole sueldos y prestaciones envidiables a cinco millones de burócratas, a más de cien mil empleados de la CFE y a 150 mil de Pemex, a 500 diputados, auténticos “presupuestívoros”, a 128 sanguijuelas llamados senadores y a 2 mil 500 presidentes muncipales que se mueven en lujosas camionetas “Suburban”, sin olvidar el gasto ostentoso en oficinas en las que no resuelven nada o poco salvo que además, de sus sueldos groseros, todavía se les soborne?

¿Usted, distinguido contribuyente, es culpable del gasto monstruoso que se dedica al Poder Judicial para que el 98 por ciento de los delitos que se persiguen en este país jamás se aclaren?

¿A quién culpar cuando en 1976 el peso se cotizaba a razón de 12.50 por dólar y ahora nuestra moneda se depreció hasta 13 mil pesos si no nos prestamos al “ajustito” de los tres ceros?
Usted que se gana la vida en un consultorio o en un despacho o en un taller, ¿tiene la culpa de la debacle, en tanto que los auténticos responsables, los políticos se declaran inocentes, mientras hacen cuentas de sus dineros mal habidos?

¿Por qué casi 120 millones de personas no podemos hacer nada para cambiar este ruinoso estado de cosas si el artículo 39 de la Carta Magna establece que “la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo… y el pueblo tiene “supuestamente” en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno? Bla, bla y bla: la realidad es que el gobierno está secuestrado por una mayoría de políticos —sálvese el que pueda— que han hecho de la tesorería federal su propio botín.

¿Quién tiene la culpa de que Peña Nieto vaya a endeudar al país de nueva cuenta porque no pudo arrebatarle a López Obrador la agenda tributaria que dicho fascista administra desde las calles?

¿Por qué los mexicanos que huyeron de México por hambre hoy envían 25 mil millones de dólares al año solo para demostrar que el sistema creado por los políticos mexicanos es un desastre? ¿Es justo culpar a los “mojados” o a los políticos corruptos e ineficientes…?

No nos confundamos: los políticos están acabando con México y la sociedad es corresponsable al permitirlo.

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