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Morir en el Mediterráneo o el odio europeo

Migrantes que intentan llegar a Europa vía marítima mueran en el Mediterráneo. Los sobrevivientes se tienen que enfrentar con posturas antiinmigrantes en los países europeos de llegada

En sólo los primeros dos meses de 2018, 10 mil 330 migrantes y refugiados han ingresado a Europa por vía marítima, poco más del 50 por ciento llegaron a Italia y el resto a Grecia o España, de acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Las personas que emigran de África o Asia huyen de los conflictos sociales y armados en sus países de origen, no obstante, el camino hacia una nueva vida es igual de inseguro y se han encontrado con la muerte o la xenofobia.

El Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM (MMP por su sigla en inglés) informó que 418 muertes habían sido registradas en el Mediterráneo hasta ahora. Sólo en seis días, del 15 al 20 de febrero, la guardia costera de Grecia registró que hubo al menos tres incidentes que requirieron de operaciones de búsqueda y de rescate cerca de la isla de Samos.

Los primeros días de febrero noventa migrantes murieron ahogados luego de que su bote se hundiera frente a las costas de Libia, de acuerdo a la OIM.

Sólo un mes antes, el 6 de enero, la guardia italiana había recuperado ocho cadáveres y rescatado a 84 personas que iban a bordo de una lancha neumática que naufragó en el Mediterráneo, a pocas millas de las costas de Libia.

La escena del niño de Siria cuyo cuerpo terminó en una playa de Turquía se sigue repitiendo porque más de 10 mil migrantes aún tienen la necesidad de huir de sus países en 2018. La nacionalidad de los migrantes que llegan a Italia, Grecia, España y Bulgaria dan una pista de la razón por la que tienen que escapar de las regiones donde nacieron.

De acuerdo a los registros de la OIM, en el caso de Italia la mayoría de migrantes este año proviene de Eritrea. La población de este país no tiene garantizados los alimentos porque la ubicación geográfica de la nación la hace susceptible a condiciones climáticas severas, como las sequías.

Actualmente en Europa abundan los movimientos políticos y sociales abiertamente xenófobos

Los otros migrantes que llegan a Italia provienen de Tunisia, Pakistán, Nigeria, Libia y Costa de Marfil. En el caso de Libia, 1.1 millones de personas necesitan ayuda humanitaria por los niveles altos de violencia, de acuerdo a las Naciones Unidas. El 24 de enero, un doble atentado en el distrito de Al-Salmani en la ciudad de Benghazi mató a más de 20 personas, incluidos niños.

En Grecia, España y Bulgaria llegan migrantes de diferentes nacionalidades, tales como iraquíes o afganos, pero una constante en los tres países durante 2017 y este año es la llegada de personas que provienen de Siria. De acuerdo al Observatorio Sirio de Derechos Humanos, casi 600 personas murieron desde el 18 de febrero de este año hasta la actualidad en la ciudad siria de Guta Oriental como consecuencia de ataques aéreos.

Estas personas que huyen del hambre y los conflictos armados no encuentran la paz cuando deciden salir de sus países. Después de cruzar el Mediterráneo en embarcaciones pequeñas con cientos de acompañantes, los migrantes llegan a Europa para ser discriminados porque muchos europeos consideran que estas personas cometen delitos.

Los migrantes que logran llegar a salvo se tienen que enfrentar con el recrudecimiento en Europa de las políticas nacionalistas que ven con malos ojos a los migrantes. Los primeros meses del año estuvieron plagados de momentos antimigrantes en el territorio europeo, desde ataques con armas contra migrantes en Italia hasta una ola de políticos con pensamiento populista que no quiere a los extranjeros en sus países.

El continente europeo se encuentra en una etapa en la que abundan los movimientos políticos y sociales abiertamente xenófobos, según el informe “Antimigración. El auge de la xenofobia populista en Europa” de la Fundación por Causa de Periodismo e Investigación.

Según la investigación realizada para redactar este documento, en al menos 25 países del continente, dentro y fuera de la Unión Europea, existen partidos políticos de ultraderecha sólidamente establecidos.

A partir de este estudio se puede afirmar que existe una relación fuerte entre las actitudes antimusulmanas y las de antinmigración, sobre todo en Gran Bretaña, Francia, Países Bajos, Italia, Alemania, Austria, Polonia, Hungría y la República Checa.

Esta discriminación está en todos los ámbitos de Italia, el país que en este año ha recibido más de la mitad de los migrantes que atraviesan el mar Mediterráneo para estar a salvo. La expresión más grave de xenofobia este año en Italia fue una agresión que sucedió el 3 de febrero de 2018 en Macerata, en el noroeste italiano.

En esa fecha una persona disparó contra seis migrantes africanos. El presunto culpable fue un joven de origen italiano que hizo el saludo fascista después de disparar.

“La invasión y la inmigración fuera de control conducen al conflicto social. El gobierno es el que ha permitido que cientos de miles de migrantes ilegales vengan aquí sin ningún límite”
Matteo SalviniPolítico italiano

Poco después, el ex primer ministro Silvio Berlusconi agregó “sólo el 5 por ciento de los que están en Italia, alrededor de 30 mil tienen derecho a permanecer como refugiados. Los otros 600 mil representan una bomba social lista para explotar que solo el gobierno de centroderecha lograría desactivar”.

La coalición de centroderecha que obtuvo el 37 por ciento de votos en las elecciones italianas de este domingo ha propagado un discurso racista y antiinmigrante. En el mismo sentido, los líderes del Movimiento 5 Estrellas, grupo político que se llevó el 32 por ciento de las urnas, también han demostrado en sus declaraciones que tienen una postura en contra de los migrantes.

De acuerdo al mismo estudio, España, uno de los países que recibe a las personas que llegan a Europa desde el Mediterráneo, también es xenófobo. En España el discurso antiinmigratorio no procede de la clase política, sino de los ciudadanos que agreden a los migrantes.

No obstante, sí se han dado algunos episodios en los que las instituciones pretenden discriminar a quienes provienen de otros países. En 2014, la organización SOS Racismo demandó al alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, por el reglamento de servicios sociales de la ciudad. Esta organización calificó el documento de “muestra de normalización del racismo institucional”. El texto preveía dejar de conceder prestaciones a los migrantes en situación irregular, en específico a quienes llevaran menos de cinco años empadronados en la ciudad.

El mismo tipo de acciones se repiten en los otros paìses que reciben a los migrantes que llegan a Europa desde el Mediterráneo. Sirios, afganos, congoleños, marroquíes y otros migrantes que buscan tener una vida más tranquila se enfrentan en Europa con un odio hacia aquello que consideran diferente.