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¡Jesuita y latinoamericano!

En un hecho histórico se ha nombrado, no solo al primer latinoamericano para ocupar la silla papal, sino además este ha resultado ser de la orden de la Compañía de Jesús, mejor conocidos como Jesuitas, lo que nos puede indicar hacia donde se dirigirá la iglesia en los próximos años.

¿Cómo poder empezar un tema que explota en información para analizar?

¡Tenemos un latinoamericano, que resulta ser jesuita y que ha escogido usar el nombre, por primera vez entre los papas, de Francisco!

En un hecho histórico se ha nombrado, no solo al primer latinoamericano para ocupar la silla papal, sino además este ha resultado ser de la orden de la Compañía de Jesús, mejor conocidos como Jesuitas, lo que nos puede indicar hacia donde se dirigirá la iglesia en los próximos años.

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¡Tenemos un latinoamericano, que resulta ser jesuita y que ha escogido usar el nombre, por primera vez entre los papas, de Francisco!

Francisco de Asís, reconocido por haber entregado su vida a servir a los pobres, es el padre fundador de los Franciscanos. Nacido en 1181, en plena edad media, fue un predicador de la pobreza en medio de la opulencia desenfrenada de las jerarquías eclesiásticas. Época donde la iglesia perdía adeptos, que dieron nacimientos a grupos cristianos separados, ante los abusos visibles de la curia y el abandonado de sus cimientos evangélicos.

El Cardenal Jorge Mario Bergoglio, ahora Papa Francisco, es elegido sucesor de Pedro en medio de una turbulenta Iglesia. Una iglesia que ha vivido muy malos momentos. La renuncia histórica de un papa (Benedicto XVI). Los crímenes de pederastia que fueron encubiertos por obispos, cardenales y hasta el papa, que no hicieron nada para atender y resolver el daño de las victimas. Y los escándalos de corrupción y lavado de dinero dentro de las finanzas del vaticano.

Dos caminos tenían los Cardenales a cargo de la elección del sumo pontífice. Una decisión que tenia tiempo esperando respuesta: hacia dónde debe dirigirse la iglesia del siglo XXI.

Camino uno, hacia una renovada Iglesia ecuménica para Occidente, con una nueva evangelización, respetuosa de la libertad del hombre. Un diaconado con mayores facultades y un sacerdote que pase por un proceso mas riguroso de “contratación”. Una iglesia que respete la legalidad de las naciones, y que dé ejemplo de castigo a quien infringe la ley.

 O camino dos, hacia una Iglesia mas ortodoxa como la que piden las comunidades de África y de Asia del este, que pueda competir con un islam que no para de crecer. Una Iglesia que requeriría más normas y dogmas, y menos libertades.

La elección de un jesuita, famosos por ser los liberales y místicos de la iglesia católica, puede dar respuesta al camino que seguirá el Vaticano, por lo menos para la década por venir.

Se verá, seguramente, una Iglesia que renovará su evangelización a través del instrumento del amor. Y será revolucionaria en las ideologías que urgen renovar, para que mas fieles puedan identificarse con ella.

Los ojos están puestos en América, no cabe duda. Una América que significa el 50 por ciento de los católicos del mundo. Y para esto, por qué no, con un Papa Latinoamericano. Un Argentino.

Claro está que un Papa no puede gobernar con un solo pensamiento, y tendrá que respetar las ideas de las demás congregaciones y movimientos católicos. Pero si alguien ha demostrado la capacidad de respeto y ecumenismo, son precisamente los Jesuitas.

Con una trayectoria pastoral muy digna, como hombre humilde y de pantalones que se ha enfrentado al sistema político de su país, Jorge Mario Bergoglio puede ser el Papa que buscábamos para estos tiempos de incertidumbre.

Y si todos los católicos han mostrado su júbilo por el nombramiento, quizá aquí sí haya operado el Espíritu de Dios.