Xóchitl Gálvez es una candidata con carisma, dominio del mensaje y capacidad para hablar desde la libertad. Foto: Cuartoscuro/Graciela López

El dilema en Palacio Nacional

Sheinbaum vs Xóchitl es una disputa que no garantiza el triunfo para Morena en el 2024

La reciente aparición del fenómeno X, encabezado por Xóchitl Gálvez, le ha dado un giro interesante a la sucesión presidencial. Cuando todo estaba inclinado a la cancha de Claudia Sheinbaum, la hidalguense apareció y cambió los dados del juego, hoy convertidos en un profundo dilema presidencial.

Para nadie es sorpresa que la campaña de la ex Jefa de Gobierno de la CDMX ha sido, por decir lo menos, sosa y aburrida. Con el afán de demostrar que es una obradorista pura, su estrategia se ha anclado en simular de pies a cabeza una mala copia del hoy presidente de México. Incluso recientemente se viralizaron videos donde Sheinbaum imita el tono y el ritmo de la voz de López Obrador, una completa locura.

Las de Ebrard y Adán Augusto simplemente nunca terminaron de prender, la primera en gran parte por una resistencia al interior de su partido, la segunda simplemente porque los números nunca le alcanzaron, aún y con un millonario gasto publicitario.

¿Qué hacemos ahora? La pregunta que hoy hace eco en los muros de Palacio Nacional. El fenómeno X generó dudas al interior del equipo del presidente. ¿Sheinbaum vs Xóchitl? Una disputa que no garantiza el triunfo para Morena en el 2024, una candidata con carisma, dominio del mensaje y capacidad para hablar desde la libertad; o la candidata del presidente, que garantiza una sumisión total y una continuidad sin debate.

Se abrió la puerta y se generaron nuevas preguntas. ¿Y si es Ebrard el idóneo para enfrentar a Xóchitl? ¿Y cómo puedo controlar a Ebrard sin la silla presidencial?

Hoy el dilema en Palacio Nacional ronda la mente del presidente y de sus más cercanos, el objetivo sigue siendo el mismo pero las caras del proyecto no necesariamente son las que al principio se pensaron.

Morena 2024, por primera vez en muchos meses, no tiene garantizado el triunfo y la sucesión presidencial. Un dilema que tendrán que resolver con vigencia de 40 días.

 

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