El diseñador Jaime Ibiza habla abiertamente sobre las crisis que vivió

El éxito en las manos de Jaime Ibiza

El diseñador Jaime Ibiza habla abiertamente sobre las crisis que vivió y el camino para posicionarse a la par de personalidades de talla internacional. En medio de la pandemia el tapatío asegura que está más que preparado para salir adelante y llevar sus creaciones a todo el mundo

Hoy prefiere llamarles tropiezos, pero en su momento fueron importantes fracasos. En tres ocasiones Jaime Ibiza lo dio todo por perdido. Una serie de factores provocaron que el diseñador mexicano casi renunciara a su sueño.

El ver que no figuraba en el negocio y que el mercado tampoco lo prefería fue un duro golpe para el heredero del oficio familiar de la marroquinería que comenzó con su abuelo Ignacio Ruiz Velasco y que continuó con el legado de su padre, Jaime Ruiz Velasco Flores.

Sin embargo, hace 10 años el tapatío se rediseñó a sí mismo al dar el primer paso para “hacer las cosas bien” y que su palabra valiera. Esa determinación le permitió lograr lo que no había conseguido 25 años atrás: mirarse a lado de diseñadores de talla internacional, como Louis Vuitton, Marc Jacobs, o Stella McCartney.

El camino hasta ahí no fue fácil. Una dura competencia y la exigencia cada vez más alta llevaron al diseñador a cuestionar incluso el piso donde estaba parado.

Al otro lado de la línea, Ibiza hace una pausa para evocar al pasado en silencio. Al retomar la conversación comparte que el ingrediente que lo hizo levantarse de nuevo fue, por principio, el amor a sí mismo.

Mi gran error fue que no escuchaba lo que quería el mercado, mi ego no me dejaba ver más allá, pero cualquier creativo que no olfateé al mercado es mejor que se dedique a otra cosa. Si no te renuevas en la parte personal es muy difícil que en lo profesional logres tener un cambio importante
Jaime IbizaDiseñador mexicano

Aprender la lección para Jaime Ibiza

El reconocido creador de bolsos, carteras, maletas y otros productos combina lo mejor de ambos mundos: la pasión de su abuelo y padre, considerados como artesanos pioneros del oficio, y la perfección adquirida durante su estancia en el Central Saint Martins, en Londres y en el AFRAM(Instituto de Formación Profesional de Marroquinería y Peletería) en Florencia, Italia.

Todos los días Jaime Ibiza también debe ponerse la camiseta de empresario porque debe sacar adelante un negocio del que depende no solo su familia, también la de su equipo del que habla con respeto y cariño.

Aun cuando tiene ese peso en sus hombros al momento de idear un bolso o cartera prefiere que sea el diseñador el que mueva el lápiz para que el proceso surja de manera natural tal y como le enseñaron sus patriarcas o cuando a los 16 años su padre le pidió que creara una línea.

Después de su último tropiezo, en 2011, Jaime cambió los trazos. Fue en ese momento que nació el ícono de la empresa: Stitch. El símbolo, dos ochos engarzados, tiene su origen en la cultura oriental que significa abundancia

La idea es que en cada uno de los productos que lleguen a las manos de sus clientas y clientes esté algo de Jaime, más allá de su nombre.

Su visión le ha permitido fusionar ideas con gigantes como Disney o imprimir la imagen del mejor amigo de Charlie Brown, Snoopy, en sus creaciones. Y no solo eso, durante una breve charla con su paisano Benito Santos, diseñador de alta costura, pactó realizar una colección de bolsos de noche.

Creer en lo imposible

Como el resto del mundo, la pandemia también impactó en el negocio de Ibiza, sin embargo, el tapatío decidió enfrentar la situación muy a su manera. La última colección se divide en tres partes. Los bolsos llevan por nombre Trascendencia, las carteras Conciencia y las cosmetiqueras Oportunidad.

“Todas las grandes crisis llevan a oportunidades, pero con la que estamos viviendo en este momento no habíamos encontrado muchas, por eso decidimos virar para poder trascender. Las oportunidades siempre van a existir, solo hay que saber esperar el momento”, comparte Ibiza.

Aunque Jaime asegura que todos los días se enfrenta a una lucha consigo mismo, durante la última década no ha hecho más que disfrutar cada vez que se encuentra con sus creaciones en la calle, o incluso, cuando las personas le externan su preferencia.

La evolución es una constante en la vida de Jaime Ibiza y a pesar de que reconoce que con el paso de los años el camino puede volverse más desafiante, hoy saborea con humildad el hecho de que cuando se para en una tienda sus creaciones están al mismo nivel que las de diseñadores extranjeros.

El tapatío saborea con humildad el hecho de que cuando se para en una tienda sus creaciones están al mismo nivel que las de diseñadores extranjeros

“Los diseñadores mexicanos tienen todo para competir con cualquier diseñador de talla internacional la cosa es creerlo. El viento en contra y las adversidades siempre van a estar presentes y no podemos detenernos cuando ocurran y el mirarme en el mismo aparador con otras marcas que en algún momento llegué a ver inalcanzables es gratificante porque eso nos demuestra que todo es posible”.

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