Juan Catalán, el hombre al que un juego de los Dodgers le salvó la vida

Catalán estuvo involucrado robo de autos, empujado por su hermano mayor, por lo que fue detenido y marcado con historial delictivo que después sería un agravante a su situación, pero que pudo librar gracias a que una cinta lo ubicó en el estadio de los Dodgers, con un jersey del entonces lanzador Kevin Brown
Manuel Sebreros Manuel Sebreros Publicado el
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Fiel seguidor de los Dodgers de Los Angeles, sabía que el cerrador de su equipo en aquella lejana temporada de 2003, el canadiense Eric Gagne, difícilmente fallaba en el diamante, pero la noche del 12 de mayo, el lanzador fue un desastre y la vida de un hombre de origen hispano cambiaría de manera radical.

El documental ‘Long Shot’, disponible en Netflix, cuenta la historia de Juan Ignacio Catalán, un hombre con vida revolucionada durante su juventud, que por estar con las personas equivocadas, en un mal momento, estuvo a punto de ser condenado a la pena de muerte, de no haber sido por ese juego que los Dodgers de Los Angeles perdieron 11-4 ante los Bravos de Atlanta y a una filmación de una comedia barata.

Catalán estuvo involucrado robo de autos, empujado por su hermano mayor, por lo que fue detenido y marcado con historial delictivo que después sería un agravante a su situación, pero que pudo librar gracias a que una cinta lo ubicó en el estadio de los Dodgers, con un jersey del entonces lanzador Kevin Brown.

El problema llegó el 12 de agosto de 2003, cuando Juan fue detenido por la policía, acusado de haber asesinado a Martha Puebla, una adolescente que testificó en contra de su hermano mayor en un juicio por homicidio. A partir de ese momento se conjugarían una serie de errores de la parte acusadora, la desesperación del acusado y su familia por un señalamiento injusto y el rey de los deportes como parte fundamental de la investigación.

Todd Melnik fue el abogado de Catalán y tras interrogarlo, se dio cuenta que el pase a su libertad o al patíbulo iba a ser comprobar que su defendido había sido uno de los 27 mil 458 aficionados que ese día de mayo habían estado presentes en el estadio.

Para lograrlo, el defensor acudió a Sam Fernández, del equipo jurídico del equipo angelino, y con la productora HBO que ese día había grabado un episodio de un programa de comedia que transmitía entonces.

Los días pasaban y mientras no se pudiera comprobar la presencia de Catalán en el juego y no cerca de la escena del crimen, el hombre hispano vivía horas de terror en una cárcel de máxima seguridad.

Melnik encontró a su cliente en una cinta de mala calidad de los Dodgers, pero en la grabación del programa, justo él y su hija se atravesaron en una escena sin nunca enterarse que estaban en medio de una filmación, eso logró darle su libertad, así como la ubicación de su teléfono celular, en una llamada a su novia Alma Oseguera, procedente de una antena ubicada cerca del estadio de Los Angeles.

Al final, Juan Catalán fue liberado, recibió 320 mil dólares de indemnización y quienes lo acusaron con trampas fueron destituidos. Así, este hombre libró la pena de muerte segura y los verdaderos culpables, cuatro pandilleros, fueron capturados y condenados a cadena perpetua por el asesinato de Martha Puebla, la noche de la primera derrota de la temporada 2003 para el lanzador Eric Gagne y del tercer home run del mexicano Vinicio Castilla.

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