El estigma rojo

El documental Period. End of Sentence evidencia que existen muchos mitos y desinformación sobre la menstruación en la actualidad. Debido a las creencias promovidas por distintas religiones, las mujeres son aisladas y tienen prácticas peligrosas esos días del mes

Los Oscar reconocieron un documental que demuestra que las mujeres aún son estigmatizadas por menstruar. Period. End of Sentence es el nombre de la producción original de Netflix que ganó el galardón a Mejor Corto Documental en la edición más reciente de los premios. El cortometraje aborda la desinformación en la India acerca de la menstruación y la labor de un grupo de mujeres para producir toallas higiénicas.

El documental dirigido por Rayka Zehtabchi se grabó en los campos y escuelas de Kathikhera donde, como en el resto de India, la menstruación es un tema atravesado por prejuicios y estigmas.

El cortometraje inicia con entrevistas a mujeres y hombres de todas las edades que no se atreven a hablar sobre el periodo menstrual. Los jóvenes sonríen apenados ante las preguntas y prefieren no contestar. Una mujer adulta rompe el silencio y dice “lo que sale es sangre mala”, mientras un joven agrega “es una enfermedad que afecta sólo a las mujeres”.

Las adolescentes mencionan que la falta de información sobre el funcionamiento del cuerpo de las mujeres en su comunidad afecta su vida. Una joven comparte que dejó la escuela después de un año en el que tuvo que esconderse para cambiar los trozos de tela que la ayudaban a retener su sangrado menstrual

Otra entrevistada explica que no puede ingresar a los templos durante su periodo porque los hombres mayores argumentan que ningún dios escucha los rezos de una mujer en ese momento de su ciclo.

El problema no se reduce a la India. En distintos países las mujeres enfrentan mitos que dificultan su vida durante esos días del mes e incluso las colocan en situaciones peligrosas. En algunas naciones es habitual que las mujeres sean aisladas en lugares fuera de casa, no les permiten entrar a la cocina o comer con la familia durante la menstruación debido a la creencia de que la sangre agria la comida.

El ginecólogo, obstetra y sexólogo César Moreno Rey comenta que la desinformación provoca ritos, creencias y costumbres respecto a la menstruación que se alejan de las bases científicas.

El también egresado de la Facultad Mexicana de Medicina de la Universidad La Salle añade que los estigmas en torno al ciclo menstrual también son ocasionados porque en muchas culturas las mujeres son percibidas como seres inferiores a los hombres. Esto detona que los temas referentes a ellas sean considerados menos importantes.

Moreno Rey también advierte que la información sobre el periodo menstrual permite que las mujeres puedan cuidar su salud y exigir el respeto de sus derechos.

Uno de los países con costumbres más peligrosas en torno a la menstruación es Nepal. Las mujeres en esta nación son expulsadas de sus casas cada mes durante sus días de sangrado. Son relegadas al campo, al patio o a los cobertizos destinados a los animales.

Se trata del chaupadi, una practica hindú que las obliga a abandonar el hogar y que es habitual en algunas comunidades del oeste del país. Las personas consideran que si no alejan a las mujeres esos días, el pueblo y la comunidad sufrirá una desgracia.

El Parlamento de Nepal tipificó como delito el aislamiento del chaupadi en 2017 porque seguía dándose aunque la justicia nepalí lo prohibió en 2005. Los ciudadanos que obligan a practicarlo pueden ser castigados con una multa y pena de cárcel de hasta tres meses, sin embargo, las leyes no son suficientes para frenar esta costumbre.

El aislamiento durante la menstruación provocó la muerte de algunas personas este año en Nepal. Una joven de 21 años se convirtió los primeros días de febrero en la cuarta persona que se sabe que murió en 2019 como resultado del chaupadi

Su nombre era Parbati Bogati y murió por inhalación de humo mientras dormía en una pequeña choza sin ventanas en el distrito occidental de Doti.

Una semana antes, Amba Bohara y sus dos hijos fueron encontrados muertos en un establo. Sus fallecimientos, en el vecino distrito de Bajura, llevaron a algunas personas a demoler cobertizos chaupadi en su aldea.

