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Ya había hecho el suficiente ruido como para que se le tomara en serio, pero el fin de semana, Antony Joshua conectó un golpe de autoridad.
El pugilista británico se convirtió en el nuevo campeón unificado de los pesos pesados y lo hizo de manera contundente.
Joshua noqueó en el onceavo asalto a Wladimir Klitschko, pero antes de subirse al ring para pelear por el campeonato de la categoría madre de este deporte, Joshua, hijo de padres nigerianos y quien nació en Watford, al norte de Londres, tenía sólo 18 peleas disputadas, todas ellas ganadas por la vía del cloroformo. Una cifra pequeña en comparación con el largo camino de Klitschko, quien acumulaba 68 combates, 53 de ellos los había ganado por nocaut.
El nuevo campeón de pesos pesados, quien en su juventud estuvo en prisión luego de haber sido detenido por posesión de drogas, le ha recordado al mundo quién es.
En 2012 conquistando el oro olímpico en Londres, pero hoy está en lo más alto.
La primera defensa del título del británico pudiera ser ante el mismo Klitschko, ya que se maneja la posibilidad de una revancha que podría superar los 20 millones de dólares en premios.