El monto acumulado de remesas en los últimos doce meses registró un total de 63 mil 459 millones de dólares, de acuerdo con los datos de Banco de México. Foto: Especial

Las remesas en perspectiva ya que continúan creciendo pero su dinamismo podría verse amenazado

El dinero que envían los mexicanos que trabajan en otro país se ha vuelto un pilar de la economía nacional, sin embargo, se espera que su dinamismo se ponga a prueba en este año

El envío de dinero por parte de connacionales que residen y trabajan en el extranjero abre este año en medio de expectativas divididas; ya que se espera que continúe figurando con un pilar de la economía nacional, contribuyendo a los ingresos de los hogares con menores ingresos del país, y al mismo tiempo, se prevé que experimente una pérdida de dinamismo durante los próximos meses.

El monto acumulado de remesas en los últimos doce meses registró un total de 63 mil 459 millones de dólares, de acuerdo con los datos de Banco de México, alargando una racha positiva que ya suma 45 meses de crecimientos anualizados; cuestión que ha posicionado al dinero que llega desde el exterior en los lugares estelares de la conversación pública al tratar de entender la fuerza que ha tomado y sus implicaciones dentro del país.

Por ejemplo, el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA) ha señalado que el envío de dinero por parte de compatriotas en el extranjero hacia sus familias establecidas dentro del país ha logrado concentrar una cifra similar a cuatro puntos porcentuales del Producto Interno Bruto Nacional; alcanzando principalmente a los hogares de menores recursos, como lo documentó BBVA Research en su más reciente análisis respecto al tema.

“El 27.8 por ciento de la población que habitaba en hogares que no recibían remesas no era pobre ni vulnerable, mientras que esta proporción era de 11.4 por ciento para personas en hogares que recibían remesas. Lo anterior implica que había una mayor proporción de personas con algún grado de pobreza o vulnerabilidad en hogares que recibían remesas, respecto de hogares que no las recibían”, expuso el equipo de análisis sobre sus hallazgos.

Lo anterior ha tomado un mayor significado ya que las remesas han representado más del 40 por ciento del gasto en consumo de los hogares receptores del recurso económico que llega desde el extranjero y donde nueve de cada 10 dólares provienen de Estados Unidos, según cálculos del CEMLA.

Vientos en contra afectan las remesas

A pesar del papel determinante que han tomado las remesas dentro de la economía mexicana, existen diversos factores que pueden llegar a afectar de manera importante la continuidad de la racha positiva que han hilado los envíos de dinero desde el extranjero.

Al respecto, las presiones inflacionarias persistentes en la economía de Estados Unidos, y su reflejo en la actividad económica, un deterioro del mercado laboral para los migrantes en la nación norteamericana al cierre de año y la incertidumbre del proceso electoral para elegir al nuevo inquilino de la Casa Blanca figuran como algunos de los factores adversos que podrían provocar que en 2024 no se supere la cifra acumulada de 66 mil millones de dólares por remesas, señaló la Dirección General Adjunta de Análisis Económico y Financiero de Banorte.

A lo anterior se ha sumado el hecho de que, como producto del proceso de apreciación del peso mexicano frente al dólar estadounidense, las remesas ya han comenzado a perder poder adquisitivo, sumando 15 meses de pérdidas consecutivas respecto a su capacidad de compra, que se ha visto disminuida hasta en un 11.50 por ciento, de acuerdo con lo que ha documentado Banco Base.

Futuro incierto para el dinero que llega del extranjero

Durante los próximos meses se espera que la actividad económica global, y por ende la de la región, experimenten una desaceleración considerable como producto del estado de la política monetaria adoptada por diversos bancos centrales del mundo, cuestión que ha provocado que incluso los analistas financieros esperen una moderación del comportamiento de las remesas.

No obstante, y pese a las perspectivas generalizadas que advierten un menor avance económico en lo general, el sector laboral en Estados Unidos podría conservar la fortaleza suficiente para que el flujo de envíos de dinero desde el extranjero no cedan.

“Vemos que algunos sectores críticos como la construcción y algunos servicios como la comida fuera de casa, que tienden a emplear a un número importante de migrantes, tendrán un desempeño sólido. Adicionalmente, la fortaleza del mercado laboral y los salarios seguirá siendo un motor importante para el consumo de dicho país, beneficiando a los flujos”, ha previsto Banorte.

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