Vuelos cancelados y maletas perdidas, volar en México no es tan elegante

Que una aerolínea haga el favor de tratarnos bien y cumplir con su servicio no es algo que muchos hayan podido disfrutar: que se retrasó o canceló el vuelo, que ya perdimos tus cosas, que no sabemos dónde quedó tu mascota. De haber sabido que viajar en avión era tan terrible mejor no hubiéramos planeado nada. 

Que una aerolínea haga el favor de tratarnos bien y cumplir con su servicio no es algo que muchos hayan podido disfrutar: que se retrasó o canceló el vuelo, que ya perdimos tus cosas, que no sabemos dónde quedó tu mascota. De haber sabido que viajar en avión era tan terrible mejor no hubiéramos planeado nada. 

El pésimo servicio de las aerolíneas no es nuevo. En México es tan común que uno ya mejor viaja con cosas que sabe que se pueden perder o dañar y rezamos a los dioses para no caerle mal al staff. Sin embargo, uno no siempre tiene suerte y se tiene que enfrentar a vuelos sobrevendidos o atrasados. En 2015 las aerolíneas comerciales tuvieron 2,005 quejas en el país. De enero a marzo de 2016 profeco había registrado 488.

Normalmente cuando un vuelo tiene sobrecupo, se habla con los pasajeros en la sala de espera o en la fila. Ofrecen boletos gratis, comidas o algún otro tipo de compensación para quienes decidan quedarse. Cuenta Georgina: “Íbamos de Los Cabos a CDMX, habíamos comprado los boletos en Aeroméxico un mes y medio antes y en la sala nos dijeron que estaba sobrevendido. Yo les dije, me suben porque me suben. Me dijeron que había que esperar a ver si alguien no llegaba. Finalmente me metieron al avión. A quienes cedían sus lugares les ofrecían viajar en el siguiente vuelo, un boleto nacional gratis y hospedaje por dos noches en un hotel todo incluido.” Alejandra no tuvo tanta suerte: “Iba a Cancún con Volaris y antes de abordar me dijeron que me tenían que mover porque el vuelo estaba sobrevendido. Me ofrecían irme en el siguiente vuelo y pagarme la comida mientras esperaba. Nos lo hicieron a muchas personas, me esperé cuatro horas. Ahora evito viajar con ellos a menos que no tenga opción”.

En aerolíneas internacionales se padece lo mismo. A Laura le cambiaron un vuelo por sobrecupo que la llevaría de Chile a México. “Me avisaron en la fila de documentación, no pasé a salas. Decidí quedarme porque no tenía pendientes importantes en México, me dieron un boleto redondo abierto a cualquier destino de América y se ofrecieron a pagar mi alojamiento. Al día siguiente salí sin problema.” A Camila le pasó algo parecido en un vuelo de LAN Chile, pero esta vez sobrevendieron el vuelo dos ocasiones: “Nos quedamos como cuatro días más de los planeados. Mi papá consiguió que nos compensaran con vuelos redondos a Europa.”

Además de todo hay que portarse bien porque las aerolíneas tienen información de cómo reaccionan los pasajeros en estas situaciones. Cuenta Ivonne: “Iba a Canadá en Aeroméxico, nos dijeron que estaba sobrevendido y como me les puse loca me dijeron que esperara a ver si no llegaban todos. A los 15 minutos me dejaron abordar. Pero yo creo que entre aerolíneas guardan algún tipo de historial porque dos meses después que volé de Yellownife a México, los de WestJet me preguntaron qué había pasado porque ahí decía que me había puesto agresiva.”

La gente se queda con mal sabor de boca y trata de evitar esas aerolíneas pero al final los precios y horarios normalmente son el factor más importante para elegir un vuelo. 

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El incidente en el que United Airlines sacó a la fuerza a un pasajero después de que se negara a abandonar el avión para que cupieran miembros de staff ha causado mucha indignación. Aunque claramente no es la única que sobrevende boletos (¿por qué sigue estando permitido?), es extraño que hayan esperado hasta abordar para pedir que cuatro personas más cedieran sus lugares. Los problemas de logística de la aerolínea tuvieron que ser pagados por David Dao, un vietnamita americano de 69 años. Además la respuesta de la aerolínea fue más bien cínica; el director de United Airlines dijo que el pasajero se había comportado “disruptivo y hostil” y mandó una carta a sus empleados donde supuestamente respalda las acciones de la compañía para “asegurar que volemos bien”. Después se disculpó y dijo que nadie “nadie debe ser maltratado de esa manera”.

¿De verdad United Airlines no tenía otra opción más que sacudir al hombre y jalarlo por el piso? ¿Era imposible pensar en alguna otra solución? probar con otros pasajeros y tratar de convencerlos, tener en cuenta la integridad y dignidad de alguien que había pagado por sus servicios, pensar en sus derechos humanos o por lo menos tener sentido común y pensar que su marca quedaría muy mal parada.

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