El gusto por lo prohibido

“I believe in America”, es la primer línea que arroja el diálogo de un hombre apenas iluminado con tonos cálidos, mientras detrás de un escritorio aguarda otro que le escucha de manera atenta, le nota al interlocutor quebrarse y pedir venganza por su hija golpeada por su novio.

“I believe in America”, es la primer línea que arroja el diálogo de un hombre apenas iluminado con tonos cálidos, mientras detrás de un escritorio aguarda otro que le escucha de manera atenta, le nota al interlocutor quebrarse y pedir venganza por su hija golpeada por su novio.

Es en esta conversación entre Bonasera y Vito Corleone que el misticismo de “El Padrino” se revela a menos de 10 minutos de iniciada la cinta y Francis Ford Coppola nos da una cátedra de cómo dos hombres de traje no son lo que aparentan: la mafia puede ser elegante, los criminales también tienen honor, la delincuencia organizada impone respeto.

Es a justo 45 años del estreno de esta película de 1972 que su reparto original fue convocado por Robert De Niro, junto a su director, en el marco del Festival de Cine de Tribeca, en donde los protagonistas Al Pacino, Diane Keaton, James Caan, Robert Duvall, Talia Shire y el director Coppola estuvieron presentes, sólo faltaron los difuntos Marlon Brando y John Cazale.

“La familia se reunió”, fue la manera en como algunos encabezados de los diarios internacionales lucieron el 29 de abril, resaltando ese sentido de unión entre los actores que conformaron el bastión Corleone.

Pero entre las curiosidades que poco se saben de esta trilogía millonaria, es que Coppola no quería hacer el filme, tuvo que realizarlo por compromiso.

Paramount originalmente ofreció el guión a Sergio Leone, el cual declinó para hacer su propia versión de gánsteres “Érase una vez en América” en 1984, el estudio fue tras otros cineastas de renombre como Costa-Gavras, Arthur Penn y 9 más.  Y todos declinaron la oferta.

Coppola también rechazó dirigir el largometraje, pero sus fracasos en taquilla previos, además de la deuda de su casa productora American Zoetrope de 400 mil dólares a Warner Bros. le obligaban a aceptar el trabajo.

Fue bajo la estética de Coppola y el guión adaptado de Mario Puzo de su propia novela homónima, los que hicieron un éxito sin precedentes en el cine, logrando el gusto del público por lo prohibido, por la pulcritud que emanaba la mafia, por ahora hacer de los capos unos héroes criminales.

Hace 45 años un “I believe in America” despertó la sed por parecerse a esa alta clase del crimen organizado en la generación de los 70’s, hoy Estados Unidos se rige por un “Make America Great Again” y vanagloriamos series como “Narcos” que ponen a los amos de la droga como los nuevos zares del prestigio.

Si se pasea por Disneyland la atracción Piratas del Caribe es de las más concurridas del parque de diversiones californiano, llegando a esperar hasta tres cuartos de hora por un paseo de 15 minutos… ¿Acaso nuestros tataranietos se divertirán en un juego mecánico de mafiosos o narcotraficantes en un futuro lejano?

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