Industria automotriz va por la senda del crecimiento

Aunque la industria automotriz enfrenta presiones para establecer las exigencias del T-MEC, desde su puesta en marcha, tiene un gran aliado que le podría dar un giro positivo: el aluminio
María Fernanda Navarro María Fernanda Navarro Publicado el
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Las industrias del aluminio y automotriz en México tienen la posibilidad de avanzar hacia su consolidación y con ello la reducción de la dependencia de insumos que importan del este de Asia.

Ante la entrada en vigor del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en junio de 2020, la industria automotriz deberá ajustarse a las reglas de origen establecidas en este acuerdo comercial, entre las que se encuentra que el aluminio con el que se fabrican los autos, deberá ser originario de Norteamérica en un 75 por ciento.

Si bien, el cumplimiento de estos requisitos establece un desafío para que el sector automotriz continúe atrayendo inversión extranjera al país, también representa una oportunidad para la cual se requiere establecer un programa robusto con el objetivo de impulsar a las industrias nacionales del aluminio y acero, para generar los insumos que actualmente exige este sector estratégico.

“Se debe establecer una política económica que considere el entorno financiero que permita generar estos recursos. Será necesario adoptar tecnología y tener acuerdos con las empresas tanto automotrices como las proveedoras de insumos para poder generar un gran programa que garantice la posibilidad de que México tenga la producción de los insumos que se busca reducir del este de Asia”, afirma José Luis de la Cruz Gallegos, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).

75
por ciento del aluminio y acero que se utilice en la fabricación de automóviles en México, tiene que provenir de Norteamérica de acuerdo con los nuevos lineamientos del T-MEC

Las empresas de la industria automotriz recientemente solicitaron al Gobierno federal extender el plazo de cumplimiento de estos nuevos requisitos, bajo el argumento de que el impacto económico que provocó el paro de actividades durante el segundo trimestre de 2020 fue debido a las medidas establecidas para tratar de contener la pandemia por COVID-19, lo cual evitó que las empresas pudieran enfocarse en cumplir lo estipulado en el T-MEC.

El sector automotriz suspendió actividades desde la segunda quincena de marzo y fue hasta el uno de junio de 2020 que pudieron reactivarse, una vez que fue declarada como actividad esencial por el Consejo de Salubridad General.

Este paro de actividades significó una caída de 24.2 por ciento en su Producto Interno Bruto (PIB) durante el segundo trimestre de 2020 comparado con el trimestre anterior, al alcanzar 3.17 billones de pesos, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía.

De febrero a marzo del 2020 las ventas al público de vehículos ligeros en México cayeron aproximadamente 16 por ciento, mientras que de marzo a abril la disminución fue de 60 por ciento. Pero a partir de mayo empezaron a recuperarse gradualmente mes a mes, de manera que para octubre, se vendieron 84 mil unidades, lo cual es casi igual al número de unidades vendidas en marzo del 2020, según datos del INEGI.

Bajo este panorama, las empresas importadoras de aluminio pertenecientes al sector automotriz redujeron 32 por ciento sus importaciones de este metal de enero a julio del 2020.

Aunque la contingencia sanitaria del COVID-19 paralizó algunos de los sectores que más demandan aluminio, entre ellos la industria automotriz, las empresas de aluminio se encuentran en plena recuperación y con una proyección de mayor crecimiento para el 2021
José Luis de la Cruz GallegosDirector general del IDIC

“El sector automotriz es de valor estratégico para Estados Unidos, entonces México en ese sentido tiene que anticiparse, si bien ahorita no es el insumo que más presiones tiene, porque están más recargados hacia los aceros, evidentemente pueden en cualquier momento voltear a ver al aluminio”.

Retos industriales para sector automotriz

En todo caso las industrias del aluminio y el acero tendrán que establecer una hoja de ruta para atender las políticas de las empresas automotrices que instalan plantas en México y que favorecen a los proveedores de sus países de origen.

Además, otro reto que deberá atender estas industrias mexicanas será el salto tecnológico que para hacer frente a sus competidores.

“Las propias empresas automotrices, sobre todo las asiáticas, tienen políticas en donde favorece la proveeduría de acero hecho en sus países de origen y la segunda es que en algún momento dado muchas de las inversiones se detuvieron en algunas empresas a raíz del COVID-19, la industria nacional ya se está preparando para esto que es una oportunidad, pero ahora tiene que hacer frente a las restricciones de COVID-19, las de inversión y las propias políticas que ciertas automotrices tienen”, explica el especialista.

La industria del aluminio y la automotriz dependen una de la otra para su desarrollo óptimo debido a que este metal se utiliza para la fabricación de carrocerías, ejes de transmisión, rines, pistones, radiadores, parachoques y otras partes de un automóvil. Además, ambas tienen un papel estratégico en el funcionamiento y desarrollo del país.

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