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Políticos de guerrilla

Las segundas oportunidades existen, al menos en algunos casos, como el de Gustavo Petro, quien a pesar de tener un historial guerrillero, logró involucrarse democráticamente en la política de Colombia.

Las dos caras de Gustavo

Esta es la historia de Gustavo Petro, colombiano nacido el 19 de abril de 1960, quien con un historial de  economista, exguerrillero del movimiento M-19 y exconvicto llegó a la Alcaldía de Bogotá en el 2012.

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Las segundas oportunidades existen, al menos en algunos casos, como el de Gustavo Petro, quien a pesar de tener un historial guerrillero, logró involucrarse democráticamente en la política de Colombia.

Las dos caras de Gustavo

Esta es la historia de Gustavo Petro, colombiano nacido el 19 de abril de 1960, quien con un historial de  economista, exguerrillero del movimiento M-19 y exconvicto llegó a la Alcaldía de Bogotá en el 2012.

Estudió en el Colegio Nacional de La Salle de Zipaquirá, donde pasaba sus recreos enterrado en las páginas que le contaban historias. Esta fue la misma razón que lo llevó a exentar un año en la primaria, “ese carácter metódico y concienzudo del que ha dado muestras en su carrera política pareció sembrarse de estudiante”, aseguró El Tiempo en octubre del 2011. 

Mientras Gustavo vivía los días sumidos en sus libros, su papá laboraba en un colegio de Zipaquirá, municipio colombiano, y su mamá “trabajaba en un almacén y compraba ropa de segunda para vestir a sus 3 niños”, informó el diario El Tiempo. 

El primogénito de la familia fue becado por la Universidad de Externado y posteriormente llegó a la Personería –dependencia del Ministerio Público que representa a la comunidad– y al Concejo de Zipaquirá, municipio donde residía con sus padres. 

1990 marca su inicio en la política

Empezó su carrera política como represente y senador en el Congreso, “siempre con una mira determinada: la oposición. 

“En su momento, sus dardos llegaron al gobierno de Andrés Pastrana y, después, consolidado como uno de los congresistas más votados y mejor calificados, realizó el primer debate sobre ‘parapolítica’ en el gobierno de Álvaro Uribe. Colaboradores cercanos recuerdan cómo Petro preparó durante meses ese debate, en sesiones que no les permitían dormir más de dos horas diarias”, agregó El Tiempo. 

De la clandestinidad al gobierno

Salvador Sánchez 

El hoy candidato a la presidencia de El Salvador, entró en 1978 a la clandestinidad guerrillera de su país. 

“Yo era un muchacho común y corriente, yo creo que me extraña cómo tuve la capacidad de entrar a ese proceso si yo era una persona, soy una persona, tímida”, dijo Sánchez en una entrevista. 

Sin embargo, ha ocupado varios cargos en la política, como diputado, jefe de la Fracción Parlamentaria y vicepresidente, su puesto actual. 

Dilma Rousseff 

Fue detenida en 1970 y condenada a tres años de cárcel. 

Dilma Rousseff, presidenta de Brasil desde el 2011, fue sometida a 22 días de tortura antes de ser interrogada sobre su participación en la guerrilla. 

“Dilma luchó durante la dictadura militar en varios grupos de extrema izquierda que propugnaban la dictadura del proletariado y defendían la lucha armada. Ella siempre ha asegurado que nunca disparó ni mató a nadie. Solo colaboró en la preparación de algunos asaltos a bancos para financiar la organización”, publicó El País en el 2011.

José Mujica

El presidente de Uruguay fue uno de los miembros destacados del movimiento Tupamaro, que fue exterminado antes de la dictadura militar. 

“Pero para evitar rebrotes de la guerrilla, el régimen mantuvo como rehenes a sus principales cabecillas, entre ellos a Mujica, un hombre que guarda en el cuerpo el recuerdo de los enfrentamientos, a tiro limpio, con las fuerzas de seguridad. Herido de bala en seis ocasiones, conserva algunos proyectiles bajo la piel”, publicó el diario español ABC en el 2009, cuando Mujica fue elegido jefe de Estado. 

“En ocasiones Pepe tuvo que ingerir su propia orina porque los guardacárceles no le daban agua. Será el primer presidente que haya pasado por esa situación”, recuerda su compañero de armas y actual senador, Eleuterio Fernández. 

El ‘Aureliano’ rebelde 

Durante su adolescencia, comenzó a tener ideas opositoras. En la escuela, sabía que los hermanos lasallistas admiraban al general Francisco Franco, que gobernaba España. En búsqueda de otra perspectiva, conoció la Teología de la Liberación y a Francisco de Asís.

Asimismo, le indignaba que los curas del colegio se negaran a aceptar que Gabriel García Márquez había estudiado allí (les olía a izquierda). “Esto lo llevó a su primer acto de rebeldía, al meterse a escondidas a los archivos de los padres y encontrar fotos que demostraban el paso de ‘Gabo’ por el colegio. Desde entonces: piedra en el zapato”, informó El Tiempo en octubre del 2011. 

Tiempo después llegaron a sus manos documentos del movimiento guerrillero denominado M-19, al que se incorporó en los 80. 

Una vez que se unió a la causa, a pesar de que no pretendía tomar las armas y combatir,  buscó su entrada a través del debate político, y así empezó a destacar en la dirección regional del grupo guerrillero.  Para entonces, era conocido por el alias que él mismo escogió: “Aureliano”, uno de los personajes de “Cien años de soledad”, de García Márquez.

Cuando el M-19 comenzó las conversaciones de paz con el gobierno de Belisario Betancur, Petro tenía el apoyo de los ciudadanos de Zipaquirá, lo cual fue crucial para huir cuando se  interrumpió el diálogo y el Ejército llegó a buscarlo. 

Disfrazado de mujer, se escapó del lugar que lo vio crecer, pero luego fue capturado y estuvo preso dos años. 

Cuando quedó en libertad, comenzó a trabajar en la desmovilización del grupo guerrillero, pues pensaba que era la única salida. “Y empezó a trabajar esa idea junto a Carlos Pizarro y los demás comandantes. En 1990, el ‘M’ firmó la paz”, publicó El Tiempo. 

‘Terrorista vestido de civil’

A menudo recibía mensajes con insultos y amenazas, pero Petro continuó con su vida en la política, aunque eventualmente fue obligado a salir del país como agregado de la Embajada de Colombia en Bélgica, donde se refirieron a él como “un guerrillero resentido al que tuvimos que recibir por cuenta de absurdos acuerdos políticos”.

Esta parte de su historia persigue al ahora alcalde. Hay ciudadanos que no le perdonan sus años en la cárcel, donde tuvo que conocer a su primer hijo, ni usar ropa de bebé como camuflaje para trasladar armas a donde la dirigencia le ordenara. 

Hoy en día es un hombre que hace ejercicio, pasa tiempo con sus hijos y es ambicioso, ya que, como a muchos, lo que le gusta es ganar. 

Y aunque hoy esté en medio de un escándalo político porque el Gobierno lo acusa de corrupción, sus seguidores le demuestran su apoyo incondicional. Desde la semana pasada, empezó a organizar movilizaciones y manifestaciones a las que han asistido miles de ciudadanos con la intención de “ejercer una presión social para que la Procuraduría no se pronuncie en segunda instancia (para destituir al alcalde) antes del dos de marzo, fecha en la que se realizará la elección de revocatoria de Gustavo Petro”, informó Caracol Radio el pasado 9 de enero.