La disrupción tecnológica ha propiciado una transformación acelerada del transporte. Foto: Especial

Voces del Futuro Energético

Urge plan de electromovilidad justo en México

Por Isabel Studer
@isastuder
Presidenta de Sostenibilidad Global

La electrificación del transporte es una realidad inevitable y una necesidad imperativa frente a los riesgos derivados del aumento de emisiones de gases de efecto invernadero. El sector del transporte representa una cuarta parte de estas emisiones a nivel mundial.

Se estima que para 2026 habrá 27 millones de vehículos eléctricos en el mundo, en comparación con los 2 millones de 2017. China lidera con más del 60 por ciento de las ventas de estos vehículos y alberga la mitad del parque vehicular eléctrico existente. Europa ocupa el segundo lugar, seguido por Estados Unidos, donde las ventas de vehículos eléctricos aumentaron un 55 por ciento en 2022. Mercados emergentes como India, Tailandia e Indonesia, así como varios países latinoamericanos, están introduciendo políticas y programas que favorecen la producción y adopción de vehículos eléctricos, tanto personales como de pasajeros.

La disrupción tecnológica ha propiciado una transformación acelerada en el sector del transporte. Los precios de las baterías eléctricas han disminuido dramáticamente en la última década y la innovación tecnológica continúa avanzando con la comercialización de baterías de estado sólido, la nueva generación de químicos para ánodos y cátodos, y las baterías de sodio. Abundan ejemplos de políticas industriales dirigidas a alcanzar automóviles eléctricos y la prohibición de venta de vehículos con motores de combustión interna entre 2035 y 2040, a lo que se suman los compromisos de grandes fabricantes automotrices para aumentar la cuota de vehículos eléctricos.

A pesar de ser el séptimo productor y cuarto exportador de vehículos en el mundo, México aún no cuenta con un plan de electromovilidad, cuya urgencia es palpable y debería contemplar al menos cinco objetivos primordiales:

  1. Política Industrial Adecuada: Diseñar una política industrial que posicione a México como líder en la producción automotriz a nivel nacional e internacional, aprovechando su robusta infraestructura para asegurar que este sector siga contribuyendo al crecimiento económico, la generación de divisas, la atracción de inversiones y la creación de empleo.
  2. Reducción de Emisiones: Asegurar que la reducción de emisiones en el sector transporte contribuya al cumplimiento de los compromisos nacionales de reducción de gases de efecto invernadero. El sector fue el segundo mayor emisor de estos gases a nivel nacional, representando el 22% del total en 2021 según el INECC.
  3. Movilidad Incluyente: Promover el uso limitado del automóvil personal para mejorar la calidad de vida y satisfacer las necesidades de movilidad de los residentes urbanos, más del 80% de la población en México. Es fundamental atender los graves problemas de congestión y falta de acceso al transporte público y otras formas de movilidad sostenible, como la movilidad no motorizada, la micromovilidad y el rediseño de espacios urbanos, para mitigar los altos costos en productividad y calidad de vida de la mayoría de las personas.
  4. Salud Pública: Combatir enfermedades y muertes prematuras, como el asma y las afecciones respiratorias y cardiovasculares, derivadas de la mala calidad del aire producida por vehículos de combustión interna. En México, más de 32 mil personas fallecen anualmente por causas relacionadas con la mala calidad del aire, con un parque vehicular cuyo promedio de antigüedad es de 16.1 años, uno de los más viejos del mundo, con lo que se agravan los problemas de contaminación. Además, el parque vehicular, sobre todo de vehículos de carga, se caracteriza por su informalidad y el predominio de los hombres-camión y las pequeñas empresas como propietarias de los vehículos, lo que dificulta la renovación de los vehículos. 

Por ello, es esencial fortalecer las normas de eficiencia vehicular y de combustibles y diseñar programas de renovación del parque vehicular, incluyendo la reconversión de vehículos, la chatarrización y otros incentivos que permitan atender la informalidad y la falta de recursos de una mayoría de la población tenga acceso a estas tecnologías limpias.

  1. Independencia Energética: Reducir la dependencia de los combustibles fósiles, en particular la importación de diésel y gasolinas de Estados Unidos, que representan dos terceras partes del consumo nacional. Esta dependencia hace al país vulnerable a variaciones en el tipo de cambio y decisiones externas. Además, es necesario abordar el hecho de que los combustibles producidos por Pemex son altamente contaminantes y generan combustóleo con alto contenido de azufre utilizado en la generación de electricidad.

En suma, un plan de electromovilidad para México es urgente y un eje esencial en la transición energética justa.