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El mensaje en los bonos

La economía mundial atraviesa por una etapa inédita de bajo crecimiento, bajas tasas de interés e incertidumbre constante en los mercados financieros. Hasta el momento, no existe un consenso entre la academia o entre las autoridades de política económica de cómo revertir estas tendencias que cada vez se encuentran más asentadas en este nuevo contexto.

La crisis financiera de 2008 marcó un antes y un después de una economía que se ha vuelto más dependiente y sensible a las acciones de los principales bancos centrales del mundo.

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el crecimiento del valor de los bonos del Tesoro a 10 años en lo que va del 2016, el mayor avance en los primeros seis meses del año desde el 2010
Las secuelas que dejó la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea han reforzado las tendencias que rigen a la dinámica económica actual
En los últimos dos años, los eventos que han generado pánico en los mercados han producido una corrida masiva hacia activos considerados seguros
Sinceramente creo que las tasas de interés permanecerán bajas por un largo tiempo. Los problemas estructurales tendrán mayor peso que cualquier presión de alza inducida por factores cíclicos”
Steven MajorDirector de investigación
de renta fija en HSBC
Un sabio aprende más de sus enemigos que lo que un tonto aprende de sus amigos” 
Niki LaudaPiloto austríaco

La economía mundial atraviesa por una etapa inédita de bajo crecimiento, bajas tasas de interés e incertidumbre constante en los mercados financieros. Hasta el momento, no existe un consenso entre la academia o entre las autoridades de política económica de cómo revertir estas tendencias que cada vez se encuentran más asentadas en este nuevo contexto.

La crisis financiera de 2008 marcó un antes y un después de una economía que se ha vuelto más dependiente y sensible a las acciones de los principales bancos centrales del mundo.

Sin embargo, las herramientas de política monetaria tradicionales se ven cada vez más limitadas para hacer frente a lo que Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, denomina “la nueva mediocridad” y Larry Summers, exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, llama “estancamiento secular”.

Las secuelas que dejó la decisión de Reino Unido de salir de la Unión Europea (Brexit) han reforzado las tendencias que rigen a la dinámica económica actual. Particularmente, el comportamiento del mercado de bonos deja entrever que la economía global alcanzó su techo de crecimiento y se encuentra atada a factores estructurales.

Steven Major, director de investigación de renta fija en HSBC, dijo a Bloomberg que los participantes del mercado de bonos deberían de tomar en cuenta tres grandes factores estructurales que están definiendo la narrativa de la economía actual: un cambio demográfico en el que el envejecimiento se acelera en los países industrializados, el crecimiento generalizado de la carga de deuda como respuesta a la crisis del 2008, así como la creciente brecha de desigualdad de ingreso y de riqueza.

Lo que dicen los bonos

Para Major, estas condiciones se han consolidado gradualmente en los últimos años, de modo que su efecto podría traducirse en una mayor presión para el débil crecimiento global, así como en tipos de interés en niveles mínimos que se mantendrán en ese rango durante años.

“Sinceramente creo que las tasas de interés permanecerán bajas por un largo tiempo. Los problemas estructurales tendrán mayor peso que cualquier presión de alza inducida por factores cíclicos”, dijo Major en entrevista con Bloomberg.

El comportamiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos es un indicador clave para realizar proyecciones de inflación, crecimiento y evaluar el sentimiento general que prevalece en el mercado.

La tendencia descendente que ha seguido el bono del Tesoro a 10 años se encuentra en línea con la coyuntura de baja inflación, fortalecimiento del dólar y debilidad de la demanda agregada que caracteriza al estado actual de la economía. 

Por otra parte, el hecho de que este instrumento de deuda se encuentre cerca de su nivel más bajo en la historia es una muestra patente de que el mercado ha cambiado su balance de riesgos.

En los últimos dos años, los eventos que han generado pánico en los mercados, desde la crisis de deuda griega hasta la devaluación del yuan chino y más recientemente el Brexit, han producido una corrida masiva hacia activos considerados seguros como los bonos del Tesoro, los bonos de Alemania o activos denominados en francos suizos.

La creciente aversión al riesgo que se ha registrado en el mercado puede ser medida a través de la depreciación que ha presentado el peso mexicano.

Dado que el peso es utilizado como una divisa de cobertura para balancear portafolios en casos de estrés financiero, comúnmente es referido como un termómetro del riesgo percibido por inversionistas. La moneda mexicana ha perdido el 44.9 por ciento de su valor frente al dólar en los últimos dos años.

El Brexit, el último evento que impactó significativamente en el mercado y que incidió en la peor jornada desde el 2008, reforzó las tendencias económicas que han caracterizado a la economía de la post crisis.

Hasta el viernes pasado, el precio de los bonos del Tesoro a 10 años registraron un avance de 5 por ciento en lo que va del año, el mayor avance desde el 2010, de acuerdo a Bank of America-Merrill Lynch.

La tasa de interés de este instrumento terminó la semana en 1.56 por ciento, cerca del mínimo histórico de 1.38 por ciento.

En los instrumentos de renta fija, el precio y la tasa de interés del bono están relacionados de manera inversamente proporcional. 
 
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El creciente sentimiento de aversión al riesgo y la coyuntura económica de baja inflación y bajo crecimiento no son los únicos problemas que enfrenta la economía global.

En un momento en el que la política monetaria, en palabra de los principales banqueros centrales del mundo, ha alcanzado sus límites para estimular el crecimiento, las tasas de interés en niveles mínimos representan una ventana de vulnerabilidad.

Ante una contingencia económica, los bancos centrales serán incapaces de recortar los tipos de interés para incentivar el dinamismo de la actividad económica. Además, esto ocurre en un contexto de creciente carga de deuda y de polarización política generalizada que podría obstaculizar el uso de una política fiscal activista.

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