Celuloide: El otro cine mexicano

Hablar del cine de ficheras, es prácticamente un tabú —toda- vía— en la actualidad, ese episodio negro del que pocos quieren recordar que existió, en momentos en donde México se encontraba convulso y manchado por el 68, el escenario era de represión, censura y decadencia, ante una boyante política priista que todavía persistió por el […]

Hablar del cine de ficheras, es prácticamente un tabú —toda- vía— en la actualidad, ese episodio negro del que pocos quieren recordar que existió, en momentos en donde México se encontraba convulso y manchado por el 68, el escenario era de represión, censura y decadencia, ante una boyante política priista que todavía persistió por el resto del siglo XX.

De este género, heredero del cine de rumberas, se ha masticado mucho, pero digerido poco, despreciando su creación —sea artística o no—; la realidad es que a casi 45 años de distancia, estos largometrajes ahora forman parte de la historia del cine en México, le pese a quien le pese.

Para fortuna o desgracia de muchos, las películas que fueron financiadas por Cinematográfica Calderón se encuentran casi fuera de circulación en la actualidad, y es que este acervo se fue quedando en el olvido, siendo del interés de pocos preservarlo por su denostado origen.

La suerte de esta productora, así como lo realizado por International Amusement Co., Azteca Films, Producciones Calderón, Cinematográfica Flama SA y Jorge García Besné, se encuentran en manos de una sola persona en la actualidad, quien ha luchado a capa y espada, contra ejecutivos federales y administraciones culturales, por dar resguardo a películas que están empolvándose, ya que hay un nulo interés porque se sigan conociendo a futuro.

Hace 10 años, Viviana García Besné manifestaría en un documental la historia de su familia, sobre cómo estos empresarios incursionaron en el negocio fílmico en México, logrando el escándalo con los primeros desnudos a cuadro, pero redituando grandes sumas, que incluso compitieron y sobrepasaron en momentos a la industria hollywoodense.

Perdida es testimonio del tiempo, de cómo los Calderón erigieron salas cinematográficas al norte de México, y también se convirtieron en productores fílmicos, teniendo en su repertorio las primeras películas de El Santo; además, muestra cómo fueron pioneros del género de horror en la nación y por supuesto, cómo inauguraron el escandaloso cine de ficheras.

El documental se puede ver de manera gratuita desde la página de García Besné, Permanenciavoluntaria.info, en la sección orígenes. En el sitio, ella invita a la restauración de este cine olvidado de México, que además instancias extranjeras han mostrado interés por resguardar, antes que los institutos fílmicos o culturales del país.

Ve el documental Perdida AQUÍ. 

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