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Le dan la espalda a Cristina

La presidenta argentina recibió un duro rechazo por parte de uno de sus aliados el miércoles pasado.

Y es que Hugo Moyano, el combativo líder de la principal central sindical argentina ratificó el distanciamiento total con Cristina Fernández de Kirchner.

La principal razón fue la exigencia del líder sindical de que la presidenta sudamericana deje a un lado su “soberbia” para atender los reclamos laborales de los trabajadores.

“Nadie tiene el poder para destruir al movimiento obrero porque es pretender destruir al peronismo mismo”
"Y espero se dé cuenta (Cristina Fernández) que no puede seguir con esa soberbia abrumadora”
Hugo MoyanoLíder de gremios de la Confederación General del Trabajo

La presidenta argentina recibió un duro rechazo por parte de uno de sus aliados el miércoles pasado.

Y es que Hugo Moyano, el combativo líder de la principal central sindical argentina ratificó el distanciamiento total con Cristina Fernández de Kirchner.

La principal razón fue la exigencia del líder sindical de que la presidenta sudamericana deje a un lado su “soberbia” para atender los reclamos laborales de los trabajadores.

Como resultado, el poderoso sindicato de camioneros que encabeza Moyano y otros gremios que le son afines en el seno de la Confederación General del Trabajo (CGT), realizaron un paro nacional de un día.

Los huelguistas se movilizaron hasta la Plaza de Mayo en Buenos Aires, donde Hugo Moyano dirigió palabras bastante críticas hacia la presidenta argentina.

“No le costaría nada a la señora presidenta …dialogar con los trabajadores o con otros sectores …eso demuestra la grandeza de quienes conducen los destinos del país.

“Y espero que con la capacidad e inteligencia que da a entender se dé cuenta que no puede seguir con esa soberbia abrumadora”, dijo el líder sindical ante miles de trabajadores que lo vitorearon en la céntrica plaza, donde se encuentra la sede del gobierno.

La protesta que encabeza Moyano es la primera de este tipo desde que el kirchnerismo llegó al poder en 2003.

Moyano era hasta hace unos meses aliado de Fernández e incondicional de Néstor Kirchner, antecesor y fallecido marido de la mandataria, pero en los últimos meses su relación con la presidenta empeoró y el diálogo entre ambos es nulo.

Una de las principales demandas que planteó Moyano en su acto en la Plaza de Mayo es que el Ejecutivo implemente medidas que combatan aquello con lo que se tienen que enfrentar los trabajadores argentinos: una inflación del 25 por ciento.

Para ello, el líder síndico pide un aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias que se aplican a los salarios para mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores.

“Se discrimina cruelmente a los hijos de los trabajadores”, dijo.

A la huelga se adhirieron los sectores de transporte de mercancías, de combustibles, de recolección de basura, de materiales peligrosos y de caudales, así como los distribuidores de alimentos y de periódicos.

En la movilización hubo de todo un poco: peones rurales, trabajadores aeronáuticos, portuarios, textiles, municipales y judiciales.

Sin embargo, el paro no tuvo un impacto tan fuerte en la vida de los porteños, ya que tanto los transportes de pasajeros como  los trenes subterráneos, taxis y autobuses funcionaban a la normalidad en Buenos Aires.

Moyano no conducía a los gremios correspondientes a estos sectores, por lo que no pudo convencerlos de que lo acompañaran en el paro generalizado que pretendía hacer.

Pero trabajadores estatales, docentes, judiciales y de la salud afines a la CGT marcharon en varias provincias en adhesión a los reclamos planteados por el líder.

Hugo Moyano subrayó que el estilo de gobierno es “de hacer todo como si fuera una dictadura”. 

“Nosotros no atacamos (al Ejecutivo); reclamamos lo que legítimamente les corresponde a los trabajadores. Pareciera que un reclamo legítimo fuera una extorsión … pareciera que un paro nacional fuera un golpe de Estado”, se quejó en otro momento el líder sindical.

El gremialista también afirmó que el gobierno tiene deudas con las prestadoras de salud sindicales y que “amenaza” a otros líderes sindicales para que no se unan a la causa de Moyano.

“Nadie tiene el poder para destruir al movimiento obrero porque destruirlo es pretender destruir al peronismo mismo”, afirmó.

Sin embargo, no todos están con Moyano, ya que grandes gremios que mantienen pugnas contra el líder del sindicato camionero rechazaron unirse a la huelga contra Fernández de Kirchner.

Esto debido a que hay también un amplio sector a favor de lo que ha logrado la actual presidenta de argentina y en general, el kirchnerismo. 

Consideran que las actuales políticas han logrado mejorar las condiciones de los argentinos con menos ingresos.

La mandataria ha pedido a los trabajadores responsabilidad en sus reclamos en medio de una crisis internacional que está afectando la economía del país.

Santiago Senén González, historiador del movimiento obrero, dijo a The Associated Press que esta protesta “marca un quiebre entre un sector poderoso del sindicalismo” y la presidenta. (AP)

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