Aunque se busca disminuir la informalidad alrededor del mundo, empresas y empleados precarizados  encuentran en ella un espacio para generar un mayor beneficio económico. Foto: Especial

Aumenta producción informal en economía mexicana alcanzando nuevo máximo

Millones de mexicanos han encontrado un sustento al interior de la economía no regulada a pesar de vivir en estado permanente de precariedad, situación que ha generado una parte importante de toda la riqueza que existe en el país y hasta del continente

Con poco más de la mitad de la población ocupada, la economía informal generó casi una quinta parte de todo el Producto Interno Bruto que se produjo en el país, registrando niveles no vistos en más de una década.

Entre ausencia de prestaciones y condiciones laborales precarias, millones de personas desempeñan su trabajo día a día, al respecto,  la economía informal nacional representó alrededor de 50 por ciento de la población ocupada y generó el 24.4 por ciento del Producto Interno Bruto (Pib) que se produjo dentro del país en 2022, de acuerdo al último informe de la Medición de la Economía Informal (MEI), elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Sin embargo, no es un hecho aislado, ya que la informalidad ha concentrado a más de la mitad de mano de obra no sólo en México, si no a escala mundial, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), fenómeno que obedece a diversos factores, entre ellos una economía poco regulada, los bajos salarios y en general la falta de oportunidades.

“La economía informal comprende más de la mitad de la mano de obra mundial y más del 90 por ciento de las micro y pequeñas empresas a escala global. Es una característica importante de los mercados laborales del mundo; su incidencia constituye un gran desafío en cuanto a los derechos y condiciones de los trabajadores, pues ello conlleva a un impacto negativo tanto en las empresas, como en los ingresos públicos, el ámbito de acción de un gobierno, la congruencia y hasta la competencia justa”, destacó el organismo internacional.

Al respecto, los sectores que tuvieron una mayor aportación desde la informalidad fueron el  comercio, con 28.7 por ciento del total,  la construcción, que registró 14 puntos porcentuales del Valor Agregado Bruto (VAB) que generó la economía no regulada y la industria manufacturera que sumó el  13.9 por ciento.

Informalidad a nivel latinoamericano, característica de vieja data

El fenómeno de la informalidad ha echado raíces al interior de diversas regiones del mundo; en América Latina y el Caribe, por ejemplo, aproximadamente 53.1 por ciento de los trabajadores de la región laboran en dicha condición, lo que equivale, al menos, a 130  millones de personas, de acuerdo a los últimos datos reportados por la OIT.

La organización ha detallado que la economía no regulada ha destacado por componentes característicos de la región, entre ellos el de desigualdad social, que se ha agudizado y expresado en las asimetrías de género, socioeconómicas, étnicas y raciales, así como territoriales, por mencionar solo algunas.

La economía informal nacional representó alrededor de 50 por ciento de la población ocupada y generó 24.4 por ciento del Producto Interno Bruto

Además, la tasa de informalidad de la región ha sido mayor para las mujeres, quienes han alcanzado hasta 54.3 por ciento, en tanto que los jóvenes han registrado una participación no regulada en la esfera económica de 62.4 por ciento, mientras que prácticamente la totalidad de la población mayor ha vivido dicha condición de precariedad, de acuerdo al estudio informalidad Laboral en América Latina, realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Lo anterior retrata la necesidad de millones de personas que han encontrado en la informalidad una fuente de ingreso, cuestión que se agudizó con la pandemia de COVID-19, provocando un impacto sin precedentes en el mercado laboral de la región.

Gracias a lo anterior, en 2021 la informalidad creció a niveles superiores a los de la era pre-COVID con 7.56 millones de empleos informales adicionales, según el Banco Interamericano de Desarrollo en su estudio Implicaciones y opciones de amortiguamiento.

Así, América Latina ha registrado una de las mayores tasas de informalidad, que se ha  manifestado de manera desbordada en Bolivia con más de 80 por ciento, Perú, Honduras y Guatemala con más del 70 por ciento, mientras que Paraguay, Ecuador y El Salvador reportan entre 60 y 70 por ciento; en otro grupo se encuentra México, Colombia, República Dominicana que registran entre 50 y 60 por ciento, en tanto Argentina y Panamá alcanzaron entre 40 y 50 por ciento.

Por otro lado, Brasil y Costa Rica han registrado  tasas más bajas de economía no regulada, ya que solo reportaron entre el 30 y 40 por ciento; sin embargo, son superadas por Chile y Uruguay, las naciones de la región que tienen la menor tasa de informalidad, ya que ha oscilado entre 20 y 30  por ciento, de acuerdo al últimos datos de la Estimación de la CEPAL.

El fenómeno en el mundo o la necesidad de la informalidad

La actividad económica no regulada es un fenómeno generalizado presente a escala mundial, pues se calcula que en este intervinieron aproximadamente dos mil millones de trabajadores, que representaron alrededor de 60 por ciento de la población ocupada internacional, señaló el estudio La Fuerza Laboral Informal en el Mundo, del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Aunque la situación ha sido preponderante  en las economías emergentes y en desarrollo, también ha representado parte importante de las avanzadas, ya que, si bien trabajadores y empresas optan por operar en dicho sector para evitar impuestos o regulaciones, la situación se agrava por la propia precariedad laboral que ya ha alcanzado a las naciones consideradas de primer mundo, se concluyó en el estudio del organismo internacional.

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