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Las calles juzgan a agresores

Las marchas para exigir justicia ante las violaciones a niñas y mujeres son un ejercicio cada vez más común. Frente a sentencias injustas o una lenta respuesta de las autoridades, la ciudadanía de países como Chile, Francia, España e India salen a las calles para demandar que se castigue a los agresores

Las violaciones a niñas y mujeres ya no se quedan en el espacio privado ni en los juzgados. Actualmente las personas salen a las calles para exigir que quienes cometieron estas agresiones sexuales sean castigados. En los primeros meses del año fue común que ante los abusos se diera una respuesta en el espacio público. Las consignas y la cantidad de gente que participa en marchas demuestran un hartazgo internacional frente a la violencia de género.

Los casos más recientes de violaciones y reacción de la sociedad civil fueron en Chile, Francia, España e India. Las calles de las principales ciudades de estas tres naciones se llenaron de indignados que buscan justicia para las mujeres que fueron violadas. Los manifestantes se quejan porque los agresores no son castigados u obtienen sentencias que no tienen conformes a las víctimas.

Aunque los idiomas no sean los mismos y los contextos sean diferentes, lo que tienen en común estos países es que las denuncias contra los violadores también se hacen en el espacio público. Ante la impunidad frente a las violaciones, actualmente las calles son los juzgados contra aquellos hombres que violentan a las mujeres.

Uno de los casos más recientes de indignación por la violencia de género es la respuesta de toda España por la sentencia que recibió el grupo de jóvenes apodados ‘La Manada’. De acuerdo al fallo de la Audiencia Provincial de Navarra, estos hombres cometieron un delito de abuso sexual y no una violación contra una joven en los Sanfermines de 2016. Por el crimen de abuso sexual recibieron una condena de nueve años de prisión.

Mil 800 psicólogos y psiquiatras españoles se sumaron a las críticas contra la sentencia de ‘La Manada’

La sentencia indica que no fue una violación porque los jueces consideraron que los hechos se produjeron sin violencia ni intimidación. Esa es la diferencia entre los abusos y las agresiones sexuales según el Código Penal de España.

La sentencia de ‘La Manada’ señala que, según la jurisprudencia del Tribunal Supremo, la violencia exige una agresión física con fuerza para doblegar la voluntad de la denunciante. De acuerdo a los magistrados este tipo de violencia no quedó acreditada en este caso y por eso no se considera violación.

Ante esta conclusión de la justicia española, cientos de indignados tomaron las calles de todo el país para demostrar que no estaban de acuerdo con la condena impuesta a ‘La Manada’.

El miércoles pasado fue una de las últimas protestas públicas por este caso. Cientos de mujeres de distintas edades se reunieron en el centro de Madrid vestidas con ropa color morado y avanzaron hasta la Puerta del Sol, frente a la sede del gobierno regional en la que se celebraba el Dos de Mayo, día de la Comunidad de Madrid.

La fiesta autonómica más importante de la región estuvo protagonizada por las mujeres que protestaban en la calle. Las manifestantes coreaban “no es abuso, es violación”, una frase que se repitió en decenas de movilizaciones en contra de la sentencia impuesta al grupo de jóvenes.

El evento de Puertas de Sol no era el primero como respuesta a la sentencia de ‘La Manada’. Las primeras manifestaciones comenzaron apenas horas después de que la Audiencia Provincial de Navarra dijera su veredicto sobre este caso.

Tras las multitudinarias movilizaciones que se realizaron en diferentes ciudades de toda España y después de que una protesta feminista marcara los actos de celebración del Dos de Mayo en Madrid, la capital acogió el pasado viernes otra manifestación contra “la cultura de la violación”.

La cultura de la violación es un término que vincula la violación y la violencia sexual a la cultura de una sociedad en la que lo habitual es normalizar, incentivar, excusar, tolerar e incluso perdonar la violación.

Por otra parte, casi mil 800 psicólogos y psiquiatras espa- ñoles se sumaron a las críticas contra la sentencia de ‘La Manada’ con una carta en la que explican que el bloqueo de la víctima es normal en una situación de pánico y es por eso que no siempre pone resistencia ante una violación.

La misiva de los psicólogos y psiquiatras se gestó en las redes sociales. En las plataformas digitales también se creó un movimiento promovido por la periodista Cristina Fallarás con la etiqueta #Cuéntalo. “Tenemos que contar las agresiones, violaciones, compañeras. Este relato nos lo han hurtado. Debemos construirlo para que otras reconozcan”, dijo Fallarás el mismo día que se conoció el fallo. Centenares de mujeres han compartido desde entonces historias de abusos y agresiones sexuales con esta etiqueta.

Protestas más allá de territorio ibérico

No sólo en España las denuncias por violaciones se convierten en protestas en el espacio público. En Chile, organizaciones feministas marcharon para exigir justicia por una mujer que fue violada por un grupo de hombres vestidos como fanáticos de la Universidad de Chile, justamente después de que este equipo de futbol jugó contra la Universidad de Concepción.

Las manifestantes exigieron que el gobierno chileno comience un proceso de justicia para localizar y procesar a los cinco hombres que llevaron a la mujer de 28 años hasta una plaza cercana para violarla y robarle sus pertenencias.

Organizaciones feministas marcharon para exigir justicia por una mujer que fue violada por cinco hombres en Chile

Antes de las manifestaciones en Chile, la población también se organizó para pedir justicia en la ciudad de Wambrechies, en Francia, por otro caso de violación y homicidio. Hace un par de semanas las calles de esta urbe se tiñeron de blanco con una marcha que apoyó a la familia de Angélique Six, una niña de 13 años que fue violada y asesinada por un vecino que reconoció los crímenes. Este hombre además tenía antecedentes por violación de otra menor hace dos décadas.

Los vecinos de esta ciudad francesa marcharon y lanzaron globos blancos al cielo en homenaje a Angélique. También crearon memoriales con flores para la niña que perdió la vida.

Previo al caso de Francia, varios centenares de mujeres musulmanas se manifestaron el mes pasado en la India para pedir justicia por la violación múltiple y asesinato de Ashifa Bano, una niña de ocho años. Las protestas se extendieron en varias ciudades del país asiático.

El crimen fue realizado para promover la expulsión de la comunidad musulmana bakarwal a la que pertenecía la niña. La investigación policial determinó que antes de ser asesinada la pequeña había sido drogada y violada durante días en un templo hindú por un grupo hombres, todos ellos hindúes.

A diferencia de otros casos de violencia de género, la ciudadanía no se quedó callada frente a las violaciones cometidas en diferentes puntos del mundo durante los primeros meses del presente año. Ante la falta de impartición de justicia por parte de los gobiernos, ahora la respuesta frente a la violencia contra las mujeres es salir a las calles.