Torre de Babel

Además del problema económico europeo, que está afectando a todos los países, se suma que los europeos no se han podido poner de acuerdo sobre hechos y datos.

Por ejemplo, es irrefutable que Grecia es el país de la Unión Europea donde los trabajadores en promedio trabajan más, alrededor de 2 mil 109 horas al año.

Sin embargo, en una encuesta a la población general realizada por el centro de investigación PEW, todos los países de la Unión Europea respondieron que los griegos eran los más flojos.

Además del problema económico europeo, que está afectando a todos los países, se suma que los europeos no se han podido poner de acuerdo sobre hechos y datos.

Por ejemplo, es irrefutable que Grecia es el país de la Unión Europea donde los trabajadores en promedio trabajan más, alrededor de 2 mil 109 horas al año.

Sin embargo, en una encuesta a la población general realizada por el centro de investigación PEW, todos los países de la Unión Europea respondieron que los griegos eran los más flojos.

En el otro extremo, ubican a Alemania como el país más trabajador, lo que también es equivocado, pues según datos de la Organización Internacional del Trabajo y la OCDE, éste es el país en el que menos se trabaja en promedio: mil 419 horas al año.

El debate de lo justo

Quizás las percepciones son así por que resulta irónico que el país con más horas de trabajo de la Eurozona también es el más endeudado. Una cosa es trabajar mucho, otra es hacerlo de manera productiva.

Pero la brecha entre el dicho y el hecho está afectando los prospectos de un acuerdo que acabaría con todo el debacle financiero de una vez por todas.

James Surowiecki, de la revista New Yorker, comenta que Europa se encuentra debatiendo qué es lo justo, y no lo que es la mejor política económica.

El resto de los europeos, que ven a los griegos como flojos y dependientes de ayuda internacional, no consideran justo pagar por desfalcos económicos en países que consideran irresponsables.

Los griegos, por su parte, consideran injusto que se impongan restricciones tan difíciles de cumplir por el mero hecho de salvar a bancos ricos y que se beneficiaron inmensamente con la Unión Europea.

El problema es que para muchos, el sentido de justicia es mayor que lo que económicamente tiene sentido hacer.

Un famoso experimento y un tanto más de investigaciones psicológicas, encuentran que individuos están dispuestos a ceder beneficios económicos si consideran que no están siendo tratados de manera justa.

Y todavía peor, lo que es justo también es relativo. Los griegos fácilmente podrían argumentar que trabajan más que todos y por lo tanto no es justo que se les exprima más.

De acuerdo a la misma encuesta, solo el 9 por ciento de los alemanes considera que los problemas económicos de la zona euro fueron causados por ellos mismos. Para ellos, lo justo sería no rescatar a nadie.

Al final del día, la solución al problema económico de Europa debe ser un arreglo que funcione económicamente, pero que probablemente parezca injusto para uno de los participantes.

En una negociación tan difícil y con tanto en juego, argumenta Surowiecki, es importante de

jar de pensar en justicia, pues puede ser una estrategia suicida.

En cambio, los europeos deben empezar a preguntar cuál es la mejor alternativa dadas las circunstancias actuales, aunqueparezca injusto para algunos.