La Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (BLS, por sus siglas en inglés) tiene registro de que tan solo de 2021 a 2022 el poder adquisitivo del estadounidense se redujo 7.4 por ciento gracias a las presiones inflacionarias. Foto: Especial

Sindicalismo estadounidense en pie de lucha

La lucha de los trabajadores estadounidenses por mejorar sus derechos económicos y laborales ha tomado una dimensión inédita durante el último año gracias a la intensificación de huelgas como estrategia de movilización

Las recientes manifestaciones de diversas asociaciones gremiales en Estados Unidos son el reflejo del impacto que han tenido las presiones inflacionarias y el agravamiento de las condiciones laborales de millones de trabajadores en la economía más grande del mundo.

Desde empleados de cafeterías hasta trabajadores de la industria automotriz, sin importar el sector productivo al que pertenezcan, han decidido tomar las calles estadounidenses en lo que ya es considerada la temporada de manifestaciones más álgida de la historia moderna de la nación que lidera el mundo económico y comercial, para exigir mejoras en sus condiciones salariales y de trabajo ante el encarecimiento del costo de vida.

Gracias a la pérdida de poder adquisitivo que ha experimentado el trabajador estadounidense durante los últimos años se han generado las condiciones para que el sindicalismo tome fuerza y genere acciones que llevaban décadas sin ser vistas, como la huelga de la industria automotriz más grande en décadas o el paro de 75 mil trabajadores del sector salud, explica a Reporte Índigo Mario Campa, economista especializado en temas sociales.

“¿Qué sucede cuando hay inflación? Generalmente los salarios se incrementan, pero si no lo hacen por encima de la inflación pierdes poder adquisitivo; en el caso de los trabajadores de Estados Unidos se observa que en 2022 se presentó un descenso del salario real, es decir, el salario se incrementó pero por debajo de lo necesario, entonces, como consumidores esos trabajadores se dieron cuenta que están trabajando lo mismo o incluso más, percibiendo más pero no les alcanza para cubrir incluso necesidades básicas”, comenta Campa.

Al respecto, la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos (BLS, por sus siglas en inglés) tiene registro de que tan solo de 2021 a 2022 el poder adquisitivo del estadounidense se redujo 7.4 por ciento gracias a las presiones inflacionarias que se intensificaron por factores como las consecuencias de la pandemia en las cadenas de proveeduría y las afectaciones por el conflicto bélico ruso ucraniano en los energéticos.

Además, la política monetaria restrictiva implementada por la Reserva Federal (Fed) a inicios del año pasado para hacerle frente a las presiones inflacionarias ha encarecido el costo del endeudamiento, cuestión con la que el acceso a financiamientos para bienes como la vivienda han quedado fuera del alcance de muchos trabajadores.

Es en ese contexto de precarización que el sindicalismo estadounidense se ha hecho sentir por medio de manifestaciones y huelgas que han generado un impacto significativo en las empresas que trabajan a pesar de contar con una tasa de sindicalización de tan solo el10 por ciento de  toda la fuerza laboral del país, de acuerdo al Instituto de Política Económica (EPI, por sus siglas en inglés).

Sindicatos se hacen sentir  

Las luchas por mejoras salariales y de condiciones de trabajo en Estados Unidos motivaron el pasado cuatro de octubre a que 75 mil trabajadores de la salud adscritos al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud (SEIU-UHW, por sus siglas en inglés) montaran una huelga de tres días para denunciar las diversas prácticas laborales injustas que viven al laborar en Kaiser Permanente, logrando un acuerdo tentativo en el que se contempla un alza salarial de  21 por ciento implementado en un periodo de cuatro años.

En paralelo, la organización sindical Trabajadores Automotrices Unidos (UAW, por sus siglas en inglés) ha cumplido un mes exigiendo ajustes en su pago que permitan adaptarse al costo de vida creciente que enfrentan, pues argumentan que mientras los directores ejecutivos de compañías como Ford, General Motors y Stellantis han incrementado sus ingresos en un 40 por ciento durante los últimos cuatro años, los trabajadores de la industria automotriz estadounidense solo han recibido un incremento salarial del 6 por ciento en el mismo lapso de tiempo.

Incluso  el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA, por sus siglas en inglés) llevó a cabo un paro de labores con una duración de 148 días por medio del cual lograron acodar una mejora en sus  condiciones laborales  en acuerdo con los estudios y los servicios de streaming.

Así, las huelgas que se han llevado a cabo por los sindicatos estadounidenses durante este año plantean la necesidad de una revisión en las condiciones laborales al interior de la considerada economía más grande del mundo, ya que inclusive la lucha de miles de trabajadores se han expresado en corporaciones donde, apenas hace unos años, era impensable considerarlo, como Starbucks y Amazon, por ejemplo.

“Han estallado más de 300 huelgas en lo que va del año, en algunas se alcanzan acuerdos y se suspenden, esos números pueden variar, sin embargo, a estas alturas yo no creo que vayan a tener un efecto macroeconómico significativo a menos de que alguna escale a otra dimensión; lo que sí puede suceder es que reflejen alzas salariales en otras industrias a manera de estrategia para anticiparse a posibles paros adicionales; insisto, Estados Unidos tuvo una caída en el salario real en 2022, por lo que un eventual aumento salarial ni siquiera representa un riesgo para autoridades como la Fed”, puntualiza el especialista.