Autoconciertos y autocinemas podrían ser necesarios para ‘la nueva normalidad’,

Celuloide: Apocalipsis ahora, Vol-XVI

“Lo peor está por venir”, así lo sentenció tal cual la Organización Mundial de la Salud, y es que en verdad, queda claro que los seres humanos nada aprenden de sus horrores, con 10 millones de casos confirmados mundialmente, y México a un paso de estar dentro del Top 10 de los países de mayor […]

“Lo peor está por venir”, así lo sentenció tal cual la Organización Mundial de la Salud, y es que en verdad, queda claro que los seres humanos nada aprenden de sus horrores, con 10 millones de casos confirmados mundialmente, y México a un paso de estar dentro del Top 10 de los países de mayor contagio, pero ¿qué tal el semáforo naranja?

Definitivamente la vida necesita continuar, pero con una precaución por parte de todos los implicados, si ya se encuentran abiertos restaurantes para consumo en el lugar, si ya se encuentran abiertas las iglesias en ciertas partes del país, ¿porqué los cines tienen que seguir pagando los platos rotos?

Tampoco se trata de irse al extremo, como en China, donde recientemente abrieron su primer COSTCO, y la situación se desbordó por completo ¿cuál coronavirus? En las imágenes compartidas parece que es el fin del mundo, los asiáticos peleándose charolas, y con filas interminables de hasta tres horas para entrar a la tienda… y no porque haya una escases de víveres, todo por la mera necedad de consumir.

El panorama en Japón es parecido al de una silente cotidianeidad, los transeúntes con cubrebocas en la vía pública, mientras que en sus centros comerciales empiezan a transitar con normalidad, pero ¿realmente esto solo es una ilusoria realidad antes de que llegue una inmensa ola de Kanagawa a arrasar con su tranquilidad?

Es momento de reforzar estrategias que funcionen para una decadente economía, pero sobre todo para subir la guardia en la salud, no por nada los gringos titubean en volver a abrir sus comercios al sur del país, que cada vez tiene mayor saturación hospitalaria.

¿Acaso los autocinemas podrían ser una respuesta? Al menos aquí en México ya es una opción que empieza a ser socorrida, e incluso con funciones agotadas, el ya conocido Coyote con sucursal en Polanco e Insurgentes sur, muestra su cartelera “Vintage” con exhibiciones completamente vendidas, y ya anunciaron su apertura en Puebla.

Si a esto se le añade la novedad de que la Arena México también se une a este giro comercial, además de ofrecer teatro y otros espectáculos, con el concepto OpenAir, pues creo que todo apunta a que si deseamos seguir con el séptimo arte, hay que mutar, o morir, porque además corre el rumor de que ya hay otros empresarios dispuestos a también abrir negocios de este tipo en Santa Fé y Satélite.

Importantes momentos para prestar atención a cómo evolucionará, al menos por un rato, o tal vez permanentemente la exhibición de cines, tal vez alguna distribuidora arriesgue y esté dispuesta a dar un estreno a este tipo de formato.

Y para finalizar, respecto a la risible inclusión que pretende la Academia estadounidense, al invitar a nuevos segmentos de la población fílmica, es totalmente cuestionable su criterio de lo que se supone que debe ser un artista.

Poner a la par a una mujer que ha hecho UNA sola película que fue un ¿éxito? mediático, junto a un actor consagrado que ha sido dirigido por Lars von Trier, Gus van Sant, Werner Herzog, entre muchos más y sobrepasa de 200 créditos a cuadro registrados en IMDB.com, es una completa vergüenza para el cine internacional.

Si los Oscar antes eran pan y circo, ahora me queda claro que son una mera complacencia de mercadotecnia al vapor, que más que resolver, solo utilizan a los creativos que dignamente han hecho cine y sobresalen por su talento, no por querer robar reflectores como lo hace esta ceremonia hollywoodense.

¿Qué diría de todo esto Marlon Brando? ¿Mandaría nuevamente a Sacheen Littlefeather a dar un comunicado? Pero nadie recuerda a Sacheen ¿verdad? Como nadie recordará a la actriz solitaria ahora invitada por la Academia, dentro de 50 años.

Cuando nos devore la distopía

Después de años de haberla visto por primera vez, tuve oportunidad de revisar nuevamente Hasta el fin del mundo, bella e inimaginable cinta de Wim Wenders de 1991, que en su momento solo se liberó una versión editada y reducida, pero justo el año pasado el cineasta nos hizo llegar su corte de director, con casi cinco horas de duración.

La premisa es simple, un hombre misterioso que se hace llamar Trevor McPhee (William Hurt) embauca a Claire Tourneur (Solveig Dommartin) en Francia, y ella comienza a sentir una enajenación hacia este personaje, por lo que comienza una pesquisa que le lleva a Portugal, Rusia, China, Alemania, Japón y Australia, donde en 1999 está a punto de suceder una catástrofe satelital que dejará incomunicados a todos los seres del planeta.

Para quienes gusten leer más de esta película dejo a continuación una columna más elaborada del filme aquí

Las alas del deseo, es su título comercial mundialmente, pero si apelamos a su nombre original en alemán, que es mucho más romántico, Der Himmel über Berlin, que en español sería, El cielo sobre Berlín, es un filme en blanco y negro de 1987 de Wenders, que raya entre la fantasía y momentos oníricos, sumamente bien orquestrados por el realizador teutón.

¿Alguien tiene presente Un ángel enamorado? Sí esa cinta melosa de 1998 protagonizada por Meg Ryan y Nicolas Cage, bueno pues la de Wenders es la original y en la que se basó este éxito hollywoodense,  pero para quienes no lo sepan, es la historia de cómo esos seres que en teoría cuidan de nosotros, están presentes de manera invisible realmente, y también tienen pulsiones de amor hacia quienes habitamos el planeta.

Les invito a leer más de esta película en otra columna pasada a continuación.

Y ya que estamos entrados con este director, que está próximo a sus 75 años, cerremos con un documental que parecerá algo fuera de esta sección, y podría ser incluso polémico, pero que igual se presta a la reflexión de aquellos que necesiten consuelo o cobijo religioso.

El Papa Francisco: un hombre de palabra, es un testimonial hecho por Wenders, a raíz de múltiples conversaciones que sostuvo con Jorge Mario Bergoglio al interior del Vaticano, y el embajador terrenal del catolicismo no le saca la vuelta a los temas importantes por los que ha sido condenada la iglesia, los encara directo a cuadro, en este filme del 2018.

En el momento de su estreno, se hizo un repaso profundo al documental, el cual les invitamos a leer en el siguiente enlace

 

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