El 8M no es una moda, es un referente inspiracional de exigencia y lucha, las calles se convirtieron en espacio libre para forzar la inclusión. Foto: Especial

Los gritos del silencio

Las calles se llenaron con mujeres portadoras de miles de pañuelos verdes y violetas, de pancartas, consignas y cantos, exigiendo protección, justicia, respeto, ampliación de derechos y espacios en favor de las mujeres. No solo en las calles de México las mujeres marcharon, de igual manera, en distintos países y ciudades del planeta. Las mujeres […]

Las calles se llenaron con mujeres portadoras de miles de pañuelos verdes y violetas, de pancartas, consignas y cantos, exigiendo protección, justicia, respeto, ampliación de derechos y espacios en favor de las mujeres. No solo en las calles de México las mujeres marcharon, de igual manera, en distintos países y ciudades del planeta. Las mujeres no se rinden, siguen abriéndose paso en un mundo.

El 8M no es una moda, es un referente inspiracional de exigencia y lucha, las calles se convirtieron en espacio libre para forzar la inclusión en la agenda del Estado, medidas para garantizar la vida segura y libertad de las mujeres, con dignidad, respeto e igualdad.

Desde hace más de 100 años, el 8 de marzo es el Día Internacional de las Mujeres, fecha que no es una celebración como muchos dicen, es un espacio para la unificación de fuerzas y propósitos de las mujeres, para reflexionar sobre desafíos y retos por alcanzar, para exigir el cumplimiento de compromisos del gobierno y de la sociedad, para reivindicar justicia y respeto a sus derechos humanos.

Un poco de historia. Para mostrar apoyo a la huelga que las trabajadoras textiles llevaron a cabo en Nueva York en 1908 –una huelga que, junto con la de 1857, pasarían a la historia–, en 1909 una organización de Mujeres Socialistas celebró en Estados Unidos el primer Día Internacional de la Mujer, se calcula que unas 15 mil mujeres participaron en la marcha que recorrió la ciudad de Nueva York.

El 8 de marzo representa una larga historia de luchas y sacrificios en conjunto, esfuerzo prolongado en el tiempo en el que las mujeres han sufrido sufrir por el hecho de ser mujer. Fue hasta 1975 que la ONU reconoció de manera oficial tan significativa fecha. Cada generación ha heredado el deber de no olvidar y luchar por la reivindicación de sus derechos, como también, por los derechos de las generaciones venideras que son y serán sus propias hijas.

El #8M es una invitación para el encuentro entre mujeres, para desafiar a las autoridades indolentes, para confirmar el poder que tienen, mostrar la diversidad que representan, es un llamado en el mundo para reconocer, que las mujeres son prioridad. Los feminicidios y desapariciones no deberían incrementar a diario las estadísticas, basta ya. Es un asunto de seguridad nacional, que se debe resolver.

En diferentes foros, las mujeres de todas las clases sociales reconocen que esta fecha, es un día es para recordar, exigir respuestas a la agenda pendiente, celebrar avances, pero también para decir —“no vamos a dar ni un paso atrás y no nos vamos a detener hasta que dejemos de sufrir violencia y discriminación”, porque las mujeres luchamos toda la vida, en todo momento, en cada familia, en cada ciudad y exigimos justicia”

México requiere un cambio radical de políticas públicas, que generen seguridad y justicia para las mujeres. Claro ejemplo del rezago gubernamental, es el hecho que 22 estados de la república faltan por despenalizar el aborto para garantizar salud y respeto a los derechos humanos de las mujeres.

Los gritos del silencio proclaman; no más feminicidios, queremos justicia. No más violaciones, queremos justicia. No más desapariciones ni explotación, queremos justicia. No más venta de niñas en Guerrero, queremos justicia. No más discriminación ni violencia familiar, queremos justicia. No más discriminación laboral, queremos justicia. Las mujeres mexicanas quieren protección, pero también exigen justicia.

La tarea es prioritaria, el desafío es grande, pero las mujeres son más y no se van ni se deben rendir; la valentía, amor propio y la pasión por vivir con seguridad y justicia, va más allá de centenares de movimientos feministas organizados de manera simultánea por todo el país. La pregunta sigue siendo la misma. Hasta cuando, el estado mexicano, tomará como prioridad nacional, las causas justas de las mujeres. El estado, tiene la palabra. Las mujeres unidas tienen el poder.

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