Durante cada año, varias mujeres mueren en las chozas producto de la hipotermia, la inhalación de humo o las mordeduras de animales. En 2010, una encuesta del gobierno encontró que una de cada cinco mujeres en todo el país siguió la práctica. En las regiones del medio oeste y lejano oeste de Nepal, la mitad de las mujeres encuestadas lo hicieron.

Las comunidades que practican el chaupadi creen que si las mujeres no son apartadas durante el periodo menstrual pueden provocar desde desastres naturales hasta enfermedades. Las mujeres también tienen prohibido realizar actividades cotidianas, como tomar un baño o ir a la escuela.

Por otra parte, en Ghana y otros países africanos la falta de baños adecuados en las escuelas, así como el alto precio de los productos menstruales, obliga a las niñas a quedarse en casa durante esos días del mes.

De acuerdo con Unicef, sólo el 23 por ciento de las escuelas en Ghana tiene una red de baños adecuada. Lo mismo ocurre en Kenia, donde las toallas, como en Malawi, son un producto prohibitivo. Un estudio de la Universidad de Duke estima que las niñas pierden en Kenia una media de tres días de clase por tener la regla, lo que se traduce en un perjuicio para su futuro y muchas veces termina por conducir al abandono escolar.

Además, en muchas zonas de Afganistán se cree que lavarse la zona vaginal durante la menstruación puede causar infertilidad. Este mito, sumado a las dificultades para conseguir productos menstruales y la ausencia de materiales adecuados para elaborar toallas sanitarias en casa, genera problemas de salud reproductiva, según una alerta de la Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU)

Un informe de Unicef y el Ministerio de Educación afgano advierte sobre otro problema. El reporte señala que más del 70 por ciento de las adolescentes afganas no se ducha cuando menstrúa y alrededor del 50 por ciento no sabía qué era la regla antes de tenerla por primera vez.

Según el informe de Unicef Menstrual hygiene matters, el 48 por ciento de las jóvenes iraníes consideran que la menstruación es una enfermedad. Además, es casi imposible acceder a tampones en Irán, ya que se consideran una amenaza a la virginidad de las jovenes, que es un asunto de crucial importancia en la moral y la religión del país.

La marca carmesí

Las investigadoras Ingrid Johnston-Robledo y Joan Chrisler evalúan en un artículo si la regla entra dentro de la conceptualización de estigma. Para ello toman la definición del sociólogo Erving Goffman, quien considera estigma como cualquier mancha o marca que aparta a una persona del resto.

En La marca menstrual: la menstruación como estigma social, las autoras diferencian tres categorías: los estigmas vinculados a lo corporal, aquellos relacionados con el carácter individual y los marcados por el grupo social.

En su investigación, las dos consideran que la menstruación encaja dentro de las tres categorías simultáneamente: en lo corporal por ser el fluido que más repulsión social despierta, en lo individual porque es asociada al carácter y en lo social por vincularse al sexo.

Otra señal de que la menstruación es un tema que no se habla cotidianamente en todos los círculos sociales es el cúmulo de eufemismos con el que las personas se refieren al periodo. En algunos lugares está directamente prohibido comentarlo delante de hombres; estos no pueden enterarse de cuándo menstrúan las mujeres con las que conviven como demuestra el documental galardonado.

Razones religiosas

La vinculación de la menstruación con lo tóxico e impuro es un elemento que se encuentra en muchas religiones. La Torá, la Biblia y el Corán comparten una visión de la menstruación como un mal durante el que se exige evitar las relaciones sexuales hasta la purificación posterior a través de diferentes rituales, según Algunas consideraciones antropológicas y religiosas alrededor de la menstruación de Miguel Ángel Alarcón-Nivia, profesor del Departamento de Ginecoobstetricia de la Universidad Industrial de Santander.

En el Levítico de la Biblia se habla de la menstruación como una impureza del cuerpo. Este proceso natural es visto como un elemento que convierte a la mujer en inmunda y establece una prohibición directa de mantener relaciones sexuales durante esos días.

“Cuando una mujer tenga flujo, si el flujo en su cuerpo es sangre, ella permanecerá en su impureza menstrual por siete días; y cualquiera que la toque quedará inmundo hasta el atardecer”
Levítico 15, 19Antiguo Testamento

El versículo comprueba que algunas religiones matizan la menstruación y esto provoca costumbres que incluso son peligrosas para las mujeres.