El negocio de la esclavitud

Aunque la esclavitud y el trabajo forzado suenen como prácticas antiguas, violentas y poco civilizadas, en pleno 2014 son un negocio que sigue siendo bastante lucrativo. 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que anualmente las ganancias generadas alrededor del mundo a partir del trabajo forzado alcanzan los 150 mil millones de dólares, obtenidas a través de la explotación de aproximadamente 21 millones de personas.

Rolando Hinojosa Rolando Hinojosa Publicado el
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Aunque la esclavitud y el trabajo forzado suenen como prácticas antiguas, violentas y poco civilizadas, en pleno 2014 son un negocio que sigue siendo bastante lucrativo. 

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que anualmente las ganancias generadas alrededor del mundo a partir del trabajo forzado alcanzan los 150 mil millones de dólares, obtenidas a través de la explotación de aproximadamente 21 millones de personas.

La OIT define el trabajo forzado como trabajo involuntario, producto de la fuerza, el fraude, o la amenaza de un castigo como herramientas de coerción.

En un reporte publicado recientemente, la OIT indicó que la categoría de trabajo forzado que más ganancias genera es la explotación sexual, que representa dos tercios de las ganancias generadas, a pesar de que representa solo una quinta parte de las víctimas. 

Baja inversión, alto rendimiento

La razón de esto, según reporta la revista The Economist, es que la explotación sexual es un negocio mucho más rentable que otras formas de trabajo forzado. 

Existe gran demanda por estos servicios y sus clientes están dispuestos a pagar un precio bastante alto, además de que la inversión y costos operativos de esta actividad son considerablemente bajos.

Es por esto que las ganancias anuales generadas a partir de cada víctima de explotación sexual rondan los 22 mil dólares, más de cuatro veces las que se generan a partir de cada víctima de trabajo no doméstico, y casi 10 veces más que las que se generan a partir de cada víctima del trabajo doméstico.

A la explotación sexual le sigue el trabajo no doméstico, que representa casi el 29 por ciento de las ganancias generadas globalmente y está presente en industrias como la construcción, la manufactura, la minería y los servicios. 

En tercer lugar, con casi 8 mil millones de dólares, está el trabajo doméstico, que representa más de 5 por ciento de las ganancias.

El mapa de la explotación

Geográficamente, en Latinoamérica, que ocupa el penúltimo lugar regional en cuanto a ganancias generadas, se extraen 12 mil millones de dólares anualmente a partir del trabajo forzado, 7 mil 500 dólares anuales por cada víctima.

La región que más ganancias genera a partir del trabajo forzado es Asia-Pacífico, que con casi 52 mil millones de dólares representa más de un tercio del dinero obtenido. 

Le siguen las economías desarrolladas y la Unión Europea, que representan casi 47 mil millones de dólares en ganancias generadas.

La OIT señala que la razón por la cual las ganancias están distribuidas de esta forma responde a dos factores: el alto número de víctimas en Asia-Pacífico y el alto margen de ganancia por víctima, casi siete veces mayor que en Asia-Pacífico, presente en las economías desarrolladas y la Unión Europea.

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