Clinton: la crisis

Hillary Clinton tiene 68 años… y eso se nota.

 

La salud de la candidata demócrata ocupa las portadas de todos los diarios y es el centro de la batalla para las elecciones de noviembre en Estados Unidos.

 

35%
de los estadounidenses consideran a Hillary Clinton digna de confianza

Hillary Clinton tiene 68 años… y eso se nota.

 

La salud de la candidata demócrata ocupa las portadas de todos los diarios y es el centro de la batalla para las elecciones de noviembre en Estados Unidos.

 

Hillary ocultó durante dos días el diagnóstico de neumonía porque, asegura, pensó que no era tan grave.

 

En entrevista para CNN la demócrata reconoció que había “subestimado el impacto de su enfermedad” y que los médicos le habían recomendado tomar cinco días de reposo, consejo que ignoró.

 

Las consecuencias las paga ahora. No solo porque esa situación le da una ventaja a su rival Donald Trump si no porque sus detractores señalan su secrecía sobre el tema a una recurrente opacidad en su campaña. 

 

Las declaraciones contradictorias de algunos de sus asesores evidenciaron que no todos estaban bien informados sobre la enfermedad de la candidata.

 

Si fue un error de comunicación o una falta de transparencia, nadie lo sabe, lo que sí se sabe es que este episodio llega en el peor momento para la candidata, quien durante semanas ha sido objeto de rumores persistentes sobre su salud.

 

A principios de esta semana en Cleveland, Ohio, la exsecretaria de Estado tuvo un persistente ataque de tos que reavivó los obstinados rumores en el campo republicano sobre su estado físico.

 

Y por supuesto Trump no ha perdido la oportunidad para asegurar en repetidas ocasiones durante los últimos días que Clinton no tiene la entereza necesaria para ejercer el cargo presidencial. 

 

Una falsa predicción

 

Algunos rumores sobre la salud de Hillary se alimentan también de algunos hechos pasados y que son la base para la especulación.

 

“Hillary tiene solo seis meses de vida”.

 

He ahí la “bomba” publicada por The National Enquirer.

 

El tabloide norteamericano divulgó el 12 de octubre de 2015 un artículo en el que le atribuía a la candidata cáncer de cerebro combinado con serios problemas con el alcohol y la esclerosis múltiple. 

 

Casi un año más tarde, Hillary sigue en pie contra todo pronóstico del artículo.

 

Y a pesar de que la nota fue retirada de la página Web del periódico, este es un ataque recurrente en el discurso de Donald Trump y sus partidarios.

 

“Los discursos (de Hillary Clinton) son tan cortos, que no duran más de 10 minutos, luego se va a casa a dormir. Tres días más tarde, se levanta y hace otro discurso … y vuelve a su casa a dormir”, dijo el republicano en agosto.

 

Y los internautas, por ejemplo, ya han difundido una compilación de videos tomados durante sus ataques de tos.

 

Algunos sitios conservadores estadounidenses como The Drudge Report, lanzaron una encuesta que muestra que “el 71 por ciento de los médicos creen que los problemas de salud de Hillary 

Clinton son graves y la pueden descalificar para el cargo de presidente de los Estados Unidos.”

 

Esta encuesta se publicó de manera informal entre sus partidarios y el público participante era, por lo tanto, hostil a los demócratas.

 

Sin embargo, tampoco los registros médicos de Donald Trump son del todo transparentes, incluso dos médicos estadounidenses hicieron un llamado, en el Chicago Tribune de mayo de 2016, a una evaluación independiente sobre la salud de todos los candidatos a la elección presidencial. 

 

¿Error de comunicación o falta de transparencia?

 

Hillary Clinton está bajo el escrutinio público tras su decisión de no revelar el diagnóstico de neumonía si no hasta dos días después de que lo recibió y cuando fue inevitable ocultarlo.

 

“Los antibióticos pueden superar la neumonía, pero ¿cuál es el remedio contra esa inclinación poco saludable para el secreto, que ha creado problemas innecesarios en repetidas ocasiones?”, lanzó el exasesor de Barack Obama, David Axelrod, en su cuenta de Twitter, y quien, no obstante, ha apoyado públicamente a la demócrata.

 

Según una reciente encuesta realizada por ABC / Washington Post, solo el 35 por ciento de los estadounidenses la consideran digna de confianza.

 

Incluso si la demócrata sigue liderando las encuestas, su ventaja sobre Donald Trump, en la misma encuesta, se redujo a 5 puntos (46 por ciento contra 41 por ciento).

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