De vida o muerte

El plebiscito de este domingo será el primer acuerdo de paz votado en Colombia y el segundo celebrado en el país, luego del que se realizó para permitir la alternancia en el poder y confirmó el 

derecho al voto de las mujeres.

 

4.5
millones de colombianos deberán votar a favor para que finalmente pueda entrar en vigor
Si el plebiscito gana, los acuerdos pueden quedar blindados. Pero si pierde, se podría frustrar todo el proceso 

El plebiscito de este domingo será el primer acuerdo de paz votado en Colombia y el segundo celebrado en el país, luego del que se realizó para permitir la alternancia en el poder y confirmó el 

derecho al voto de las mujeres.

 

La primer consulta se celebró un 1 de diciembre de 1957, y el 95 por ciento del electorado que votó a favor de una reforma de la Constitución de 1886.

 

En ese entonces se aprobó la alternancia del poder, desde 1958 hasta 1974, de los partidos Liberal y Conservador -una fórmula denominada Frente Nacional- así como los derechos políticos entre mujeres y hombres.

 

Más de medio siglo después de estos acontecimientos, el país se vuelve a someter al voto popular y a un nuevo momento de transición.

 

Ahora, con nuevas circunstancias, discusiones y actores que buscan refrendar los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC, en La Habana, y que se condensará en una sola pregunta con cabida a un Sí o a un No: ¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?

 

Detrás de esta sola interrogante estarán inmersos temas fundamentales para los colombianos tales como la reforma rural, la solución al problema del tráfico de drogas o el modelo de justicia transicional para los guerrilleros.

 

Y es que, Colombia no sólo debe sellar un acuerdo, sino también debe ponerse por encima de los estándares mínimos de justicia transicional que exigen una reparación integral a las víctimas.

 

En ese sentido, el plebiscito de este domingo se trata de un experimento en el que el Gobierno de Juan Manuel Santos se juega un gran precio político y social: si gana, tiene el apoyo Institucional y los acuerdos pueden quedar blindados. Pero si pierde, se podría frustrar todo el proceso.

 

Pero sería un momento histórico para la democracia del país, ya que en la misma sociedad recae el acabar con el conflicto o si definitivamente considera que no vale la pena pagar ese costo por la paz de Colombia.

 

Es por ello, que las campañas a favor y en contra no fueron financiadas por el Estado y deberán votar a favor un mínimo de 4.5 millones de colombianos para que finalmente pueda entrar en vigor.

 

Una campaña dividida

 

Una encuesta realizada entre el 15 y el 20 de septiembre de 2016, de Cifras y Conceptos, contratada por Caracol Radio y Red Más Noticias, revela que el 59 por ciento de los encuestados saldrá a votar, mientras que el 36 no lo hará.

 

Por edades, quienes mayor apoyo le dan al acuerdo son los mayores de 65 años, con el 73 por ciento. Luego aparecen los jóvenes entre 18 y 25 años, con el 56 por ciento.

 

Respecto a la participación política de los comandantes subversivos, el 77 por ciento no está de acuerdo y el 23 por ciento lo apoya, a pesar de que en los acuerdos están previstas cinco plazas en el Congreso para los exguerrilleros.  

 

Tampoco estuvieron de acuerdo la mayoría de los encuestados (83 por ciento) con que las FARC reciban esos puestos en el Congreso, asignadas directamente y sin elección popular.

 

En cuanto a las medidas que más contribuyen a la reparación integral de las víctimas del conflicto, la mayoría cree que lo esencial es que conozca la verdad (46 por ciento), seguido de la indemnización económica por parte del Estado (32 por ciento) y que se entreguen los restos de las personas desaparecidas (29 por ciento).

 

Y entre más se acerca está el plebiscito, el cruce de declaraciones entre los promotores del Sí y del 

No, se hace más hostil.

 

Los unos descalifican a los otros como “guerrilleros y castrochavistas”; estos replican que son “paramilitares y guerreristas”.

 

Y en eso se ha basado gran parte de la campaña para la votación del mecanismo para refrendar el documento ratificado este lunes entre el presidente Juan Manuel Santos y “Timoleón Jiménez”, jefe máximo de las FARC.

 

El expresidente César Gaviria, gran promotor del acuerdo de paz, afirmó que la oposición del expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez al proceso es “que está asumiendo una posición que no corresponde a las cosas que él ha hecho y ha dicho a lo largo de su vida. Él ha dicho que no es enemigo de los procesos de paz, y es verdad, sólo que éste no le gustó porque no lo hizo él”.

 

Y los más de 100 invitados al acto de campaña aplaudieron la intervención del expresidente Gaviria, quien reiteró su defensa al Sí, asegurando que Uribe no tiene razón alguna para “comportarse como se está comportando durante la recta final hacia el plebiscito del 2 de octubre”.