Aunque Estados Unidos conserva el título de la economía más grande del mundo, no se espera que pueda tener un crecimiento económico notable este año. Foto: Especial

Riesgos bélicos y económicos rondan al gigante estadounidense

Estados Unidos vive tensiones económicas, políticas y hasta militares; una mezcla de factores que pueden afectar de manera importante su crecimiento en este año

No solo el panorama productivo y monetario plantean un escenario adverso para Estados Unidos; su involucramiento, directo e indirecto, en conflictos bélicos, además del año electoral que vivirá, generan un clima de incertidumbre al interior de la considerada economía más grande del mundo.

Los hutíes, grupo insurgente yemení, han declarado que Estados Unidos debe de prepararse para pagar un alto precio y soportar todas las terribles consecuencias que vendrán luego de atacar objetivos estratégicos dentro de la nación árabe; justo al mismo tiempo en que los debates para definir al candidato republicano se intensifican con el objetivo de retomar la Casa Blanca en este año.

Así, el centro económico del mundo cuenta con diversos frentes abiertos que pueden generarle inestabilidad política, bélica y comercial, sin embargo,  en esta ocasión los datos sugieren que el aspecto económico de la nación norteamericana no cuenta con la suficiente fortaleza para enfrentar esas adversidades y salir bien librado.

Por ejemplo, J.P. Morgan Chase estima que el crecimiento económico de la considerada economía más grande del mundo se moderará en 2024 para avanzar a un ritmo menor respecto al registrado el año pasado, evitando así una recesión pero materializando lo que la institución financiera califica como un “aterrizaje suave”.

Además, como producto de los compromisos económicos que el gobierno de Estados Unidos ha adquirido, su deuda nacional actualmente asciende a 34 billones de dólares, el monto más elevado de la historia, de acuerdo con los registros del Departamento del Tesoro; cuestión que preocupa a casi seis de cada 10 estadounidenses, los cuales indican que la máxima prioridad de la administración pública debería ser disminuir esa obligación monetaria, según la última encuesta del Pew Research Center sobre el tema.

A lo anterior se suma la persistencia de la postura restrictiva de la Reserva Federal, que ha mantenido su tasa de referencia en los niveles más elevados en décadas y que afecta el precio de créditos desde personales hasta empresariales; la inflación que cambió de tendencia para cerrar el 2023 al alza, como lo exponen los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales, y los riesgos geopolíticos a los que la nación se encuentra expuesta por su relación con otros países.

Sostenibilidad de los conflictos, el gran reto

El respaldo que Estados Unidos ha dado a Ucrania e Israel en sus conflictos bélicos implica un gasto económico considerable, además, gracias a una falta de consenso en su Congreso, la nación norteamericana incluso ha tenido que frenar el flujo de suministros a la nación que se encuentra en disputa con Rusia y que suma más de 44 mil millones de dólares en casi dos años, exponen los registros del Departamento de Estado.

“Hemos emitido el último paquete de entrega (de armas) con los fondos que teníamos. Por eso, es decisivo que el Congreso avance en esa petición suplementaria de seguridad nacional y obtengamos más fondos. La ayuda que proporcionamos se ha detenido por completo” lamenta John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.

Por otro lado, la alianza estratégica entre Estados Unidos e Israel, que data desde la fundación del Estado judío, ha tenido un costo de 130 mil millones de dólares y se ha justificado con el propósito de “abordar nuevas y complejas amenazas a la seguridad, cerrar las brechas de capacidad de Israel a través de asistencia y cooperación en materia de seguridad, aumentar la interoperabilidad a través de ejercicios conjuntos y ayudar a Israel a mantener su calidad cualitativa”, sostiene el gobierno norteamericano.

Así, con un frente abierto en Medio Oriente y la disputa comercial que se mantiene con China, y que se ha incentivado por medio de estrategias como la Ley de Chips, que proponía un gasto de más de 50 mil millones de dólares para buscar disminuir la dependencia del país con el extranjero en industrias de alta tecnología, resulta complejo sostener una economía estable, cuestión por la que algunas personalidades ya vaticinan una caída abrupta del centro económico del planeta en este año.

Incertidumbre electoral por el modelo económico a seguir

De cara al proceso electoral que se celebrará en Estados Unidos en este año, existen voces que plantean fuertes críticas al modelo económico que Joe Biden ha implementado en los últimos años; como el ex Presidente Donald Trump, que augura un desplome de la actividad productiva estadounidense, el cual espera que suceda antes de que él retome el poder; o Ron DeSantis, también figura del Partido Republicano, que tiene como una de sus principales banderas la estigmatización y criminalización de los migrantes, que históricamente han figurado como parte fundamental de la mano de obra que impulsa el país norteamericano.

Además, las tensiones económicas y políticas dentro del centro económico mundial se avivan ya que algunas encuestas comienzan  a reflejar una mayor simpatía por el hecho de que la facción  conservadora del ecosistema político estadounidense vuelva a la Casa Blanca, a pesar de lo que podría implicar en su economía.

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