Dicen que en democracia la incertidumbre también es un elemento fundamental, por lo pronto, parece no haber tal en el proceso del Frente Amplio. Foto: Especial

El desprecio democrático del Frente Amplio

El número de quienes pasan a la siguiente fase del proceso para convertirse en el encargado(a) de coordinar el Frente Amplio ya tuvo una reducción importante

Muchas han sido las críticas de los miembros de la oposición al proceso interno de morena para definir a la o el Coordinador Nacional de los Comités de la Defensa de la 4T. Han dicho, entre otras cosas, que el proceso ya está definido. Lo que apenas están empezando a hacer públicamente –prueba de que en lo interno no han podido resolver sus diferencias– es a cuestionar su propio proceso para definir candidato(a). Y claro, puesto que el que están llevando a cabo, además de antidemocrático, es opaco.

Es antidemocrático porque en un principio, al pretender emular el método de selección de candidato del partido en el gobierno, hicieron la finta de estar abriendo sus puertas a cualquier ciudadano que quisiera participar. No fue así. Terminaron llevando a cabo una mera simulación, que además de faltarle al respeto a la ciudadanía genuinamente interesada en formar parte, terminaron dándole el foco y apoyo partidista a políticos tradicionales que llevan en la escena política muchos años, e incluso, varios con trayectorias cuestionables. Al final, Francisco García Cabeza de Vaca, Silvano Aureoles, Xóchitl Gálvez, Santiago Creel, Enrique de la Madrid, Miguel Ángel Mancera, Beatriz Paredes, por mencionar algunos nombres por demás conocidos en la escena política nacional, destacaron. Había todavía más interesados; sin embargo, se fueron bajando al reconocer, que no había una verdadera apertura.

El número de quienes pasan a la siguiente fase del proceso para convertirse en el encargado(a) de coordinar el Frente Amplio ya tuvo una reducción importante. Nombres que están entre los mencionados en el párrafo anterior pasaron a la siguiente fase. A nadie debe de sorprender puesto que era de esperarse que cumplieran la meta de las 150 mil firmas gracias a, como mencionábamos, la especial atención que recibieron del aparato partidista. En lo personal, el caso que sí me llamó la atención fue el de Cabeza de Vaca, quien llegó al número requerido sin siquiera haber pisado México y estando prófugo de la justicia. La misma Xóchitl Gálvez, aunque no sobre el caso particular del exgobernador de Tamaulipas, también cuestionó en días recientes el hecho de que hubiera tantos aspirantes asegurando haber llegado a la meta sin trabajo territorial de por medio. Hasta Silvano Aureoles publicó un video en redes sociales poniendo en tela de juicio la legitimidad del proceso. Me parece que aquí aplica el dicho de López Obrador de que lo que no suena lógico, suena metálico.

Ahora, aunado a todo lo expuesto, el proceso de la oposición también está siendo opaco. Opinan mucho sobre lo que consideran gastos excesivos de las corcholatas, pero a ellos no se les ha visto reportar sus gastos con transparencia. Al momento sería imposible saber cuánto ha gastado cada uno de los involucrados. Tampoco ha habido tal cual una exigencia contundente de su dirigencia.

Dicen que en democracia la incertidumbre también es un elemento fundamental, por lo pronto, parece no haber tal en el proceso de selección del candidato opositor. La imposición no se ve como algo tan alejado de la realidad.

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