El aumento de eventos climáticos extremos en la región y la degradación de diversas zonas desde la Patagonia hasta el Rio Bravo amenazan con sumar hasta 5 millones de personas más a la condición de pobreza extrema. Foto: Especial

El doble desafío latinoamericano entre crecer económicamente o contener el cambio climático

Latinoamérica enfrenta el reto de preservar el medio ambiente mientras busca dejar de ser considerada la región más desigual del mundo

Las naciones latinoamericanas enfrentan el reto de transformar los sectores económicos que las caracterizan y que más contribuyen a la contaminación de la región al mismo tiempo que buscan reducir la pobreza y desigualdad de su población.

Desde la implementación del acuerdo de París, la comunidad internacional tiene como objetivo prioritario atender la devastación del medio ambiente, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad provocados por la actividad humana, y particularmente, la económica.

Por lo tanto, es urgente un cambio en los grandes paradigmas de producción y consumo globales, aunque llevarlos a cabo en América Latina resulta particularmente complejo ya que una de cada 10 personas en la región se encuentran en situación de extrema pobreza, dando lugar al doble desafío latinoamericano, explica a Reporte Índigo Pablo Brassiolo, economista principal de la dirección de investigaciones socioeconómicas del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).

La denuncia hecha por el investigador concuerda con lo expuesto en el último informe elaborado por el CAF, donde se advierte que el aumento de eventos climáticos extremos en la región y la degradación de diversas zonas desde la Patagonia hasta el Rio Bravo amenazan con sumar hasta 5 millones de personas más a la condición de pobreza extrema en 2030.

 “El factor que explica este resultado en el conjunto de la región es el aumento en la prevalencia de enfermedades transmitidas por diversas vías y por el agua que afectan a los hogares de bajos ingresos, los atrapan en la pobreza. Otros canales son la caída de los ingresos agrícolas, el aumento en el precio de los alimentos, las pérdidas por desastres naturales y el descenso de la productividad laboral”, se lee en el informe.

Emisiones y pobreza

La región aporta el 11 por ciento de las emisiones históricas de dióxido de carbono que se producen en el mundo, en las que Brasil, Argentina y México han tenido una aportación importante desde las actividades económicas que los han colocado en el panorama internacional.

Por ejemplo, la economía brasileña, líder de la región y que cuenta con un recurso clave como la selva amazónica, genera a partir de la explotación forestal y de sus tierras el 44 por ciento de todas las emisiones de gases de efecto invernadero que emite.

Dicha afectación puede magnificarse gracias a una propuesta legislativa que permite desregular hasta 55 millones de hectáreas durante los próximos años, de acuerdo al Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía (IPAM); el reto de frenar ese tipo de iniciativas se conjuga con la labor de sacar a 17.9 millones de personas de la pobreza extrema, según los datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).

Por otro lado, la actividad agropecuaria argentina, una de las industrias que le ha dado mayor proyección al país a nivel internacional, concentra el 37 por ciento de las emisiones que produce; la peor sequía de las últimas décadas registrada durante este año ha dado un fuerte golpe al sector que poco puede aportar para ayudar a auxiliar a casi dos millones y medio de personas indigentes contabilizadas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC).

Incluso México vive una paradoja económica y medioambiental, ya que su industria, que está vinculada de manera importante a la economía de Estados Unidos, produce 31 por ciento de todos los gases de efecto invernadero que el país envía a la atmósfera; aunque la relocalización de cadenas de producción han contribuido a estimular el sector de la transformación, los beneficios económicos aún son insuficientes para que 9.1 millones de personas abandonen la pobreza extrema.

Así, la urgencia de transformar y regular actividades económicas estratégicas de los países latinoamericanos a la par de combatir la expresión más cruel de la pobreza luce como un desafío difícil de resolver a corto plazo, ya que implicaría el uso de una fracción considerable de todo el Producto Interno Bruto (PIB) de la región, como señala la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Por lo pronto, estrategias como la inversión en proyectos amigables con el medioambiente, las implicaciones fiscales por emisión y regulación de precios en diversas fuentes de energía lucen como los mecanismos disponibles para hacerle frente al doble desafío latinoamericano;  pero lo más importante es entender que el sistema de mercado, como lo conocemos, ha fallado en la labor de asignar los recursos de manera óptima para satisfacer las necesidades de las personas y cuidar su entorno, explica el investigador del CAF.

“Los mercados no son perfectos y las emisiones son una muestra de las fallas que pueden llegar a presentar; porque cuando el ser humano realiza una actividad y consume electricidad, gas, petróleo, genera emisiones y nosotros en sí no pagamos el costo de esas emisiones, ellas van a la atmósfera y generan un impacto en todo el mundo, por eso es importante que los Estados regulen los mercados, para corregir sus fallas a partir de políticas públicas”, señala Brassiolo.

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