La vida le sonreía a Oliver Pérez en 2009, cuando los Mets de Nueva York compraron la idea de que el sinaloense era el gran lanzador zurdo que marcaría época en Grandes Ligas y lo firmaron por tres años y 36 millones de dólares, pero tal golpe de éxito económico y las lesiones le mostraron otra cara al mexicano, quien tras varios años con bajo perfil este año logró reinventarse por completo y tener una de las mejores temporadas de su carrera.
A comienzos del calendario 2018, la atención sobre los peloteros mexicanos estaba sobre lo que pudiera hacer Adrián González o Roberto Osuna, mientras que Oliver buscaba un lugar con los Rojos de Cincinnati, equipo al que no convenció y lo dio de baja.
De ahí, los Yankees de Nueva York lo rescataron, pero una cláusula le daba la oportunidad de irse si los ‘Mulos’ no lo subían al equipo grande antes del 1 de junio, y así ocurrió, el mexicano se fue del equipo y tras esos dos fracasos parecía que por su veteranía el camino era volver a la Liga Mexicana, específicamente con los Toros de Tijuana, que llegaron a mostrar interés en él.
Sin embargo, Oliver se aferró al sueño de Grandes Ligas y los Indios de Cleveland lo firmaron para que jugara con ellos la segunda mitad de la campaña y se volvió el relevista especializado para enfrentar a zurdos, con esa misión logró ganar un juego y perder otro, pero destacó que sólo permitió cinco carreras en 32.1 entradas, para una efectividad de 1.39.
Los problemas en la carrera de Pérez llegaron después de firmar ese contrato multimillonario, ya que nunca estuvo a la altura de los que los Mets esperaban de él y, de hecho, lo despidieron en el entrenamiento de primavera de 2011, cuando aún le quedaba un año de ese acuerdo, por lo que el equipo le ‘regaló’ 12 millones de dólares
“Pienso que me dieron la oportunidad, fueron justos conmigo cuando llegaron aquí, ‘te vamos a dar la oportunidad de ser abridor’, pero no hice nada grandioso, me movieron al bullpen para ser especialista en zurdo y en el último partido hice un trabajo horrible”, reconoció el mexicano en aquel momento cuando fue despedido.
Pero reinventarse ha sido la especialidad de Oliver, ya que ese 2011 logró reponerse a los problemas de confianza que le causaron sus malas actuaciones y aceptó estar toda esa temporada en las sucursales de los Nacionales de Washington para volver a ganar velocidad en los lanzamientos y tener claridad en su modo de ver la vida.
Para 2012 fue firmado por los Marineros de Seattle y ahí comenzó con la nueva faceta como relevista, con la que ha logrado mantenerse en las Ligas Mayores y seguir sumando estadísticas para meterse entre los históricos mexicanos, como un especialista del relevo.
Tras haber ganado 1.75 millones de dólares esta temporada, Oliver Pérez llega a un cambio de año distinto a 2017, ya que sus números lo acercan a que de nueva cuenta los Indios de Cleveland lo firmen en la agencia libre o que otro equipo que necesite un zurdo especialista lo anexe a su roster.
Lejos quedó la imagen del joven de 20 años que debutó con un ponche ante el histórico japonés Ichiro Suzuki, quien entonces jugaba para los Marineros de Seattle, ahora, la figura de Oliver muestra las huellas del paso del tiempo, el mismo que le dio las armas para extender su carrera en las Grandes Ligas cuando parecía que su final había llegado antes de tiempo.
“Sigues creyendo porque trabajas duro y las oportunidades van a llegar. Estoy muy feliz de estar aquí. Ser parte de este momento es increíble”
Fielmente Tomatero
Los antecedentes de Oliver Pérez jugando beisbol en México son pocos, en Liga Mexicana tuvo 11 juegos, a los 18 años, con los Leones de Yucatán, pero es en la Liga del Pacífico donde ha tenido más actuaciones.
Son cinco temporadas las que ha defendido los colores de los Tomateros de Culiacán, una como abridor y las otras cuatro ya como relevista especializado en enfrentarse a zurdos, en las que suma cinco ganados por ocho derrotas.
