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La bomba griega

Los ministros de finanzas europeos se reunieron en Bruselas, el corazón de la zona euro, para buscar un acuerdo respecto a la situación financiera de Grecia. 

Tanto la Unión Europea como el Fondo Monetario Internacional (FMI) buscan que Grecia acepte los términos del rescate financiero vigente, el cual está sujeto a un severo programa de ajuste estructural y austeridad. Dicho acuerdo fue pactado con la antigua administración del gobierno griego.

175
por ciento la relación entre la deuda pública de Grecia y su producto interno bruto. 2.6 por ciento del PIB griego se dedican actualmente al pago de intereses de la deuda
"Las líneas rojas que hemos presentado no se cruzarán. De lo contrario, no serían genuinamente rojas, sino meramente un 'bluff'”
Yanis VaroufakisMinistro de finanzas de Grecia
La canciller alemana, Angela Merkel, afirma que una salida de Grecia de la zona euro es manejable
https://www.youtube.com/watch?v=MMPCa9RdRto

Los ministros de finanzas europeos se reunieron en Bruselas, el corazón de la zona euro, para buscar un acuerdo respecto a la situación financiera de Grecia. 

Tanto la Unión Europea como el Fondo Monetario Internacional (FMI) buscan que Grecia acepte los términos del rescate financiero vigente, el cual está sujeto a un severo programa de ajuste estructural y austeridad. Dicho acuerdo fue pactado con la antigua administración del gobierno griego.

A finales de enero, el partido de izquierda Syriza llegó al poder bajo la promesa de negociar nuevos términos con los acreedores de la deuda griega y de poner fin a la austeridad.

A pesar de que analistas insisten en la necesidad de cambios estructurales de fondo en la economía de Grecia, las medidas de austeridad no han mejorado la situación para el país.  Uno de cada cuatro trabajadores griegos está desempleado y la carga de deuda se ha elevado hasta un nivel de 175 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Minutos antes de que la reunión de ministros en Bruselas finalizara, el gobierno griego envió un comunicado diciendo que las exigencias de apegarse a los términos del antiguo acuerdo de rescate son absurdas e inaceptables.

Opiniones encontradas

Wolfgang Schaeuble, ministro de finanzas alemán, dijo a los medios de comunicación que Grecia vivió por encima de sus posibilidades durante muchos años y que Europa  no entregará dinero a los griegos sin garantías.  Agregó que el país necesita responder a un conjunto de demandas mínimas de ajuste.

Esto contrasta con la posición de Yanis Varoufakis, ministro de finanzas de Grecia, quién escribió un artículo de opinión para el diario The New York Times donde llama a Europa “a dejarse de juegos”.  Afirmó que Grecia dejará de ser una “colonia de deuda” que ha sido forzada a “la mayor austeridad bajo la peor depresión económica”.

Varoufakis asegura que Grecia ha “pintado líneas rojas que no serán cruzadas”. En ese sentido, explica que no están pidiendo a los acreedores europeos una salida definitiva de los compromisos de deuda.  Más bien, están pidiendo por un periodo de estabilidad financiera que le permita al gobierno griego poner en marcha una serie de reformas que termine con la inhabilidad del país para pagar su deuda.

Riesgo internacional

La divergencia de opinión entre Grecia y sus acreedores, particularmente la troika compuesta por el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea y el FMI, pone en duda la permanencia del país helénico en la zona euro.

Una  salida de Grecia amenaza la estabilidad del sistema financiero global dado el alto riesgo de contagio sistémico que implica un default de su deuda. El país tiene que pagar más de 6.7 mil millones de euros por bonos del BCE para septiembre. De igual modo, para finales del 2015 deberá pagar 9.8 mil millones de euros al FMI y un pago de bonos del tesoro por 5.7 mil millones de euros para antes de abril.

Angela Merkel, canciller de Alemania, mencionó que una salida de Grecia  de la Zona Euro es financieramente manejable. A diferencia del 2011, cuando  la posible salida del país helénico puso en jaque al sistema financiero global, los bancos europeos están mejor capitalizados y cuentan con mejores mecanismos de reacción ante un contagio latente.

Sin embargo, aún hay luz al final del camino para que los intereses griegos y europeos converjan. Anna Diamantopoulou, antigua ministro de competitividad de Grecia, considera que la solución yace en la negociación de los términos de deuda y de una reforma fiscal.

Establece que una extensión del plazo de deuda, así como una reducción del pago de intereses son opciones factibles y benéficas para ambas partes. Asimismo, refiere que las futuras emisiones de deuda de Grecia deben realizarse mediante bonos indexados al crecimiento del PIB.

Diamantopoulou argumenta que Grecia debe reformar drásticamente el código fiscal, el sistema de pensiones, el gasto corriente de la administración pública y renovar el sistema de justicia.

En sintonía con estos ajustes,  un plan de inversión es necesario para que el gobierno siga su curso y genere capacidad de pago de deuda para el futuro. Explica que las necesidades de financiamiento griego pueden ser parcialmente cubiertas por una línea de crédito de 315 mil millones de euros que fue propuesta por la Unión Europea en noviembre pasado.

Salida turbulenta

La falta de resultados en las negociaciones entre Grecia y sus acreedores vuelven al Grexit, escenario en el que Grecia salga de la eurozona, cada vez más probable.

El banco Morgan Stanley asigna un 20 por ciento de probabilidad a que una Grexit suceda, mientras que The Economist Intelligence Unit le asigna un 40 por ciento de probabilidades. 

Tomando esto en cuenta, algunos analistas ya han planteado qué consecuencias traería una Grexit no sólo para el sistema financiero global sino para la economía griega, y los pronósticos prevén caos y severas dificultades.

Un caída en el incumplimiento de pagos y una salida de la eurozona causaría una evaporación de la confianza en el sistema financiero griego, resultando en fuertes fugas de capital y una profunda recesión. 

Para evitar un completo colapso bancario, el país tendría que implementar controles de capital, y además tendría que crear una nueva moneda y ponerla en circulación. 

Pero dado que el valor de esta nueva moneda griega sería muy bajo frente al euro, la mayor parte de los ahorros del país se perderían y se dificultaría severamente liquidar deudas denominadas en euros. 

Además, la inflación se incrementaría fuertemente debido al precio en euros de los productos de importación. 

Y a pesar de que la devaluación volvería más competitivos ciertos sectores de la economía griega, como el de exportación y el de turismo, es poco probable que éstos pudiesen absorber el desempleo, cuya tasa actualmente es de 25 por ciento y probablemente aumentaría después de la Grexit.