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Dos potencias, dos destinos

Las dos mayores economías del mundo están mostrando desempeños muy diferentes en este año, mientras una brilla, la otra se estanca.

Por un lado, Estados Unidos muestra un crecimiento, lento pero seguro, que consolida su recuperación. Esto incluso le da espacio a su banco central para alzar su tasa de interés de referencia, por primera vez en casi una década, antes de que cierre el año. A su vez, esto ha empujado el valor del dólar a su punto más alto en 10 años.

7
por ciento el objetivo de crecimiento económico fijado por el gobierno chino para este año; ésta sería la tasa más baja en los últimos 25 años, durante los cuales el crecimiento promedio se mantuvo por encima del
10 por ciento
La transición de China a un modelo económico de crecimiento más lento pero sostenible, causa estragos en su población
Aunque el crecimiento de Estados Unidos no es impresionante, consolida su recuperación económica después de su peor crisis económica desde la Gran Depresión
https://www.youtube.com/watch?v=rLzyV296cjI

Las dos mayores economías del mundo están mostrando desempeños muy diferentes en este año, mientras una brilla, la otra se estanca.

Por un lado, Estados Unidos muestra un crecimiento, lento pero seguro, que consolida su recuperación. Esto incluso le da espacio a su banco central para alzar su tasa de interés de referencia, por primera vez en casi una década, antes de que cierre el año. A su vez, esto ha empujado el valor del dólar a su punto más alto en 10 años.

En contraste con esto, China se enfrenta a una difícil transición económica que vuelva su crecimiento más lento pero más sostenible. En medio de lo que se prevé será su menor crecimiento económico en 25 años, el gigante asiático además tiene que lidiar con una tormenta de volatilidad en sus mercados financieros, los cuales han seguido cayendo a pesar de una intervención gubernamental sin precedentes.

Estados Unidos:

Lento, pero seguro

Como la tortuga venciendo a la liebre, Estados Unidos parece estarle apostando a lo lento pero seguro. 

La economía más grande del mundo registra un crecimiento que, a un 2.3 por ciento anualizado durante el último trimestre, no es impresionante ni rebasa las expectativas. Sin embargo, es un desempeño que sigue consolidando su recuperación después de su peor crisis económica desde la Gran Depresión.

Este desempeño se alínea cada vez más con las expectativas de la Reserva Federal (Fed), el banco central estadounidense, y le dan espacio para alzar su tasa de interés de referencia, por primera vez en casi una década, antes de que cierre el año. 

El alza de la Fed probablemente fortalecerá aún más al dólar, cuyo valor ya se encuentra en su punto más alto de los últimos 10 años. 

Esto favorece a los consumidores estadounidenses, ya que su país es el mayor importador del mundo y por lo tanto la apreciación del dólar vuelve más barato el consumo de diversos productos.

Al compararla contra el resto del mundo, la lenta recuperación estadounidense se ve aún mejor. De hecho, para instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, Estados Unidos se ha convertido en uno de los pocos focos brillantes en el crecimiento económico global.

Esto en un contexto en el que otros mercados desarrollados, como los países de la eurozona, aún no han logrado despegar y en el que mercados emergentes, como Brasil, China o México, están desacelerándose y decepcionando a los inversionistas.

China:

El dragón se tropieza

Durante los últimos 30 años, China ha acaparado los reflectores como la estrella más brillante entre los mercados emergentes, con un crecimiento económico anual promedio por encima del 10 por ciento.

Pero a partir del 2010, el gigante asiático aceleró una difícil transición económica hacia un modelo menos dependiente sobre la inversión en manufactura y otras industrias y con un mayor énfasis sobre el consumo y los servicios en su mercado interno.

Esta desaceleración hacia un crecimiento menos veloz pero más sostenible llevó al gobierno chino a fijar su blanco de crecimiento para el 2015 en 7 por ciento – su nivel más bajo en los últimos 25 años.

Y China no es el único que sufre con esto, ya que su desaceleración ha tenido un fuerte impacto negativo sobre los precios de los commodities que consume y sobre el crecimiento de los países cuyas economías dependen de estas exportaciones, como es el caso de Brasil y (en menor grado) México.

Pero por si esta transición no fuese suficiente reto, las autoridades chinas además tienen que enfrentarse a una tormenta de volatilidad en sus mercados financieros, que siguen cayendo y preocupando a pesar de una intervención gubernamental sin precedentes.

Desde su pico en junio de este año, los mercados accionarios chinos han perdido 3.5 billones de dólares de su valor. Además de esto, la fuerte carga de deuda en el país preocupa a los expertos, ya que sus mayores empresas podrían verse presionadas si se desata una mayor crisis financiera en un escenario en el que de por sí se enfrentan a menor crecimiento e ingresos.

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