Mucho derroche, poca eficiencia

¿Cuánto y en qué gastan los gobiernos de los mexicanos?

Pueden parecer preguntas sencillas, pero tienen interesantes repercusiones. Desde hace 10 años, las capacidades del Estado mexicano se han incrementado de forma importante.

Mientras el gasto público por persona era de 8 mil 400 pesos en el 2000, para el 2010 éste alcanzaba los 29 mil pesos, es decir, más del triple.

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Por ciento del gasto en equidad es regresivo, es decir, beneficia más a los de mayores ingresos.

¿Cuánto y en qué gastan los gobiernos de los mexicanos?

Pueden parecer preguntas sencillas, pero tienen interesantes repercusiones. Desde hace 10 años, las capacidades del Estado mexicano se han incrementado de forma importante.

Mientras el gasto público por persona era de 8 mil 400 pesos en el 2000, para el 2010 éste alcanzaba los 29 mil pesos, es decir, más del triple.

El proyecto Gasto Efectivo de México Evalúa, una organización de la sociedad civil que promueve la evaluación rigurosa de las políticas públicas, busca responder preguntas sobre este acelerado crecimiento en gasto, la principal de ellas: si gastamos para mejorar.

Un dato importante es que de todo el gasto, tan solo el 2.5 por ciento está destinado a gasto de infraestructura física, mientras que la educación y la salud, aproximadamente un 16 por ciento cada uno, son algunos de los rubros más sustanciales.

Sin embargo, en estos dos rubros, los resultados obtenidos por la organización no son muy alentadores.

Educación en México nada gratuita

Respecto al gasto educativo encuentran que “nuestro sistema educativo no es barato y no genera resultados”. Y por caro se refieren no solo en términos agregados, sino individuales.

Según el mismo estudio, las familias más pobres destinan hasta 30 por ciento del gasto en educación en cubrir imprevistos en las escuelas, lo que significa que la educación no es gratis.

Además, el gasto no ha podido descentralizarse como sería deseable. Los estados aportan tan solo un 14 por ciento del total del gasto, y una vez que el gobierno federal hace entrega de los recursos, no existe mecanismo claro para evaluar o saber en qué se gasta el dinero.

En salud nos encontramos con que el cuento es parecido: se gasta mucho y se obtienen pocos resultados. A manera de ejemplo subrayan que “la relación entre gasto en salud contra expectativa de vida al nacer coloca a México muy por debajo de promedio del resto de los países”.

¿Por qué? Un probable culpable es que a pesar de mayor inversión en infraestructura y atención médica, el gasto administrativo en este sector todavía es muy alto.

Según un estudio del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria, aproximadamente el 20 por ciento del total se gasta en administrar el sistema de salud, uno de los niveles más altos en el mundo.

El problema, por lo tanto, ya no es uno de recursos. La evaluación señala que “hemos llegamos a un punto donde no importa la cantidad de recursos que se gasten, si no hay una reestructuración administrativa y operativa no habrá mayores avances”.

Incremento en la desigualdad

Pero, por si fuera poco, el estudio encuentra que el gasto social es todavía más ineficiente.

Es claro que somos un país con grandes desigualdades en ingreso, sin embargo el gasto destinado a corregir esto soluciona muy poco.

México Evalúa calcula que el 60 por ciento del gasto social es regresivo. Esto significa que ayuda más a quienes tienen más ingresos que viceversa, como uno esperaría.

Asimismo, 11 por ciento del gasto es más regresivo que la distribución del ingreso.

Es decir, estos programas están empeorando la desigualdad en el país.

Un caso es el de las becas en niveles superiores, como maestrías o doctorados. Cerca de la mitad de las becas van a dar al 10 por ciento de las personas con más ingresos.

Esto no es necesariamente por corrupción o malos manejos, sino por el diseño del mecanismo.

Debido a que las becas se dan en función de mérito académico, resulta obvio que los mayores ingresos serán los mismos que tienen acceso a mejores escuelas desde muy pequeños.

Aunque bien intencionados, estos programas de becas terminan por hacer más grande la brecha educativa.

Las tareas

Pero hacer un diagnóstico es solo una parte del problema, para cambiar la manera en la que se gasta se deben formular una serie de recomendaciones.

Una de las que menciona México Evalúa es la eliminación de los subsidios generalizados, es decir aquellos que benefician a los que más consumen, puesto que son quienes generalmente tienen más ingresos.

Esto consistiría en eliminar los subsidios a la gasolina y a la luz doméstica y las exenciones al IVA en alimentos y medicinas.

A pesar de que parece contraproducente, las propuestas tienen sentido económico.

Es necesario retomar el debate del gasto. No es provechoso para nadie que las desigualdades sociales sigan incrementándose.

Además, antes de impulsar nuevas medidas de recaudación, como incrementar las tasas del ISR o el IVA, se debe reformar la manera en la que se gasta.

Hoy por hoy, todo el Estado en general gasta más, pero el país tiene pocos logros para justificarlo.