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El peso sigue dividido

En octubre, el Gobierno cubano anunció la unificación de la moneda. Pero el día para que eso suceda no está cerca. 

“Será necesario primero devaluar la tasa de cambio oficial que hoy rige las operaciones de las empresas y, posteriormente, lograr su convergencia con la que usa la población, por lo que todo el ajuste tomará un tiempo que se extenderá posiblemente a tres años o más”, afirmó José Luis Rodríguez, exministro de Finanzas el pasado 27 de noviembre.

En octubre, el Gobierno cubano anunció la unificación de la moneda. Pero el día para que eso suceda no está cerca. 

“Será necesario primero devaluar la tasa de cambio oficial que hoy rige las operaciones de las empresas y, posteriormente, lograr su convergencia con la que usa la población, por lo que todo el ajuste tomará un tiempo que se extenderá posiblemente a tres años o más”, afirmó José Luis Rodríguez, exministro de Finanzas el pasado 27 de noviembre.

Cuando el Gobierno decretó la unificación del peso convertible (CUC) y el peso cubano (CUP), generó grandes expectativas entre los ciudadanos que tienen 20 años haciendo transacciones con ambas monedas. 

Ante la incertidumbre, la revista Bohemia entrevistó a Vilma Hidalgo, decana de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana, quien compartió las razones por las que se generó esta dualidad y las implicaciones que trae su unificación. 

> ¿Solo en Cuba se ha visto la dualidad monetaria?

No, fue común en América Latina en la década de los 80, cuando países de la región sufrieron de una aguda hiperinflación y, en consecuencia, se produjo una sustitución parcial, espontánea, de la moneda doméstica por el dólar, en casi todas sus funciones.

> ¿Cuáles han sido los efectos negativos de la dualidad?

Su permanencia fue excesiva en el tiempo (…), pero, después de varios años, el balance entre aspectos positivos y negativos tiene que contextualizarse. Al principio, la utilización del dólar sirvió para conectar la economía con el sector externo y con referentes internacionales de precios y costos, contribuyendo a la reanimación.

Comúnmente se considera que la dualidad monetaria es la causa de la diferenciación social y de la pérdida de participación del salario como fuente de ingresos de las familias. No se puede desestimar el efecto contraproducente que genera en las familias recibir un salario en pesos y tener que enfrentar una parte de los gastos en dólares. Sin embargo, no debemos atribuir tal hecho solo a la dualidad monetaria.

> ¿Por qué ahora, y no antes, la decisión de comenzar el proceso de unificación?

La economía cubana se ha ido recuperando. Ha logrado superar la situación crítica de los años 90. Además, se ha ganado experiencia en todos estos años en la administración de las políticas macroeconómicas y financieras.

Pero lo más importante ha sido la voluntad política de avanzar hacia la unificación monetaria para contribuir a perfeccionar el sistema de precios y salarios, a favor de una mayor productividad del trabajo, y mejorar la medición de los hechos económicos como base para la toma de decisiones (…).Pero tampoco es algo que se puede hacer de un día para otro, como ha explicado varias veces la dirección del país.

> ¿Por qué la unificación monetaria y cambiaria no puede ser una decisión con la cual se resuelva todo de una vez? 

Implica varias cosas. Primero, unificar el CUP y el CUC, las dos monedas emitidas por el Banco Central de Cuba, y convertirlas en una única moneda nacional con nuevas bases de convertibilidad respecto a la moneda extranjera…

Sí, definitivamente, es un proceso complejo, y por sus implicaciones en los precios, salarios, finanzas empresariales, presupuesto del Estado, entre otros indicadores fundamentales de la economía, debe ser gradual.

> ¿Cuántas etapas tendría el proceso y cuánto puede demorar? 

La secuencia de la unificación es relevante. Unido a este proceso es muy importante avanzar en las medidas previstas para reactivar las capacidades productivas y de exportación, como son las dirigidas a profundizar las transformaciones en el sector agropecuario.

También es vital para el equilibrio interno y externo ampliar fuentes de financiamiento al sector exportador; continuar desarrollando nuevas formas de gestión con el doble propósito de elevar la eficiencia y al propio tiempo aliviar las finanzas internas; perfeccionar los mecanismos regulatorios y el sistema de incentivos en la empresa estatal para estimular la productividad del trabajo; fortalecer la infraestructura productiva y tecnológica del país, elevando gradualmente la inversión, entre otras.

Corregir progresivamente el sistema de precios y salarios es una condición para la reactivación económica. 

Además, la presencia de tipos de cambio múltiples en una economía distorsiona el sistema de precios. Por eso soy partidaria de procurar la convergencia de ambos tipos de cambio en la medida en que las condiciones de la economía lo permitan.

El programa hacia la unificación monetaria es, sin duda, un paso trascendental para consolidar la moneda doméstica, recuperar su poder adquisitivo y reactivar la economía. El país cuenta con capacidad y competencia para lograr el éxito de este proceso. En adelante, debemos afianzar la estabilidad de largo plazo del peso cubano sobre los pivotes más esenciales: la productividad y la disciplina financiera y fiscal.

 

(Fragmento de la entrevista publicada el 28 de noviembre por la revista Bohemia)

 

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