México requiere, que el presidente sea de todos los mexicanos, que la estrategia de comunicación esté orientada al cultivo de la unidad nacional. Foto: Cuartoscuro

Consultores del presidente

Señores asesores políticos, sean honestos con el presidente, protéjanlo, monitoreen y atiendan sin prejuicios políticos lo que expresa la población

Resulta del mayor interés profesional observar y aprender cuidadosamente las técnicas de comunicación y gobernanza que emplea el presidente.

En palacio nacional  intervienen equipos de profesionales de comunicación, reacción inmediata, manejo de crisis, instrumentación de estrategias, agencias de astroturfing y troll center, mismas que se ocupan de mejorar la imagen del líder del proyecto, así como de enturbiar la de los contrincantes, en fin, todos ellos, son altamente diestros en sus temas, lo puedo entender desde mi modesta experiencia en comunicación política y gobernanza estratégica, sin embargo, no serían igual de eficaces, sin el liderazgo y visión del presidente.

En el mundo de la ciencia y tecnología, ocurre algo similar a lo que sucede con las Consejerías políticas; en manos equivocadas son severa amenaza y caos, en tanto que, en las correctas, producen evolución.

Ciertamente, logros destacados se han obtenido en materia económica: apoyo a los adultos mayores, programas sociales, beneficios para la población del sureste del país, incremento al salario mínimo, recuperación del peso frente al dólar, así como triunfos electorales muy importante que hasta ahora alcanzó Morena en la mayor parte de los estados de la república.

La joya de la corona del presidente, sería colocar la próxima banda presidencial a quién le garantice la continuidad de su movimiento y la vigencia de su autoridad personal sobre el próximo gobierno.

En esto mismo, hoy por hoy, el titular del ejecutivo, está ocupado de tiempo completo.

Por otra parte, personas cercanas al presidente, en mi opinión, lo descuidan en varios frentes, hecho que provoca múltiples consecuencias negativas tanto para la población, como para el gobierno, situación que se deriva en críticas y protestas, que combinadas, se traducen en agitación política y desconfianza.

Del mismo modo, resulta inevitable considerar los efectos que producen en la sociedad, la práctica de una gobernanza polarizarte, así como el uso, de un discurso que se considera de “odio”, ambas, líneas de operación política, son formas y herramientas que inevitablemente engendran sociedades fragmentadas y confrontadas.

Entre las perniciosas consecuencias, por cierto, las menos visibles, la población sufre de violencia psicológica, altos niveles de tensión emocional, enfermedades mentales y depresión, que se transmutan en la más lamentable pérdida de capital social.

Por otro lado, cuando prevalece en el gobierno, un manejo discrecional del presupuesto nacional, sin consensuar su aplicación con la población, la desconfianza prevalece, degenerando en un clima de opacidad, mentira y desconfianza.

Privilegiar sólo aquellas obras y servicios que son del interés político del gobierno, ignorando las necesidades fundamentales que considera la población, las consecuencias pueden ser fatales.

Conviene señalar algunos ejemplos a manera de alerta nacional; crisis y vulnerabilidad en niños y jóvenes por la mediocridad en el sistema nacional de educación. Sufrimiento, dolor, indignación y muerte entre la población desamparada, por el fracaso evidente del sistema nacional de salud. Peligro, inseguridad y temor entre los pobladores por el permanente acecho nacional del crimen de las mil máscaras y la impunidad, que son sinónimos de abuso, corrupción e injusticia.

Los asesores no deben ignorar las consecuencias negativas para la sociedad y el gobierno, cuando imponen decisiones sin consultar ni consenso popular, como el libro de texto para los alumnos de educación primaria, el abandono del mantenimiento del metro que constantemente pone en peligro la vida de millones de usuarios, la falta e insuficiencia de medicamentos que resulta letal para muchas personas, el desprecio y amenaza para quienes opinan distinto, la marginación social a los enfermos mentales y depresivos, que sufren en soledad y abandono, los quebrantos que produce la violencia familiar y las limitaciones económicas. Heridas profundas, todas ellas, que damnifican nuestra sociedad.

Señores asesores políticos, sean honestos con el presidente, protéjanlo, monitoreen y atiendan sin prejuicios políticos lo que expresa la población acerca de los trastornos que les afecta. Acaso no es verdad que «el pueblo manda y el gobierno obedece», sin embargo, si alguien señala males que afectan a la comunidad reclamando atención a las prioridades identificadas por la población, pero que son distintas a las que considera presidencia, entonces, a los denunciantes, se les ignora y acusa de conservadores traidores a la patria y en casos extremos, hasta de golpistas.

Recuerden que no es lo mismo ser un peligroso Rasputín cercano al poder, que un Aristóteles, maestro de conquistadores.

Señores, ayuden al presidente. No solo se regodeen con monitorear los altos niveles de aceptación del presidente, —que no se su gobierno—. No se empantanen solamente en celebrar las victorias electorales obtenidas por su movimiento, por cierto, —derrotas merecidas para los perdedores—. Entiendan bien, ocuparse solamente de los temas antes referidos, es atender en exclusiva lo relativo a la lucha, conquista y administración del poder. Por el contrario, si él propósito del gobierno fuese proteger e impulsar mayores niveles de seguridad y bienestar de la población, entonces, ocúpense de escuchar al pueblo plural y diverso, modifiquen el rumbo, cumplan con la constitución y salvaguarden los derechos de todos los ciudadanos, y si no es mucho pedir, respeten nuestras instituciones nacionales.

Ciertamente, la tarea es ardua y compleja, no es de un solo hombre. Consideren que, con la estrategia que siguen en gobierno, el presidente gana, pero el pueblo pierde.

México requiere, que el presidente sea de todos los mexicanos, que la estrategia de comunicación esté orientada al cultivo de la unidad nacional, el manejo de crisis se ocupe de la gravísima falta de medicamentos y la peligrosa inseguridad. En cuanto a los estrategas, mucho aportarían si se ocuparan de la construcción de puentes y vínculos con la sociedad, para consolidar el liderazgo del presidente, empoderar a la nación, impulsar a México en el mundo, sumando talentos y voluntades de todos los mexicanos, caminando hacia la misma dirección; que no es otra que servir a la nación.

México es un crisol de talentos y virtudes humanas, de maravillosos y vastos recursos naturales, con ubicación estratégica inmejorable en el mundo, somos un pueblo, con orgullo y grandeza nacional. Definamos bien el rumbo, trabajemos juntos por alcanzarlo. 

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