Reformar a China

La economía china se encuentra estancada en un ciclo de bajo crecimiento en un momento en el que busca migrar de ser una nación líder en manufactura a una pionera enfocada en la tecnología e innovación

“China compite con EU en procesos más allá de la manufactura”
Enrique Dussel PetersCoordinador del Cechimex de la UNAM

China se ha abierto al mundo. Hace cuatro décadas, el líder Deng Xiaoping encabezó la transformación económica más importante de la historia del país al impulsar una serie de reformas que derivaron en la expansión del Producto Interno Bruto (PIB) nacional a niveles nunca antes vistos convirtiendo al país en la segunda mayor potencia a nivel mundial.

Aunque hoy el PIB del dragón asiático es 80 veces más grande que a finales de 1978, año en que se pusieron en marcha las medidas, es tiempo de un nuevo cambio, pues China se encuentra atrapada en un ciclo de crecimiento lento.

Durante el año pasado, el PIB chino avanzó 6.6 por ciento, tasa que equivale a tres veces el nivel logrado por México en el mismo periodo, pero para el gigante esta cifra representa una expansión moderada frente a los niveles alcanzados hace una década cuando superaba el 14 por ciento.

El panorama para el corto plazo parece no ser muy alentador: el gobierno chino a cargo de Xi Jinping redujo el objetivo de crecimiento para este año entre 6 y 6.5 por ciento.

Pekín dio a conocer la información en un informe divulgado poco antes del inicio de la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional de China, documento en el que también se marca un objetivo de inflación de en torno al 3 por ciento

En un intento por contrarrestar la desaceleración económica, el gobierno acompañó este recorte de una leve alza de 0.2 por ciento del déficit presupuestario para situarse en 2.8 por ciento.

Andrea G. Rodríguez, analista político en el medio de análisis internacional El Orden Mundial (EOM), opina que el actual contexto de gigante asiático es consecuencia de una serie de factores que comenzaron con una economía basada en planes quinquenales hasta llegar al momento actual, que es una mezcla no ortodoxa entre el capitalismo y el comunismo (economía planificada).

En el capitalismo de Estado, como los expertos llaman al sistema vigente, Rodríguez explica que se presentan varias fisuras entre las que destacan la burbuja inmobiliaria, que se vive desde 2011 y que ha disparado en los últimos años los precios del mercado; un modelo industrial basado en las exportaciones y la manufactura, así como una clase media que vive un boom, pero que puede incurrir en una trampa, ya que el consumo se ha deprimido en los últimos meses, por lo que existe el riesgo de que el país no termine de desarrollarse plenamente en el mediano plazo.

“China quiere colocarse en una posición en la que recupere su liderazgo mundial y precisamente por eso es necesario el nuevo paquete de reformas que comenzó con el presidente Xi Jinping, aunque es preciso hacer más porque el impacto será mucho mayor, ya que las propias dinámicas internacionales hacen que la historia vaya mucho más rápido de la mano con la tecnología”, comenta la analista político al otro lado de la línea telefónica en Reino Unido

Desde el milagro chino, en 1978, el gobierno ha sacado de la pobreza a más de 800 millones de personas, de acuerdo con datos del Banco Mundial (BM), y los pronósticos sugieren que para 2020 logrará erradicarla por completo.

De fábrica a hub tecnológico

Históricamente China es considerada como la mayor fábrica del mundo, pero su nueva visión está enfocada en convertirse en pionera del desarrollo tecnológico. Para ello, ha mirado hacia otros sectores más allá de la manufactura.

Los robots, la Inteligencia Artificial y los procesos automatizados son algunas de las piezas que conforman el rompecabezas del dragón; no obstante, el reto es complicado dado que para alcanzar el éxito también debe abrirse a las empresas extranjeras.

Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México (Cechimex) de la UNAM, ejemplifica la situación con el síndrome del nuevo y el viejo rico. En el actual escenario, el país asiático es el nuevo rico, mientras que Estados Unidos el viejo.

“China hoy está compitiendo con el músculo estadounidense en procesos ya no sólo de manufactura básica como textil y calzado, sino en procesos mucho más maduros. China es un gran competidor dentro del sector tecnológico y de innovación y el tren en el que se subió no se detendrá”, asegura el especialista

¿Solución a la vista?

Desde 2017, China y Estados Unidos se enfrascaron en una disputa comercial que escaló durante el año pasado con la imposición de aranceles a las importaciones de ambos países.

Tras un par de reuniones entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping la bandera blanca parece ondear en el campo de batalla, según declaraciones del secretario de Estado Mike Pompeo. Sus comentarios hicieron eco en los mercados de China, los cuales cerraron con ganancias el lunes.

El conflicto comercial provocó un descalabro de 4.4 por ciento en las exportaciones chinas en diciembre pasado en contraste con el mismo mes de 2017, en tanto que sus importaciones retrocedieron 7.6 por ciento por una menor demanda de bienes y servicios entre los consumidores.

Andrea G. Rodríguez menciona que un acuerdo sería positivo, aunque también tendría desventajas, ya que ceder frente a Estados Unidos se puede convertir en un arma de doble filo.

“De llegar a una solución, China quedaría como un gigante negociador que es capaz de rendirse ante las tensiones exteriores, pero se estarían sentado las bases para una nueva relación con Estados Unidos a nivel económico”
Andrea G. RodríguezAnalista político en el medio de análisis internacional EOM

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