Analistas coinciden en que los resultados de la ENIGH sugieren la existencia de un ligero avance en la lucha por reducir la desigualdad. Foto: Especial

México, el país de las desigualdades estos son los datos que lo confirman

Las diversas brechas de desigualdad que existen en el país provocan que desde mujeres, hasta personas en situación de discapacidad, sufran algún tipo de desventaja  económica

A pesar de una mejora en los indicadores de ingreso de los hogares mexicanos, el país conserva grandes brechas económicas entre diversos grupos específicos de la población.

México es uno de los países más desiguales del mundo, de acuerdo al World Inequality Report de 2022, ya que la enorme riqueza que genera la economía nacional, y que la posiciona como la decimocuarta más grande del mundo según el Fondo Monetario Internacional (FMI) se contrapone ampliamente con el ingreso del que disponen millones de hogares para subsistir.

Por ejemplo, el hogar más pobre del país tiene un ingreso promedio de 13 mil 411 pesos trimestrales, es decir, 4 mil 470 al mes, en contraste, las viviendas más acaudaladas disponen de 15 veces más recursos, exponen los datos de la última edición de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Caber resaltar que no es la única diferencia que existe en los hogares del país; ya que las viviendas que se encuentran en localidades rurales tienen, en promedio, un ingreso 38.3 por ciento menor respecto a las que se localizan en áreas urbanas, cuestión que incluso llega a agravarse dependiendo de la entidad federativa.

Sin embargo, la serie de desigualdades económicas estructurales que existen en el país continúan afectando a gran variedad de grupos específicos de la población mexicana; ya que las brechas de género, etnia y discapacidad, por mencionar, siguen latentes.

Al respecto, la ENIGH arroja que el ingreso que perciben las mujeres resulta hasta 35 por ciento menor que el que obtienen los hombres, unos 10 mil 204 pesos trimestrales, a pesar de que el 52.1 por ciento de toda la población es femenina, prueba de que la brecha de género en México aún es muy grande.

Lo anterior toma mayor relevancia si se observa que las mujeres tienden a tener una menor participación en el mercado de trabajo, una mayor pobreza laboral y, al menos, una jornada de trabajo completa destinada a labores del hogar y cuidados no remunerados independientemente de su trabajo, como lo expone la investigación mercado laboral y brechas de género de México, ¿cómo vamos?

Por otro lado, la discriminación que sufren las personas que pertenecen a los pueblos originarios del país continúa expresándose en el ámbito económico, ya que la encuesta apunta a que aquellas personas que se consideran indígenas obtienen un ingreso 25 por ciento menor al promedio de lo que percibe el resto de la población.

La marginación de la población indígena se profundiza si solo hablan una lengua originaria, ya que llegan a tener un ingreso promedio trimestral de ocho mil 428 pesos, apenas tres mil al mes; cuestión que marca a 23 millones de personas que se identifican como indígenas y a siete millones de hablantes de alguna de las 68 lenguas originarias que existen en el país, según los registros de INEGI.

Sumando en la serie de brechas que existen en México también se observa que las personas que presentan alguna discapacidad se ven afectados económicamente por su condición, pues su ingreso se reduce un 32.04 por ciento, y si tienen la imposibilidad de hablar o comunicarse, su percepción económica se limita a 11 mil 144 pesos trimestrales, o tres mil 714 al mes.

La comunidad con alguna condición discapacitante también se encuentra marginada del sistema financiero, ya que el panorama adverso que viven provoca que hasta el 49 por ciento nunca haya tenido un seguro de vida o que cuatro de cada 10 no cuente con una tarjeta de crédito, como se explica en el análisis Inclusión financiera de las personas con discapacidad de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).

Ligero avance

A pesar de que las diferencias socioeconómicas continúan latentes, analistas coinciden en que los resultados de la ENIGH sugieren la existencia de un ligero avance en la lucha por reducir la desigualdad, pues la evidencia señala que, por ejemplo, el promedio nacional superó las ediciones previas de la encuesta con la metodología del 2016.

“Vimos indicativos de un posible cierre de la brecha entre el primer y último decil que son el 10 por ciento de los hogares con menos ingresos y el 10 por ciento de los hogares con mayores ingresos, pero hay que recordar que está impulsado por el hecho de que los ingresos del último decil han disminuido (desde la edición de 2016) y hay que recordar que la ENIGH tiene algunos temas de subreporte de altos ingresos y subestimación” advierte Ana Gutiérrez, coordinadora de comercio exterior y mercado laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

También señalan que hace falta más trabajo en materia de políticas públicas para formalizar una tendencia positiva que dé como resultado un combate contra la desigualdad, ya que el avance de esta edición de la ENIGH luce acotado por la magnitud de las diversas brechas que aquejan al país.

“Hay una mejora de ingreso, sí, siempre será buena noticia, pero no es un cambio tan grande y ofrece más optimismo sobre lo que podría pasar si las condiciones socioeconómicas mejoraran de manera pronunciada; sí está mejor que hace dos años, cuatro o seis, pero terminan siendo mejoras poco significativas”, apunta Rogelio Gómez, coordinador de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. 

Efectos en el consumo mexicano

El consumidor mexicano logró adaptarse a escenarios adversos a partir de la modificación en sus hábitos de consumo, como lo expuso la última actualización de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH).

La edición más reciente de la ENIGH se levantó una vez terminada la pandemia y con presiones inflacionarias, sin embargo, el consumo de millones de mexicanos se vio modificado para hacerle frente a los acontecimientos que sucedieron entre la edición del 2020 y la actual.

El hecho de que 76 de cada 100 pesos que ingresan a un hogar mexicano se destinen a rubros relacionados con la subsistencia habla de la imposibilidad de gastar en otro tipo de actividades o adquisición de servicios que puedan mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, considera Alejandra Macias, directora ejecutiva del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

“Si el dinero ya no te alcanza para comprar lo que necesitas, pues también da como resultado la pobreza; sobre todo si solo logras cubrir necesidades básicas pero no puedes ahorrar para tu pensión o curarte enfermedades que requieran de más recursos, por ejemplo”, señala Macias.

Además, la directora advierte que los resultados de la ENIGH también exponen un desplazamiento del gasto hacia actividades como la educación, cuestión que se está dando en los hogares con menor ingreso y que se suma al impacto negativo que recibieron los bolsillos de los más pobres al encarecerse la canasta básica por la inflación.

Al respecto, en septiembre de 2022 la inflación anual llegó a 8.7 por ciento, además de un encarecimiento de los productos relacionados con la dieta de mexicano, el consumidor optó por generar diferentes estrategias para no dañar su consumo de subsistencia, de acuerdo a Juan Jouve, director de servicio al cliente de Kantar México.

“¿Qué hizo el consumidor? Está haciendo más viajes de compra; en cada viaje lleva menos unidades en su carrito o canasta, lo que al final logra controlar el desembolso promedio, de hecho, el gasto no está creciendo contra el año anterior precisamente por la composición de las compras que se hacen, donde se llevan menos artículos”, explica Jouve.

Al aumento en la frecuencia de compra y la adquisición en menor cantidad de artículos se suma el cambio de presentaciones y sustitución de marcas; en síntesis, el panorama económico de 2020 a 2022 también desarrolló la racionalidad del consumidor mexicano, lo que ahora se traduce en que el consumo interno sea uno de los motores del crecimiento económico para este año, de acuerdo a diversos analistas.