Hay pocos aspectos en los que el grueso de la población mexicana suele estar de acuerdo, y el de que la niñez del país debe de preocuparse primordialmente por aprender y sonreír es uno de ellos. Foto: Especial

La niñez como vehículo de influencia, o el nuevo modelo para publicitar alimentos chatarra en redes sociales

La infancia ha comenzado a ser sinónimo de una oportunidad de negocio millonaria por su capacidad de incidir en los hábitos de consumo de niñas y niños

Diversas marcas han encontrado en la niñez un vehículo redituable para la promoción de sus productos dentro de las redes sociales, lo que plantea la urgencia de una regulación que pueda atender dicha situación en el país.

Hay pocos aspectos en los que el grueso de la población mexicana suele estar de acuerdo, y el de que la niñez del país debe de preocuparse primordialmente por aprender y sonreír es uno de ellos, aunque con los avances tecnológicos ese paradigma se ha visto rebasado.

Y es que, gracias a la oportunidad que brindan las redes sociales para poder generar un beneficio económico a partir de la creación de contenido, las empresas de comida procesada y bebidas endulzadas han generado un mecanismo de publicidad donde niños y niñas fungen como embajadores de las marcas; una práctica que pone en riesgo a la salud de las infancias mexicanas, e incentiva a que niñas y niños se vean obligados a ejercer trabajos infantiles sin regulación alguna, expone a Reporte Índigo, Fiorentina García, cofundadora de Tec-Check.

“¿Por qué la industria está utilizando de manera muy fuerte a influencers infantes para promocionar sus productos? Hay tres razones principales; una es que en términos económicos una campaña de ese tipo termina siendo relativamente más barata que una campaña implementada a través de la televisión, utilizando actores infantes; por otro lado, dentro de las redes sociales, no es un espacio regulado; y el tercer punto, dentro de la cotidianeidad y dentro del poder de influencia que tienen las personalidades de redes sociales, una campaña a través de ellos, termina siendo mucho más efectiva para transmitir el mensaje a la población menor”, advierte la activista por los derechos del consumidor digital.

Cabe destacar que, a pesar de que la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha dado a conocer una “Guía de publicidad para influencers”, esta no ha sido suficiente, de acuerdo a la investigación elaborada por Tec-Check y la organización El poder del consumidor, para poder disminuir el impacto nocivo que dicho tipo de campañas genera actualmente, ya que en el país 14.3 millones de niñas, niños y adolescentes padecen sobrepeso u obesidad, de acuerdo a los datos de la Secretaría de Salud, al mismo tiempo que las campañas persisten.

“Los hábitos alimentarios se definen principalmente durante la infancia y juventud. Por esta razón la industria alimentaria cuenta con un gran interés en que niños, niñas y adolescentes se conviertan en fieles consumidores de sus marcas; por lo que crean estrategias de empatía con sus productos desde los primeros años de vida de las personas. Hoy en día las y los niños, niñas y adolescentes consumen cada vez menos televisión y al mismo tiempo gastan varias horas al día frente a su celular, computadora o tableta. Esta tendencia de cambio de hábitos se ha acelerado todavía más por la reciente pandemia del Covid-19”, se expone en la investigación elaborada por las organizaciones de la sociedad civil.

Un problema de alcance global y las opciones para combatirlo

El uso de influencers infantes para promocionar diversas mercancías, y entre ellas los alimentos chatarra, es un fenómeno que no se limita al espectro mexicano de las redes sociales, ya que de Argentina, a Reino Unido, ha sido un tema de suma importancia que ha incentivado a diversas autoridades a estudiar y comenzar a regular el tema.

Por ejemplo, ante el hecho de que uno de cada dos chicos y chicas argentinos compran alimentos poco saludables atraídos por la publicidad, de acuerdo a un análisis del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en la nación, y de que ocho de cada 10 señalaron ver publicidad con frecuencia al entrar a sus redes sociales; se han impulsado iniciativas como una guía de buenas prácticas por parte de los influencers, y hasta la discusión de una ley para regularles.

Lo anterior es solo una muestra de las iniciativas que se han intentado impulsar para poder dar solución al problema alrededor del mundo, como las modificaciones en la ley de la competencia desleal en el caso de Alemania o el Código de la publicidad no televisiva y del marketing promocional directo en Reino Unido, por ejemplo.

La niñez mexicana, sinónimo de dificultades y carencias

Más allá de lo reprobable que puede llegar a ser el hecho de sacar beneficio económico a partir de la explotación de las infancias, la situación actual de millones de niños y niñas en el país se encuentra lejos de ser la óptima.

Y es que, paralelo a los modelos de subordinación económica que mejoran y crecen a la par de la tecnología, por cada 100 niños y niñas mexicanas, casi la mitad se encuentra en situación de pobreza, y 11.6 en condición de pobreza extrema, estima el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).