¿El plan de la 4T para salvar a Pemex es suficiente?
El Plan de Negocios de la empresa tiene claroscuros, pues aunque se busca aligerar su carga fiscal y aumentar el volumen de flujo de efectivo, se prioriza la construcción de la refinería de Dos Bocas, lo que podría empeorar su situación financiera
Nayeli Meza OrozcoLa receta médica para Petróleos Mexicanos (Pemex) por fin llegó. Sin embargo, a los analistas parece no convencerles el medicamento que el gobierno mexicano prescribió para curar la enfermedad del paciente que lleva años en agonía.
El Plan de Negocios de Pemex 2019-2023 busca sanar sus tres padecimientos estructurales: la elevada carga impositiva, su deuda y la baja inversión, factores que, en palabras de su director general Octavio Romero, atraparon a la empresa en “un círculo vicioso”.
El esquema muestra la visión de la Empresa Productiva del Estado (EPE) en línea con la política del gobierno en materia energética y de desarrollo económico. Pero surgen varias interrogantes, ya que falta determinar cuánto capital se destinará al pago de deuda y cómo se logrará tener un flujo adicional para pago de pasivos.
Aunque el documento fue aprobado de manera unánime por el Consejo de Administración de Pemex, el titular de Hacienda, Arturo Herrera, no estuvo presente en la reunión.
En su lugar, un representante de su dependencia a cargo dio el visto bueno, según lo dado a conocer por el mismo Romero durante la presentación del plan.
Signos de preocupación por el Plan de Negocios de Pemex
La esencia del Plan de Negocios de Pemex es proponer soluciones que resuelvan los males que aquejan al paciente. La cirugía a corazón abierto será un cambio histórico al régimen fiscal de la empresa con el objetivo de que pueda tener recursos para detonar proyectos de inversión.
Adrián Calcáneo, director de Midstream y Líquidos en IHS Markit, explica que los puntos externos del Plan de Negocios son favorables, pero desde adentro no se corrige lo que llevó a la empresa a su actual situación financiera.
Es positivo lo que está haciendo el gobierno desde Hacienda al aligerar la carga fiscal y que se le apoye con recursos públicos, pero lo que no es válido es que si el enfoque de Pemex no cambia ese dinero no va a servir de mucho
La idea es que durante los primeros tres años, el Gobierno federal apoye a la EPE en lo que será una etapa de transición para aumentar la producción del crudo y en una segunda fase sea Pemex la que ayude a la administración a financiar el desarrollo y crecimiento económico del país.
En la actualidad, la carga fiscal de la petrolera promedia más de 80 por ciento de sus ganancias, antes que de intereses, impuestos, depreciación y amortización.
El gobierno tiene previsto presentar una propuesta de reforma a la Ley de Ingresos sobre Hidrocarburos, la cual tendrá la finalidad de reducir la tasa del Derecho por la Utilidad Compartida (DUC), a través de un esquema gradual de 7 por ciento para 2020 y de 4 por ciento para 2021.
Es decir que se pasaría del nivel actual de 65 por ciento a 54 por ciento, que significaría que en ese lapso deje de pagar impuestos por un valor de 128 mil millones de pesos (mdp).
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El proyecto prevé aportaciones directas del Gobierno federal por 141 mil mdp durante un periodo de tres años, con el objetivo de complementar los requerimientos de inversión. Con esta estrategia, Pemex lograría su equilibrio presupuestal para el año 2021 y conforme pase el tiempo y aumente la producción petrolera, también lo hará el superávit financiero.
En el proyecto se contempla incentivar el crecimiento del contenido nacional en las contrataciones de Pemex y seguir agilizando estos procesos.
También se busca hacer más eficiente la operación tanto de los recursos materiales como humanos; para ello se adquirirán y renovarán equipos y herramientas para sus más de 200 talleres y plantas.
Respecto al capital humano se pretende fortalecer la capacitación y la certificación del personal.
Pemex lograría su equilibrio presupuestal para el año 2021 y conforme pase el tiempo, también lo hará el superávit financiero
Adrian Duhalt, investigador posdoctoral del Instituto Baker en la Universidad de Rice, comenta que modernizar todas esas áreas dentro de Pemex es necesario porque son las que le dan mantenimiento a su infraestructura, sin embargo, la parte de los trabajadores no termina de convencer.
“Estas certificaciones van a ayudar, aunque lo que no se sabe es la razón por la cual se están impulsando. Debe haber ciertos cambios de adentro hacia afuera y quizá este no es tan significativo, al tomar en cuenta que la compañía tiene temas más urgentes que atender y que podrían hacer una diferencia”.
Repetir los mismos errores
Lo que corresponde a transformación industrial, en el Plan de Negocios se prevé una recuperación gradual de la capacidad de refinación, a partir de los mayores montos de inversión que se destinan para la rehabilitación de las seis refinerías y el desarrollo de la de Dos Bocas, en Tabasco, que tendrá un costo aproximado de 41 mil mdp y será fondeada con recursos federales.
Analistas consideran que el proyecto pone especial atención a segmentos que durante años no han aportado mayores ingresos a la petrolera en lugar de atender temas clave, como mejorar la relación con empresas privadas
Adrián Calcáneo opina que uno de los mayores desaciertos es que se pone al centro la construcción de la nueva refinería. Una medida que permitiría hacer más realizable el proyecto es que esta se suspendiera durante los primeros tres años del gobierno, con el objetivo de darle un mayor respiro a los números de Pemex.
“Hay un enfoque en lo que ha hecho perder dinero a la empresa y es la refinación, en lugar de eso se deberían buscar formas de cómo mejorar sus finanzas. El problema es que los directivos solo están pensando en cómo producir más crudo que es la salida más fácil y la que ha socavado a Pemex en las últimas décadas”, expone el director de Midstream y Líquidos en IHS Markit.
¿Medicina sin resultados?
Analistas de Citigroup, accionista mayoritario de Citibanamex, criticó el proyecto al consideraron que el plan “no tiene nada nada nuevo”, además de que no resuelve de fondo los problemas estructurales de la EPE.
La cúpula empresarial también aprovechó para exponer su punto de vista. Gustavo de Hoyos, presidente nacional de la Coparmex, consideró que el plan carece de propuestas concretas para hacer frente a la fragilidad financiera de Pemex.
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“No se ve la mano del nuevo secretario de Hacienda en la propuesta y se corre el riesgo de que las calificadoras de riesgos degraden las notas de Pemex”, advirtió en un comunicado.
La agenda en materia energética de la Cuarta Transformación no ha sido bien recibida por Moody´s, Standard & Poors y Fitch, y los planes tan costosos, que podrían complicar la situación financiera de la petrolera más endeudada del mundo, preocupan a las calificadoras, que amenazan con degradar la nota de los bonos de Pemex a estado de ‘basura’.
Un punto relevante en el plan es que el gobierno también deja clara su apertura a esquemas de negocios con el sector privado, aunque bajo un estricto cuidado de sus intereses y con acuerdos más transparentes.
Con esto se sustituirán de manera definitiva las asociaciones conocidas como farmouts para dar paso a los Contratos de Servicios Integrales de Exploración y Extracción (CSIEE).
Al respecto, Adrian Duhalt manifiesta que con esto el gobierno confirma que no escuchó a las agencias calificadoras y en el horizonte es muy probable que se repitan los mismos errores.
El punto débil de Pemex serán sus finanzas porque el plan está más apegado al discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador y no a lo que en realidad necesita la empresa en términos generales
