Foto: Facebook @rescatemosNL

Las corcholatas del ahora Nuevo: Nuevo León

El activismo siempre se adapta y acomoda a las circunstancias personales

¿Cuántos piensan en cerveza cada vez que se escucha ese motete introducido por el señor de Palacio Nacional? –sí, como si se refiriese específicamente a la nostálgica cerveza quitapón. ¿Será por el twist? Y que con el tiempo esta laminilla se convierte en servidor público, o en su caso de la nación; o candidato a cualquier onda política. Para esta conjetura locochona trasladémonos al distante año 2012 con todo y sus retorcidos recuerdos; la red social LinkedIn se ponía en serio, un año atrás colocó acciones en la bolsa y para al siguiente ya contaba con 200 millones de usuarios. Acá en Regiolandia: ejecutivos, emprendedores, académicos, geeks y alumnos modernos, para ese entonces ya estaban en las fauces de esta red social de ondas profesionales –otros solo mostrando su extrañez ante lo obvio.

El activismo siempre se adapta y acomoda a las circunstancias personales. Los gritos y manifestaciones en vivo pasaron a los cafés, pantallas, networkings, reuniones virtuales y posts. Los protagónicos de hoy encontraron en esa época una manera más versátil y cómoda de exponer sus quejas, denuncias, aficiones y loqueras a través de las redes sociales; sin ensuciarse, sudar y sobre todo poner a prueba la paciencia –la desgastante lucha con aire acondicionado, no pasan de ser acomodaticios.

Por los perfiles fue fácil identificar liderazgos, nerds y más o menos buenos cortesanos en las universidades, periódicos, despachos y un montón de organizaciones en pro de todo. Desde las que su onda es plantar “millones” de árboles, proteger espacios públicos, detonar la participación ciudadana, impulsar proyectos culturales, restaurar el tejido social y hasta detener deforestaciones y golpes ecológicos en la ZMM. Y los clásicos menos tecnológicos que están atentos a las ondas legislativas y loqueras de les diputades.

Da imaginación esto: una publicación en LinkedIn compartida en Facebook y Twitter probablemente en su momento fue: “Se buscan activistas de buena pinta” y con letra tamaño 8 la cláusula camuflada: “obedientes, graduados” de escuelas privadas con privilegios y accesos a los convivios de empresarios buena onda y asesores todólogos formados en la iniciativa privada, retomando iniciativas sociales a conveniencia como brazos activistas, tales como asociaciones, consejos y demás vías ciudadanas legalmente constituidas. Puntos extra: mostrar un poco de fastidio y disimulada hambre de factor de cambio.

Desde el año 2011 Convergencia (partido político) se convirtió en Movimiento Ciudadano, que fue conformado por miembros de la sociedad civil, con exmiembros de los partidos clásicos ahora en declive junto a académicos, élites, mercenarios; más los recomendados por esos cazatalentos y conocedores de las relaciones político-sociales. El mejor prospecto con requisitos reunidos, que se subordine y sobre todo el que se adecue a los intereses de esas esferas, será contemplado –y así fue, con todo y sus ficciones. De nuevo los acomodaticios encuentran espacios.

Allí anduvo el exgobernador y detractor de la efímera “Alianza por la Grandeza de Nuevo León” que al inicio fue parte de la mal nombrada “Nueva Independencia” del siempre recordado anterior desgobierno, junto con un abogado que también estuvo en esa y ahora de nuevo repitiendo en la misma posición, desde Evolución o Rescatemos, da igual -lo mismo, pero de diferente olor. La onda fue que encontraron los perfiles ideales, que de entre todos el actual logró el salto triple en seis años.

Imágenes dan testimonios en la misma cuenta del gobernador: observador, cándido con ambición y con asegures de carisma, vocación hasta emprendedor y luchador de las causas disimuladamente justas; sonriente con sus dientes apenas de leche en la vida política –ahora es un adolescente con sus cualidades naturales.

Surgieron cuadros de entre las multitudes de postulantes; todos haciendo punto, placeándose y reivindicándose. Entre el año 2013 y 2015 fueron seleccionados y aleccionados un grupo de ciudadanos, con un discurso enternecedor, fresco, con tono de voz áspera y de carente barrio –da igual.

Otros salieron de sectores y asociaciones civiles, más de pueblo, unido, sin congruencia clara por el transporte o de vehículos de dos ruedas y promotores de energía limpias, entre muchas otras batallas como la del ring, la movida de la sustentabilidad y participación vecinal como el del Tampiquito con su nave multifuncional; o la otra que lo parece con sus 26 hectáreas de pista de la marginada Pastora, que se erigió victoriosa por encima de los colectivos y la sobresaliente pero ignorada tesis que defiende las “Representaciones espaciales del progreso y la naturaleza de la Zona Metropolitana de Monterrey” -pero da igual, la magia del Ejecutivo pasó a recompensar con el consejo del señor que recientemente se desentendió de él, pero ya se había dado el otorgamiento de la titularidad de la que pasó de ser Dirección a Secretaría de Participación Ciudadana.

También hay afortunados de rebote o por lazo no necesariamente conyugal, promotores culturales que ahora abarcan, asesoran desde el periodismo y hasta el compositor u otro artista activista, obviamente nacidos del clásico nepotismo sin importar la visibilidad. O los que a través de haber demostrado lo propio en vocalías de disciplinas artísticas ahora dirigen centros culturales de sus ondas correspondidas.

O los náufragos recompensados: como él estaba en el sistema que vela por la familia o el que comunicaba, ahora están en el islote naranja y el que navega sin rumbo que hacía como que prevenía el delito:
Se fue como agua.
Sin tinaco.
Y con el corazón roto.

Pero para los corazones que están en estas circunstancias político-sentimentales no hay nada más reconfortante y reparador que escuchar: Stranger in a Strange Land ´71 del multiinstrumentista León Russell. Con él si que ¿quién no hubiera querido escribir, grabar y darse el hitazo?

¿Tiene comentarios al respecto? Mándeme un mensaje, será reconfortante leerlo.

 

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