En septiembre próximo, tendremos en casa, a la primera gobernadora del Estado de México, la maestra Delfina Gómez Álvarez. Foto: Especial

Con la mirada puesta en el porvenir

El triunfo de Morena en las urnas, fue reconocido con el más alto sentido de responsabilidad y dignidad personal de Alejandra del Moral

El pasado 4 de junio del 2023, los mexiquenses vivimos un punto de quiebre en la historia política y social, que nos es común, provocado por los resultados de la elección para gobernadora del Estado de México.

El triunfo de Morena en las urnas, fue reconocido con el más alto sentido de responsabilidad y dignidad personal de Alejandra del Moral, quién comenzó y terminó su campaña, con la frente en alto, y una entrega personal, a toda prueba.

El desempeño de la candidata es reconocido, muy a pesar de la influencia de algunos integrantes del equipo principal. Personas y circunstancias cargadas de egos e intereses poderosos, con los que tuvo que lidiar. Estilos y motivaciones que, en lugar de sumar, restan. Al final del camino, significaron más, que la aportación esperada e indispensable, solamente un lastre.

En diversas ocasiones, se observó a la candidata jalando la carreta de campaña con sus propias posibilidades, situación que le restó tiempo, para dedicarse prioritariamente en comunicar y convencer a los electores, con el evidente poder de su comunicación y convicción personal, para, limitadamente, ocuparse de leer las ideas y compromisos, que su equipo de campaña le entregaba.

Me parece que los coordinadores de organización, estrategia y comunicación política, pasaron por alto, algunos elementos clave, que, en mi opinión, fueron desatendidos:

  • Primero: Las multitudes no se convierten en votos.
  • Segundo: Los eventos no sustituyen la operación política.
  • Tercero: Las palabras por sí solas, no se transforman en convencimiento ni movilización.
  • Cuarto: Las alianzas cupulares, por sí solas, no echan raíces bajo la tierra.
  • Quinto; La inclusión siempre suma, en contraparte, la exclusión, inevitablemente resta.

Por último; convocar públicamente suma y unificar voluntades en favor del proyecto, sin embargo, internamente, cerrar puertas y excluir por mediocridad, es un contrasentido letal para el proyecto.

En fin, el contenido de mi columna, es simplemente, la reflexión de un modesto ciudadano del mundo, preocupado y ocupado, en proporcionar a su familia nuclear y ampliada, el mejor futuro posible, en nuestro entrañable y maravilloso país, México.

En septiembre próximo, tendremos en casa, a la primera gobernadora del Estado de México, la maestra Delfina Gómez Álvarez, quien gobernará durante el periodo constitucional 2023–2029.

La maestra Delfina, desde el balcón del palacio de gobierno, en Lerdo, por primera ocasión, ondeará la bandera nacional, marcando así, el inicio formal, de un nuevo capítulo, en la viva y fructífera historia, del glorioso Estado de México.  ¡Que sea para bien!

En beneficio de los más de 17.5 millones de mexiquenses del más poderoso Estado de la República, mexicanos de todos los sectores sociales, regionales, políticos, culturales y económicos, estamos moralmente emplazados, para contribuir con el esfuerzo institucional del gobierno del estado, con el más evidente sentido de responsabilidad ciudadana, para contribuir, con una clara y consensuada visión de futuro, con el propósito de conquistar, los mejores  niveles de bienestar social para toda la población.

Un gobierno que polariza, excluye, y denosta, debilita.

Un gobierno que escucha, aprende, contrasta, respeta e incluye, se empodera.

Entiéndase bien, a pesar de las diferencias culturales y políticas, el respeto a la dignidad de los pueblos y personas, es fundamental, para conquistar juntos, el mejor destino común.

En todos nosotros recae, la enorme responsabilidad, de salvaguardar en el presente, el destino deseable que nos define.

Para concluir, con la mirada puesta en el porvenir, hago un llamado —aprendamos, a contribuir socialmente, más allá de los intereses partidistas, caminar juntos, en la misma dirección, para obtener así, el beneficio integral, de la inmensa sociedad plural y diversa, de la que somos parte. ¡Que así sea!

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