Chocarán promotores con pagos en efectivo

La contienda por la Alcaldía de Monterrey del próximo domingo 1 de julio no será dominada por el candidato que presente la mejor propuesta de gobierno.

El próximo alcalde de la capital de Nuevo León tampoco será el político más popular, el más perceptivo y el más carismático de Monterrey.

La elección regia se la llevará el que posea la estructura electoral para movilizar más votos y el candidato que el día de la jornada electoral tenga a su disposición más dinero.

Cada promotor priista habría recibido pagos y apoyos de entre 3 mil y 4 mil pesos, lo que supone cerca de 30 millones de pesos...
Hay dos formas de hacerlo: comprando a los operadores priistas, ofreciéndoles dinero para que no operen ese día, o intimidándolos...

La contienda por la Alcaldía de Monterrey del próximo domingo 1 de julio no será dominada por el candidato que presente la mejor propuesta de gobierno.

El próximo alcalde de la capital de Nuevo León tampoco será el político más popular, el más perceptivo y el más carismático de Monterrey.

La elección regia se la llevará el que posea la estructura electoral para movilizar más votos y el candidato que el día de la jornada electoral tenga a su disposición más dinero.

Y es que la elección por la Alcaldía de Monterrey es ante todo el choque de las dos estructuras electorales más poderosas del estado.

La maquinaria panista que llevó en el 2009 a Fernando Larrazabal, hoy financiada desde el Municipio de Monterrey, y que apoya a Margarita Arellanes.

Y la del priista Felipe Enríquez compadre del candidato presidencial Enrique Peña Nieto,  considerado uno de los principales operadores electorales del PRI a nivel nacional.

Están frente a frente las dos estructuras capaces de acarrear el mayor número de votantes, las más organizadas, las más disciplinadas y las más leales.

Pero principalmente  este domingo 1 de julio se confrontarán los proyectos políticos que tienen el mayor número de recursos y que comparten una misma ambición: la gubernatura de Nuevo León dentro de tres años.

El próximo alcalde de Monterrey tendrá que conseguir este domingo al menos 270 mil votos para ganar la elección.

Esto es un 30 por ciento de los 865 mil votos totales que están en disputa y que conforman la lista nominal.

Es la meta a la que aspiran tanto Margarita Arellanes, ex delegada de Sedesol y quien es apoyada por el grupo San Nicolás, como Felipe Enríquez, ex diputado federal del PRI.

No es cualquier cifra. En las últimas cuatro elecciones, sólo Felipe Cantú en el año 2000 y Fernando Larrazabal en el 2009 han cosechado este número de sufragios.

El último alcalde priista que ha tenido Monterrey, Ricardo Canavati, logró 240 mil votos que le permitieron ganar la elección del 2003.

Para esta contienda Enríquez tiene preparada no sólo una estructura electoral, sino varias que operarán el voto a su favor este domingo principalmente en el sector popular de Monterrey.

La estructura priista integrada por los líderes seccionales y de colonos,  le significaría a Enríquez alrededor de 200 mil votos.

Esos son los votos que logró hace tres años Abel Guerra, candidato tricolor que perdió por segunda vez consecutiva la elección por la Alcaldía regia.

Enríquez, por su cuenta, ha conseguido formar una estructura territorial de 9 mil promotores de voto, responsables de los operativos de acarreo y movilización de votantes durante la jornada electoral.

Cada promotor priista habría recibido pagos y apoyos de entre 3 mil y 4 mil pesos, lo que supone cerca de 30 millones de pesos para esta parte de la estructura electoral.

El día de ayer Enríquez fue denunciado por sus contrincantes del PAN, PRD y PT, presuntamente por comprar credenciales de elector para manipular el voto este domingo.

Además, Enríquez tiene a su favor la red electoral “Promueve Monterrey”, que el Secretario de Educación,  el ex rector de la UANL José Antonio González, puso a su disposición y que podría traducirse en 15 mil votos para su proyecto.

Enríquez tiene además un cierto apoyo del Gobierno del Estado.

A pesar de las diferencias que tiene con el gobernador Rodrigo Medina, en los últimos días secretarios del gabinete estatal se han acercado a apoyar la campaña del abanderado priista.
El sábado pasado, en uno de los salones de Convex, se llevó a cabo una reunión de funcionarios públicos estatales para respaldar la campaña de Enríquez.

Estuvieron presentes en este encuentro cerrado a medios secretarios como Juana Aurora Cavazos, José Antonio González y Fernando Gutiérrez, además del subsecretario de gobierno, Felipe Alanís.

Para Enríquez los recursos no deberían ser un problema.

El aspirante priista tiene el apoyo financiero de los actuales gobernadores Roberto Borge de Quintana Roo, Roberto Sandoval de Nayarit y de su comadre, la gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega.

Pero principalmente tiene el respaldo de Peña Nieto, candidato del PRI a la Presidencia de México.

A cada uno de ellos, en sus campañas, Enríquez hizo lo que sabe hacer muy bien: les inyectó recursos, apoyos por los cuales hoy está cobrando esas facturas.

EL PAN BUSCARÁ INHIBIR VOTO DURO

La estrategia que aplicará el PAN este domingo para intentar mantener la Alcaldía de Monterrey será la de inhibir el “voto duro priista”.

En el 2009, con Larrazabal, este operativo les funcionó como la maquinaria de un reloj suizo.
La mitad de las 737 secciones electorales que compren den los 8 distritos de Monterrey se ubican en sectores populares como la Alianza, San Bernabé y Valle Verde.

Estas zonas son históricamente de dominio priista, sin embargo en las últimas elecciones el PAN ha logrado acortar las diferencias principalmente reclutando a los ex líderes del PRI para inhibir la operación priista.

En la elección pasada del 2009, el PAN y el PRI prácticamente igualaron votos en estos sectores ubicados en los distritos electorales 1, 2 y 3 de Monterrey.

En el sector residencial de Monterrey, en la zona de Contry y sur de la ciudad, el PAN sacó 3 veces más de sufragios que el PRI, consumando el triunfo de Larrazabal.

El equipo de campaña de Enríquez espera que el PAN de Monterrey implemente una estrategia para evitar que los miles de promotores de voto priista salgan a las calles el día de la elección.

Hay dos formas de hacerlo: comprando a los operadores priistas, ofreciéndoles dinero para que no operen ese día, o intimidándolos incluso con la fuerza pública.

El PAN tiene su propia estructura electoral, integrada por personal del Municipio de Monterrey y de la delegación de la Sedesol en Nuevo León.

A diferencia de Larrazabal, Margarita Arellanes en esta elección no tendrá en teoría el apoyo del Partido del Trabajo, que encabeza Alberto Anaya, y esos 30 mil votos que Abel Guerra desairó en el 2009.

En esta elección el Partido del Trabajo postuló por primera vez desde hace 10 años un candidato a la Alcaldía, lo que los votos petistas irán a su candidato Hugo Fernández, quien casualmente es el ex presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Larrazabal.

Es el mismo caso del Partido Nueva Alianza, que en la elección de 2009 apoyó a Larrazabal por sus nexos con Reyes Tamez Guerra, hombre cercano a la dirigente del SNTE, Elba Esther Gordillo.

Así que desgraciadamente, es muy posible que esta elección por la Alcaldía de Monterrey sea decidida por dinero y no por los electores que democráticamente acudan a las urnas.

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