Le siguen pegando a la Superliga

La Superliga sigue teniendo detractores, ahora fue una de las personas fuertes en la Unión Europea, quien se opone a la idea y apoya a UEFA.
AP AP Publicado el
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La Superliga de clubes recibió el jueves un duro golpe luego que el abogado general de la Unión Europa emitió una opinión no vinculante que favorece a la UEFA y la FIFA.

El abogado general Athanasios Rantos asestó un golpe a los promotores de la Superliga, que buscan romper con el modelo tradicional de los torneos europeos.

Rantos propuso que la Corte Europea de Justicia reconociera que las normas de la FIFA y la UEFA, según las cuales el proyecto de la Superliga se vería sujeto a una autorización previa, son compatibles con las leyes europeas de competencia.

Si bien los organizadores pueden crear una competición independiente ajena a la UEFA y la FIFA, no pueden seguir disputando también partidos autorizados por la UEFA y la FIFA sin su visto bueno, indicó Rantos.

En general, los abogados generales dan orientación legal a la CEJ. Sus opiniones no son vinculantes en la corte con sede en Luxemburgo, pero en la mayoría de los casos se siguen sus indicaciones.

Rantos reconoció que la UEFA y la FIFA podrían restringir el acceso de los competidores al mercado europeo de organización de torneos de fútbol. Sin embargo, insistió en que “ese hecho, si se establece, no significa de forma expresa que esas normas tengan el objeto de restringir la competencia”.

La UEFA recibió la recomendación con “alegría” y dijo que era “un paso alentador hacia preservar la actual dinámica y estructura de gobernanza democrática de la pirámide del fútbol europeo”.

La opinión de Rantos, señaló la UEFA, refuerza el papel de las federaciones “en la protección del deporte, la defensa de los principios fundamentales de mérito deportivo y acceso abierto en todos nuestros miembros, así como en unir el fútbol con una responsabilidad y solidaridad compartida”.

La Asociación de Clubes Europeos, que representa a los principales clubes de fútbol del continente, también expresó su satisfacción con la recomendación de Rantos y dijo que era “un claro rechazo a los esfuerzos de unos pocos de socavar los cimientos y la herencia histórica del fútbol europeo para la mayoría”.

La vista del caso fue en julio, después de que la Superliga no lograra comenzar en abril de 2021. La compañía, formada por 12 clubes rebeldes — ahora liderados por el Real Madrid, el Barcelona y la Juventus de Turín — emprendió acciones legales y un tribunal en Madrid pidió a la Corte de Justicia que fallara en cuestiones sobre legislación de la Unión Europea.

Los clubes acusaron a la UEFA de supuestos abusos de posición de dominio de mercado por su control de las competiciones de fútbol en contra de las leyes europeas.

En su defensa, la UEFA alegó que protege el lugar especial del deporte en la sociedad europea gestionando competiciones con estructura piramidal abiertas a todos y financia el fútbol base.

Los clubes rebeldes en Inglaterra, España e Italia fueron duramente criticados cuando presentaron el año pasado sus planes de un torneo prácticamente cerrado alternativo a la Liga de Campeones que organiza la UEFA. El presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, tachó a los responsables de los clubes de “serpientes” y “mentirosos” y amenazó con vetar a los jugadores de los clubes de la Superliga.

El abogado general dijo que la corte también debería establecer que las leyes europeas de competencia no prohíben que la FIFA, la UEFA, sus federaciones miembros u otras ligas nacionales “amenacen con sanciones a clubes afiliados a esas federaciones cuando esos clubes participan en un proyecto para crear una nueva competición que pondría en peligro los objetivos legítimos de esas federaciones de las que son miembros”.

La decisión final se espera para el próximo año. Se trata de la decisión deportiva de la corte más anticipada desde el llamado Caso Bosman en 1995. Ese caso trastocó el sistema de fichajes en el mundo del fútbol, aumentó los salarios de jugadores de primera línea y en definitiva aceleró la brecha de ingresos y competición entre los clubes ricos y el resto.

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