Si la gubernatura de fantasía de Samuel lo hace ver tan pequeño, imagine la candidatura a la presidencia. Foto: Especial

Cuando tragarse el vómito se convierte en hábito

La promiscuidad política es tan vieja que los partidos del frente son apenas un instante en la historia de la gobernabilidad contemporánea

Desde hace tiempo se sabe que uno se hace esclavo de sus palabras, en política sobran los testigos -qué sencillo ha resultado para Samu-Elon prometer tonterías, fantasías y mentiras venenosas; no se ven las nuevas líneas del Metro, ni mejoría en seguridad, ni disminuyen los delitos, todo queda en exhibición de maquetas, presentaciones superfluas y malas actuaciones; no importa, la gente es olvidadiza y se deja ir con la finta de cuanta encuesta escueta se publica, los expertos que consultan y desarrollan estudios de opinión son los mismos que de alguna manera están en una nómina disfrazada de relación contractual; la promiscuidad política es tan vieja que los partidos del frente son apenas un instante en la historia de la gobernabilidad contemporánea.

Quizá el único acierto de Samuel ha sido declarar que la alianza PRIAN está frita. En todo lo demás ha fracasado.

La corrupción permanece desde el estado hasta a nivel nacional; dos individuos de misma psique-loquera, con una obvia diferencia de edad. El destino los ha unido por sus peculiaridades más unas cuantas carpetas, fobias, filias y aires de grandeza -o sea, la soberbia de un joven versus la soberbia de un adulto.

Este gobernador en dos años ha demostrado que él también forma parte de la vieja política, y rectificarle que las transformaciones urbanas y regionales las han hecho el ya no tan partido revolucionario y menos institucional, y el de la inacción y dentro de poco menos nacional. Y en lo más importante, en materia de salud y educación, el Partido del Trabajo que, sin estar en el poder, ha hecho más que los tres juntos.

Las reacciones en cadena están causando agruras y mareos al electorado; acarreados por un traslado, un lonche húmedo, un refresco a la temperatura del ambiente y un billete que aliviane el antojo de la tarde.

Si la gubernatura de fantasía lo hace ver tan pequeño, imagine la candidatura a la presidencia.

México es inmune a gobernantes de altura, simplemente son despreciados; queremos farándula, influencers, chistes malos, manos mugrientas y opciones atascadas de antiácidos a causa de un estado sucio, lleno de basura y escombros por todos lados; los cielos continúan contaminados, pardos, impregnados de sustancias mortíferas que alteran la salud de comunidades enteras.

No han llegado el resto de los camiones: se ve el esfuerzo por modernizar la movilidad, pero solo se destaca en sus redes sociales, porque no hay ningún intento real por satisfacer al usuario: ofreciendo servicio incompleto que no cubre las necesidades de Nuevo León; es caro, no incluyente: pareciera que las inquietudes de Samuel por rejuvenecer la política se limitan a hacer simulaciones pautadas como contenido de TikTok.

Y así como estás de pequeño, que te queda grande el estado, también lo será la candidatura y aún más junto a esta rola de 1988: Pueblo Fantasma de la banda mexicana de postpunk góticon Las Animas del Cuarto Oscuro, de Toño Sánchez Uribe y los hermanos Ezcurdia. Alcanza el sol, destápate algo y disfruta.

 

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