La imposible ecuación de Madame Brexit

El acceso al mercado único europeo, pero el final de la libre circulación de europeos en el Reino Unido es la imposible ecuación que quieren negociar los británicos con Bruselas. 

 

Tres meses después de su llegada a Downing Street, Theresa May participó en su primera cumbre europea en Bruselas. 

9.800
millones de libras fue la contribución neta de Reino Unido a la UE en 2014, convirtiéndose en el segundo mayor contribuyente neto
La verdad brutal es que el Brexit será una pérdida para todos. No habrá un pastel en la mesa, solo sal y vinagre”
Donald Tuskpresidente del Consejo
Europeo
No tiene caso que las empresas mantengan conversaciones secretas en cuartos oscuros y a cortinas cerradas con los enviados del gobierno británico” 
Jean-Claude Juncker presidente de la Comisión Europea

El acceso al mercado único europeo, pero el final de la libre circulación de europeos en el Reino Unido es la imposible ecuación que quieren negociar los británicos con Bruselas. 

 

Tres meses después de su llegada a Downing Street, Theresa May participó en su primera cumbre europea en Bruselas. 

 

Responsable de implementar este faraónico Brexit, May pretende que el divorcio entre el Reino Unido y los 27 miembros de la UE sea una salida suave de la Comunidad Europea. Pero no será así.

 

Las negociaciones comienzan oficialmente en la primavera de 2017. Y este calendario fue saludado por los líderes europeos que presionan por un divorcio rápido. Y que además, son conscientes de que será un divorcio duro: ninguna de las partes tiene interés en hacerse regalos mutuos. 

 

Y si bien el Brexit no figuró en la agenda oficial de la cumbre europea, con motivo de una cena de trabajo con los líderes de los 27 países de la UE, la Primera Ministra, que no fue invitada a la última cumbre de la UE en Bratislava, tuvo la oportunidad de sondear posibles aliados luego de dar la impresión, en el marco del Congreso de su partido en Birmingham a principios de octubre, de una ruptura brutal desafiando a Bruselas con un “Brexit duro”. 

 

Pide ayuda después de discurso xenófobo 

 

Hace 15 días, Theresa May enfatizó fuertemente durante el Congreso del Partido Conservador su compromiso de aplicar una de las demandas clave de los votantes al Brexit: establecer el control de ciudadanos europeos en las fronteras del país, pero con la esperanza de que el Reino Unido siga teniendo un peso en el mercado interno de la UE.

 

Tratando de borrar la impresión deplorable que causaron sus declaraciones de connotación xenófoba en las últimas semanas, que se sumaron al compromiso de establecer barreras a la libre circulación de los europeos, al fichaje de las empresas británicas que contraten extranjeros y a la instrumentalización de los ciudadanos europeos instalados en el Reino Unido como moneda de cambio en las negociaciones futuras, May tuvo que mostrar su “lado constructivo” ante los europeos y se dijo “lista” para pedir a los 27 la ayuda para negociar una separación que sea lo menos dolorosa posible. 

 

Pero eso no impidió que François Hollande lanzara su postura: “¿La Sra. May quiere un Brexit duro? 

 

Pues bien, las discusiones serán duras”, aseguró el mandatario francés.

 

Y es que a diferencia de su discurso para el electorado británico, Theresa May, no sugirió en Bruselas querer un “Brexit duro”, sino mostrarse abierta y medida, lamentando “malas interpretaciones” sobre sus palabras, señaló su portavoz. 

 

En cuanto al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, repite una y otra vez que no habrá ningún tipo de negociaciones antes de la aplicación del artículo 50. 

 

“No tiene caso que las empresas mantengan conversaciones secretas en cuartos oscuros y a cortinas cerradas con los enviados del gobierno británico”, se dirigió hacia la postura de la dirigente que ya ha visitado París, Berlín, Dinamarca, los Países Bajos y España y que en Bruselas se reunió con los líderes de Estonia y Rumanía. 

 

“La verdad brutal es que el Brexit será una pérdida para todos. No habrá un pastel en la mesa, solo sal y vinagre”, dijo por su parte el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien por el contrario anuncia una ruptura tormentosa.

 

Gran Bretaña dividida 

 

La evidencia de la complejidad de las futuras negociaciones, dijo Juncker frente al Parlamento un día antes de la cumbre europea, es que las negociaciones durarían “dos años o más”, excluyendo así la posibilidad de una ampliación del plazo previsto. 

 

Y uno de los desafíos que no permitirá acelerar dichas negociaciones proviene de las divisiones que hay en el gobierno británico, que todavía está luchando por acordar una estrategia común clara.

 

La ambigüedad sobre el destino de los ciudadanos europeos instalados en el Reino Unido ha sido tomada como un “as bajo la manga” para futuras negociaciones. 

 

Y estas declaraciones han causado confusión en el seno del gobierno de May. 

 

Incluso, el Ministro de Economía, Philip Hammond, es acusado por algunos de sus colegas de tratar de sabotear el Brexit debido a sus advertencias sobre los riesgos para la economía del Reino Unido de abandonar el acceso al mercado único europeo, de donde proviene el 45 por ciento de las exportaciones del país.

 

Tratando de tranquilizar a sus socios, Theresa May tuvo que abogar en Bruselas por una salida británica “sin problemas y de forma constructiva”, que no “perjudique al resto de la Unión Europea”.

 

Esperando que se olvide el esquema de una ruptura brutal en el que se encerró, con la ayuda de sus ministros a cargo del Brexit, pero contrariamente a la esperanza que todavía tenían algunos líderes, May reafirmó la ineludible realidad de la salida del Reino Unido.