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Adiós, emergentes

Desde inicios de los noventa hasta la fecha, los países en desarrollo han gozado de popularidad sin precedentes entre los expertos e inversionistas, quienes los veían como la nueva fuerza dominante en el orden económico global.

Esta narrativa impulsó billones de dólares en flujos de capital hacia los mercados emergentes de Asia, Latinoamérica, Medio Oriente y África, e hizo que la participación de estos países en la economía global pasara de 20 por ciento en 1997 a casi 40 por ciento en la actualidad.

Sin embargo, actualmente la historia es otra. 

-26.15%
el declive
registrado en el último año en el índice accionario MSCI de mercados emergentes
“Este año va a presentar la mayor prueba para los mercados emergentes desde la crisis financiera global”
Ayhan KoseDirector de prospectos de desarrollo en el Banco Mundial
"Las tasas de crecimiento han bajado, y fuerzas cíclicas y estructurales han minado el paradigma tradicional de crecimiento (de los mercados emergentes)”
Christine LagardeDirectora gerente del Fondo
Monetario Internacional

Desde inicios de los noventa hasta la fecha, los países en desarrollo han gozado de popularidad sin precedentes entre los expertos e inversionistas, quienes los veían como la nueva fuerza dominante en el orden económico global.

Esta narrativa impulsó billones de dólares en flujos de capital hacia los mercados emergentes de Asia, Latinoamérica, Medio Oriente y África, e hizo que la participación de estos países en la economía global pasara de 20 por ciento en 1997 a casi 40 por ciento en la actualidad.

Sin embargo, actualmente la historia es otra. 

La desaceleración de China, la veloz apreciación del dólar y el colapso en los precios de las materias primas está tambaleando a los emergentes, y los inversionistas se están dando a la fuga de forma cada vez más rápida.

Por si fuera poco, los emergentes son señalados como el principal factor de preocupación en los pronósticos económicos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, los cuales fueron recortados recientemente.

Mientras el Foro Económico Mundial toma lugar esta semana, las autoridades reunidas en Davos, Suiza, tendrán que confrontar las consecuencias de los problemas a los que se enfrentan los mercados emergentes.

Por primera vez desde 1988, en 2015 el flujo neto de capital hacia los países en desarrollo fue negativo, alcanzando una fuga neta de 541 mil millones de dólares. 

En otras palabras, la pérdida de fe entre los inversionistas fue tal que sacaron más dinero de estas economías del que invirtieron durante el mismo periodo.

La razón detrás de esto es simple: los emergentes ya no rinden como antes, y las recetas que antes trajeron éxito no funcionan en el escenario actual.

Se acabó la fiesta

Décadas de alto crecimiento fueron impulsadas por altos precios en las materias primas que estos países exportan, y por inversiones financiadas con billones de dólares de deuda barata facilitada por las políticas monetarias acomodaticias de los mercados desarrollados.

En el periodo posterior a la crisis financiera del 2008, con Estados Unidos y Europa estancados en bajo crecimiento económico y sus tasas de interés rondando el 0 por ciento, los mercados emergentes fueron vistos por los inversionistas como los nuevos motores del crecimiento global y como buenas fuentes de rendimiento financiero.

Sin embargo, los ingredientes del éxito emergente comenzaron a deteriorarse en los últimos cinco años. 

La desaceleración económica de China, en medio de una transición hacia un modelo dependiente en los servicios y el consumo, ha arrastrado hacia abajo los precios de materias primas como el hierro y el petróleo. Estos activos ahora se encuentran en su punto más bajo desde 1999.

Al mismo tiempo, el inicio de un ciclo de alzas de tasas de interés en Estados Unidos ha resultado en la más veloz apreciación del dólar en los últimos 40 años, presionando las divisas emergentes y encareciendo el crédito para los países en desarrollo. 

Lastre emergente

Como resultado, desde el 2011 hasta la fecha la tendencia en el crecimiento económico de estos mercados ha ido a la baja, arrastrando hacia abajo el crecimiento global. 

En sus más recientes pronósticos para el 2016, tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco Mundial citan los problemas en los mercados emergentes como uno de los principales factores en el recorte realizado a sus estimaciones de crecimiento.

“La economía global, y en particular las economías emergentes, podrían toparse con un severo bache”, dijo Kaushik Basu, economista en jefe del Banco Mundial, en su reporte. Ayhan Rose, director de prospectos de desarrollo en la misma institución, advierte que “este año va a presentar la mayor prueba para los mercados emergentes desde la crisis financiera global”.

De igual forma, Christine Lagarde, directora gerente del FMI, advirtió recientemente que “las tasas de crecimiento han bajado, y fuerzas cíclicas y estructurales han minado el paradigma tradicional de crecimiento (de los mercados emergentes)”.

Y aunque algunos expertos, como el magnate George Soros, advierten que la actual situación podría representar una repetición de la crisis del 2008, otros como el exsecretario del Tesoro estadounidense Lawrence Summers ven el peligro de un estancamiento prolongado como algo mucho más probable.

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