Prejuicios sobre las personas que menos tienen, sólo abonan a la desinformación: hogares de escasos recursos sobreviven con menos de 4 mil 500 pesos al mes. Foto: Especial

“El pobre lo es porque quiere”: Frases que promueven la desigualdad, las cifras lo demuestran

Aunque medios de comunicación, personalidades con influencia en la opinión pública y hasta parte de las creencias populares han impulsado prejuicios y narrativas sobre las personas que menos tienen, los datos cuentan otra historia

Las condiciones sobre las que se desarrollan la pobreza y desigualdad dentro del país contrastan con los dichos y prejuicios sobre los que se construye la opinión pública a través de los medios de comunicación y las creencias populares.

Cada vez es suele ser más común observar en noticieros, leer en columnas de opinión y ver en redes sociales frases o argumentos que revictimizan y señalan a los menos favorecidos por las condiciones que les rodean, con los cuales se legitiman grandes mitos como el de la meritocracia o la pereza característica de la población mexicana, por ejemplo, aunque dichos argumentos están muy lejos de poder explicar la realidad.

Por ejemplo, mientras que en mesas de opinión y dichos clasistas se sostiene que la población en condición de pobreza se encuentra en dicha situación por la falta de esfuerzo y una postura caracterizada por el conformismo, la evidencia arroja que, ante la falta de oportunidades y condiciones óptimas de desarrollo, siete de cada 10 personas que nacen en los estratos socioeconómicos más bajos del país, se perpetúan en ellos, tal como lo ha documentado el Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

“No es casualidad sostener un discurso de esta naturaleza, que pone la culpa de los grandes problemas económicos nacionales en las personas en condición de pobreza. Ha sido parte de una decisión histórica para no poner la responsabilidad sobre quienes la tienen; cuando se observan las cifras de concentración del ingreso y de la riqueza en países como México destaca que quien se lleva la gran parte de la riqueza son las personas que se encuentran en la punta de la pirámide socioeconómica”, señala en entrevista para Reporte Índigo Carlos Brown, director de conocimiento y justicia fiscal en Oxfam México.

Al respecto, el analista especializado en temas fiscales y de desigualdad expone a este medio el hecho de que diversos grupos de intereses, y entre los que destacan las élites dentro de la nación, se han encargado de impulsar, ya sea por medio de medios de comunicación u otros mecanismos, las narrativas que mantienen un estigma negativo y estigmatizante sobre los 46. 8  millones de personas que viven en el país bajo una condición de pobreza, de acuerdo con los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval),narrativa que se refleja en parte de la opinión pública.

“Es una salida fácil, así entre millones de personas que pueden ser señaladas, diluyes el problema porque aparentemente ellos toman una decisión que afecta al resto de la sociedad en lugar de hablar sobre quienes en realidad sí tienen ese poder de decisión; incluso antes no teníamos información disponible para visibilizar el problema, lo que incidía en que esas narrativas se sostuvieran en el consciente colectivo” sostiene Brown.

Las “nenis”, vendedores ambulantes y trabajadores por honorarios, ¿evaden impuestos?

Recientemente programas especializados en economía y finanzas han abordado el aspecto fiscal de la nación al entenderle como una prioridad de cara al próximo sexenio, sin embargo, se han llegado a esgrimir comentarios  en los cuales se responsabilizan a los millones de personas que realizan alguna actividad económica desde la condición de informalidad por la falta de una mayor cantidad de recursos tributarios.

Con relación a ello, el director de conocimiento y justicia fiscal en Oxfam México destaca el hecho de que la informalidad hace referencia al tipo de contratación bajo el que una persona trabaja, y que le excluye de seguridad social y prestaciones que, por ley, debería de gozar; en ese mismo sentido, destaca que la persona contratada de manera informal no se excluye de pagar impuestos indirectos, es decir, aquellos que se aplican al consumo de bienes y servicios.

¿El mexicano es pobre porque quiere?

Por otro lado, ha sido celebre la opinión, tanto de parte de sociedad, como de personalidades del análisis político y económico, al respecto de que la población mexicana suele rehuir del trabajo y se conforma con programas sociales; lo que genera una base clientelista de personas perezosas que no buscan superarse.

No obstante, de acuerdo con los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el país figura como la segunda nación en la que se trabajan más horas al año, solo detrás de Colombia; en un escenario donde el grueso de los trabajadores suelen laborar por un salario reducido que, para cerca de 30 millones de mexicanos, no rebasa los 15 mil pesos mensuales, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El trabajo doméstico, ¿no cuenta como trabajo?

Respecto al papel de la mujer dentro de la esfera económica del país históricamente se ha generado una postura de discriminación y de sumisión, algo que se ha promovido desde los medios de comunicación, los puestos directivos y hasta las creencias populares.

En amplio contraste, los datos muestran que las mujeres se integran al mercado laboral por encima de las adversidades que viven por diversas brechas de género, entre las que destacan un menor salario, amplias posibilidades de acoso y hasta una mayor carga de trabajo al incluir las labores domésticas no remuneradas y de cuidado que, a partir de cálculos realizados por Inegi, tienen un peso similar a 24 puntos porcentuales de toda la riqueza que se produce dentro del país.

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