La microbiota está conformada por colonias de bacterias, virus, hongos, arqueas, protozoos y eucariotas. Foto: Cortesía

Microbiota favorece modulación de la salud

La SoMeMi tiene el objetivo de difundir información científica sobre la microbiota en México, para comprender cómo estos microorganismos contribuyen a preservar una buena salud y cómo pueden influir en algunas enfermedades

La Sociedad Mexicana de Microbiota (SoMeMi) inició sus actividades de manera formal en mayo de 2023, está integrada por una comunidad de especialistas, investigadores, científicos, profesionales de la salud, entre otros, que se dedican a la investigación y difusión científica de información sobre lo que usualmente se conoce como flora intestinal.

En entrevista con Reporte Índigo Energía e Industria, la vicepresidenta de la SoMeMi, la doctora Ana Teresa Abreu, señaló que es importante no llamar flora intestinal a la microbiota, desde 2012 se dejó de utilizar este término después de que se llevó a cabo el estudio MetaHIT en el que se determinó que se debe de hablar de los microorganismos en el contexto de microbiota o microbioma.

La SoMeMi tiene el objetivo de ser un referente sobre microbiota en México y su impacto en la salud, siendo coadyuvante en la educación médica continua, el apoyo a la formación académica y el fomento a la investigación científica.

“Esta sociedad es multidisciplinaria, el objetivo es que el médico aprenda desde distintas perspectivas como mejorar el aspecto correcto de la microbiota intestinal de cada paciente”, compartió la especialista.

¿Qué es la microbiota?

La microbiota está conformada por colonias de bacterias, virus, hongos, arqueas, protozoos y eucariotas que están presentes en el cuerpo humano.

La evidencia científica registra que el cuerpo alberga al menos 100 trillones de células microbianas y un cuatrillón de virus. Estos microorganismos vivos colonizan todas las superficies del cuerpo humano que están expuestas al medio ambiente y la mayoría reside en el tracto intestinal, aunque también se encuentran comunidades microbianas en piel, boca, vía respiratoria o sistema genitourinario, ojos, genitales, por mencionar algunos.

En los últimos años, la investigación sobre la microbiota a nivel global ha crecido considerablemente, reuniendo evidencias del papel tan importante que tienen los microorganismos de nuestro cuerpo en el proceso de salud y enfermedades.

La gastroenteróloga y neurogastroenteróloga explicó que a lo largo de la vida agredimos a nuestra microbiota, los primeros indicios ocurren antes de nacer, si un parto es por cesárea el bebé tendrá una microbiota estéril, en la falta de lactancia materna no se adquieren los pre y probióticos naturales durante el proceso de colonización, además, del uso de antibióticos durante el embarazo o en los primeros años de vida impacta en los microrganismos intestinales.

SoMeMi destaca que tras cuatro décadas de estudio de la microbiota humana, hoy día se reconoce que algunas enfermedades autoinmunes, alérgicas y metabólicas, como hipertensión, diabetes y obesidad, pueden ser resultado de la alteración del equilibrio de la microbiota, este término médico se conoce como “disbiosis microbiana”. De ahí el creciente interés en reunir nueva información para comprender mejor cómo los colonizadores del cuerpo humano contribuyen a preservar una buena salud y cómo pueden influir en algunos procesos de enfermedad.

“Más de 300 enfermedades se explican desde un trasfondo de disbiosis en la microbiota intestinal, desde la fibromialgia, artritis reumatoide, enfermedades degenerativas como Alzheimer, Parkinson, demencia o hasta problemas gastrointestinales como el síndrome de intestino irritable o un cuadro diarreico”, detalló.

Microbiota favorece la modulación de la salud

La doctora Abreu subraya que la presencia de estos microorganismos no está asociados a enfermedades, pues favorece la modulación en la salud para que nuestro cuerpo funcione de manera adecuada. Son responsables de la producción de aminoácidos, vitamina K, B12, ácidos grasos de cadena corta, el 80% de la inmunidad está en el intestino, también el 90% de la serotonina se produce en esta zona.

Los hábitos de alimentación, el entorno en donde se vive y los estilos de vida influyen en la composición y diversidad de la microbiota. Por esta razón, la SoMeMi surge de la necesidad de contar con estudios y datos específicos sobre el comportamiento de la microbiota ante una población mexicana heterogénea, con una variedad importante de enfermedades crónicas y metabólicas.

Ana Teresa Abreu enfatizó que la dieta es la forma principal de modular la microbiota, otras formas de mantenerla sana es el uso de antibióticos no absorbibles, alimentos de bacterias buenas, ingesta de probióticos que son microorganismos vivos específicos que permiten una entidad terapéutica.

La alta ingesta en carbohidratos complejos, grasas polisaturadas, emulsificantes, espesantes, edulcorantes no calóricos impactan negativamente a la microbiota.

“Abrir las puertas a la investigación en México es un gran paso. Aunque la microbiota representa una relación compleja, podemos valernos de prebióticos, probióticos, simbióticos y postbióticos en diferentes escenarios clínicos. No todo es para todo, las aplicaciones son muy puntuales, pero con la ingesta adecuada, se pueden lograr beneficios gastrointestinales, cardio metabólicos o en salud mental, según sea el caso específico en cada persona”.

Dieta balanceada para tener una microbiota sana

Los alimentos fermentados como el yogurt, jocoque, kéfir son productos de bacterias, pero no contienen microorganismos vivos en cantidades específicas que confieren beneficios a la salud, apunta que no es malo consumirlos, pero no ayudan en aspectos específicos de la microbiota.

La doctora recomienda una dieta balanceada que incluya: frutas, verduras, cereales, leguminosas, granos, frutos secos, semillas, una proporción de carnes rojas y blancas.

Para mantener nuestra microbiota sana la experta aconseja evitar el uso de antibióticos, fomentar programas de educación para que las mujeres que vayan a dar a luz tengan un parto natural, promover la lactancia y conocer la evidencia científica.

“La microbiota ha formado parte de la evolución humana desde la época de las cavernas y se puede modular desde la gestación del individuo hasta la senectud. Por ello, debemos ampliar el conocimiento de las cepas bacterianas y sus mecanismos de acción a fin de que estos microorganismos nos ayuden a tener una mejor calidad de vida a nivel inmunológico, endocrinológico o neurológico”, concluyó la Dra. Abreu.

Foto: Cortesía