La izquierda también tropieza

De ser un gobierno que nació de las movilizaciones populares en las calles, ahora la izquierda latinoamericana enfrenta protestas debido a un descontento generalizado. 

Ciudadanos de Venezuela, Brasil y Argentina se han manifestado en los últimos meses contra gobiernos que llegaron al poder por defender los intereses sociales, pero que ahora enfrentan acusaciones de represión, incompetencia económica y autoritarismo. 

"Buena parte de los que protestan son de las clases medias, no de los sectores populares. Ahora bien, estas protestas se han radicalizado y la oposición de derecha, que así se identifica, pues ha sido muy violenta"
Adalberto Enrique Santana HernándezDirector del CIALC de la UNAM.
"Es lo que decía Nietzsche: la espiral histórica. Regresamos a lo mismo, terminas tratando de acallar aquello de lo que en su momento hiciste eco y que te llevó al poder"
Omar Danilo Hernández Profesor del Tec de Monterrey.
https://www.youtube.com/watch?v=f0Uhrx5zjng

De ser un gobierno que nació de las movilizaciones populares en las calles, ahora la izquierda latinoamericana enfrenta protestas debido a un descontento generalizado. 

Ciudadanos de Venezuela, Brasil y Argentina se han manifestado en los últimos meses contra gobiernos que llegaron al poder por defender los intereses sociales, pero que ahora enfrentan acusaciones de represión, incompetencia económica y autoritarismo. 

Manifestantes venezolanos piden el fin del desabastecimiento de alimentos y la inseguridad, los argentinos exigen terminar con la incertidumbre económica, y los brasileños claman por una mejor distribución de la riqueza y precios más justos.

Expertos consultados por Reporte Indigo coinciden en que los motivos de las marchas difieren en cada país, pero que la izquierda afronta retos comunes como un liderazgo débil, cerrazón política, la agudización de la desigualdad y la crisis económica.

Estas naciones también comparten un aliado que molesta a la población, señalan los especialistas, pues guardan una estrecha relación con Cuba para legitimar sus políticas y defenderse de las críticas de potencias como Estados Unidos.

El músculo de la clase media 

Los sectores populares suelen tomar las calles, pero la clase media es protagonista de las recientes manifestaciones, afirma Adalberto Enrique Santana Hernández, director del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM. 

Santana Hernández, autor del libro “Venezuela: Política y Migración”, asevera que la situación venezolana es un ejemplo de radicalización que condujo a violencia política. 

“Son de un sector de la población que políticamente se identifica con la oposición”, indica, “y socialmente buena parte de los que protestan son de las clases medias, no de los sectores populares.

“Ahora bien, estas protestas se han radicalizado y la oposición de derecha, que así se identifica, pues ha sido muy violenta. Incluso ya van varios asesinatos, provocados en gran medida por estos actos violentos de la oposición”.

El académico expresa que el caso de Venezuela y Argentina ejemplifica un problema regional ocasionado por los intereses extranjeros y particulares sobre el petróleo. 

“El eslabón más débil de la izquierda es Venezuela y ahí es donde la derecha, tanto nacional como extranjera, está atizando para el derrocamiento del presidente Maduro y para recuperar el petróleo de las grandes empresas trasnacionales”, asegura.

Fin del gobierno omnipotente

La reacción de inconformidad de estas sociedades muestra que el Estado ya no es un ser omnipotente que puede hacer lo que quiera, manifiesta Carlos Teissier, profesor de negociaciones interculturales y relaciones internacionales en la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad Regiomontana.

Teissier expone que los gobernantes no se han adaptado a la nueva mentalidad de la población, que ve que en otros países vecinos hay mejores condiciones de vida.

“Son sistemas de gobierno que todavía creen que ellos, por su propio fuero, pueden hacer con el país lo que quieran, como si estuviéramos hablando de los años 60”, explica.

“Los gobiernos ya no tienen ese poder para cerrarse a sí mismos. La globalización y los fenómenos que hemos estado viendo hacen que las fronteras hayan desaparecido”, añade.

Las protestas se gestaron en redes sociales, subraya el académico, pues los ciudadanos son más conscientes de la desigualdad nacional e internacional ahora que hay mayor acceso a la información, disponible en internet.

“La sociedad de hoy no está dispuesta a aguantar que el gobierno haga con ella lo que quiera. Sobre todo porque la gente tiene ejemplos a flor de piel. La gente de Argentina no tiene más que ver lo que ha pasado en Uruguay, lo que ha pasado en Chile”, detalla.

“Los gobiernos tienen que entender que tienen que escuchar al pueblo, no pueden darse el lujo de decir: ‘señores, se callan y ahora la sociedad me va a escuchar a mí’. Esos tiempos ya quedaron en el pasado”, agrega.

Falta un caudillo

La política latinoamericana se distingue por el caudillismo, la búsqueda de un líder fuerte y carismático, destaca el venezolano Omar Danilo Hernández, especialista en comunicación y estudios de América Latina.

El profesor del Tecnológico de Monterrey indica que hay un problema severo porque falta un líder de izquierda con visión y arrastre, como lo que tuvo Hugo Chávez.

“Hay un estilo que Chávez muy a lo caudillo impuso, un estilo de gobernar donde ‘pues a ver qué es lo que quiere mi comandante y ahí vamos y lo hacemos’”, explica, “la división de poderes y la autonomía de poderes en el Estado todo eso era irrelevante.

“En ausencia un caudillo las instituciones andan buscando qué es lo que quiere Maduro. Por el amor de Dios, el señor tuvo como dos meses de entrenamiento, es un señor que ‘no le sube agua al tinaco’”.

 

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