El nuevo gasolinazo

El huracán Harvey ha puesto en evidencia la fragilidad de la infraestructura energética de México, un país que importa a Estados Unidos más del 60 por ciento del gas natural que consume y que además obtiene entre 400 mil y 500 mil barriles diarios de gasolina de las refinerías estadounidenses, es decir alrededor del 70 por ciento del consumo total.

Las lluvias torrenciales han ocasionado el cierre de al menos 12 refinerías en Houston y el sureste de Estados Unidos, incluido el complejo de Motiva en Port Arthur, que es la refinería más grande del país.

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Es la utilización de las refinerías en México, su nivel más bajo desde 1990
Carlos Murrieta Cummings, director de Pemex Transformación Industrial, explicó que la diversificación de las importaciones de hidrocarburos le permiten a México garantizar el abasto

El huracán Harvey ha puesto en evidencia la fragilidad de la infraestructura energética de México, un país que importa a Estados Unidos más del 60 por ciento del gas natural que consume y que además obtiene entre 400 mil y 500 mil barriles diarios de gasolina de las refinerías estadounidenses, es decir alrededor del 70 por ciento del consumo total.

Las lluvias torrenciales han ocasionado el cierre de al menos 12 refinerías en Houston y el sureste de Estados Unidos, incluido el complejo de Motiva en Port Arthur, que es la refinería más grande del país.

La capacidad de refinación estadounidense ha caído 23 por ciento, lo que implica que se han dejado de producir 4.3 millones de barriles de gasolina al día.

El choque de oferta se ha traducido en un alza de al menos 7 por ciento en el precio de las gasolinas en Estados Unidos. Ante la escasez, México, un comprador neto, compite directamente con los estadounidenses por la importación de gasolina desde Europa. Huelga decir que el consenso de analistas augura un incremento sostenido en el precio de los hidrocarburos hasta que las refinerías recuperen su capacidad de producción. De acuerdo a expertos, esto podría tomar entre tres y cuatro semanas.

A pesar de ello, Carlos Murrieta Cummings, director de Pemex Transformación Industrial, desechó cualquier posibilidad de desabasto en México. Explicó que la diversificación de las importaciones de hidrocarburos le permiten al país garantizar el abasto durante las próximas dos a tres semanas.

Goldman Sachs refiere que los mercados energéticos han encontrado en Harvey a “la mayor amenaza coyuntural”. La firma Tudor, Pickering, Holt, and Co. estima que la caída en la producción de gasolinas en Estados Unidos podría llegar a representar hasta el 30 por ciento de la capacidad de refinación de ese país.

El hecho de que esta capacidad de producción se encuentre en su menor nivel desde el 2008 ha llevado al precio de la gasolina a registrar su valor más alto en los últimos dos años.

Sí a la corrupción, no a la seguridad

Si algo ha quedado claro con el colapso de una parte significativa de la infraestructura energética estadounidense (que concentra más de la mitad de la capacidad de refinación en el área de Houston) es que la política energética de la administración de Enrique Peña Nieto ha sido excesivamente dependiente de las importaciones.

Cuando se discutió la reforma energética, uno de los principales argumentos ceñidos por sus críticos  fue que la apertura del sector comprometería la seguridad nacional.

Ahora que Estados Unidos está limitando sus exportaciones energéticas y que Pemex le ha pedido a sus clientes reducir su consumo de hidrocarburos en 10 por ciento hacia el fin de semana, esta advertencia vuelve a tomar relevancia.

Pemex sólo cuenta con seis refinerías en el país y su capacidad de almacenamiento es equivalente al consumo de gasolina de tres días.

La cifra es bajísima si se compara con los 20 días de Estados Unidos y con los 70 días de Francia.

Ayer, en un evento organizado por la agencia Moody’s, Juan Pablo Newman, director de finanzas de Pemex, dijo que la modernización de las refinerías mexicanas es urgente.

Según datos recopilados por Bloomberg, la utilización de las refinerías mexicanas es de apenas 41 por ciento, el nivel más bajo desde 1990.

Sin embargo, la administración de Peña Nieto y Pemex han actuado con desdén en este sentido, a pesar de que la modernización de las refinerías es referido como un asunto de seguridad nacional.

La intervención de la constructora brasileña Odebrecht en México ejemplifica este punto.

De acuerdo a la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Pemex le adjudicó contratos sin licitación a la empresa Odebrecht por más de 4.25 mil millones de pesos para la realización de obras en la refinería de Tula, Hidalgo.

Pese a que el estado de la infraestructura energética en México es raquítica, Pemex, entonces dirigida por Emilio Lozoya, optó por otorgar la responsabilidad de modernizar esta refinería a una compañía que hoy es el epicentro del caso de corrupción más importante en la historia de América Latina.

Luego de que el escándalo de Odebrecht salió a la luz, Pemex fue orillado en junio, a terminar un contrato de 1.8 mil millones de dólares con la constructora brasileña.

Acomodar la producción

La disrupción del sistema de refinerías de Estados Unidos no sólo afectará a los productores manufactureros mexicanos, altamente dependientes de la importación de gas de la región de Texas para mantenerse competitivos. Los efectos del huracán Harvey también pesarán sobre las exportaciones petroleras de Pemex.

Las refinerías estadounidenses que quedaron inhabilitadas por los desastres naturales importan diariamente alrededor de 410 mil barriles de petróleo de México. Es decir, que en los próximos días, Pemex tendrá que buscar nuevos mercados para acomodar más del 20 por ciento de su producción petrolera total.

Al cierre de ayer, el barril de petróleo de referencia internacional Brent cotizó a 50.86 dólares.

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